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La obra del cardenal Walter Kasper (Sal Terrae) que recomendó el papa Francisco

La obra del cardenal Walter Kasper (Sal Terrae) que recomendó el papa Francisco

Autor: Walter Kasper

Editorial: Sal Terrae

JOSÉ MANUEL LOZANO-GOTOR | Esta obra no ha podido tener mejor padrino: como es sabido, el papa Francisco, en su primer Angelus, hizo referencia a un libro de uno de sus cardenales, un “gran teólogo”, que le había reforzado en su convicción de que la misericordia cambia el mundo y Dios no se cansa de perdonar. Y celebró este oportuno recordatorio de que la misericordia se cuenta entre los más importantes nombres de Dios. Dado lo inusitado de que un papa recomiende públicamente un libro, cabe pensar que el tema de la misericordia constituirá una de las claves del nuevo papado, como ya lo fue de los dos anteriores.

La tesis principal del libro es bien sencilla. La sociedad y la Iglesia actuales precisan que vuelva a hablarse de Dios. Pero si se quiere que el protagonista sea el Dios de Jesucristo, no un Dios abstracto, es necesario poner en el centro la misericordia divina, el ilimitado amor de Dios por sus criaturas; un amor que, sin embargo, antes que estar reñido con la justicia divina, es su máxima realización.

La misericordia tiene que ser entonces norma y medida de la doctrina teológica sobre Dios, así como de la vida de la Iglesia (liturgia, espiritualidad, estructuras, pastoral, etc.) y de su doctrina y acción social. Todo esto, que parece casi obvio, ha sido olvidado con demasiada facilidad en la historia reciente de la Iglesia y la teología.

Aquí vamos a fijarnos solo en una reflexión de Kasper que, sin duda, generará un interesante debate. Retomando una conocida propuesta de Juan Pablo II y Benedicto XVI, el cardenal alemán aboga por impulsar una civilización del amor, en la que las relaciones sociales no estén signadas solo por la justicia, sino sobre todo por la misericordia.

El contrato social vigente hoy tiene uno de sus pilares en la idea de justicia, pero esta resulta en exceso formalista; solo la misericordia es capaz de insuflar vida verdadera y calor humano a las estructuras que intentan plasmar ese ordo iustitiae. La actual crisis económica, que ha revelado los límites del Estado del bienestar, obliga a renovar –sin renunciar a sus principios– la doctrina católica sobre el Estado social de derecho, aceptando la necesidad de una reducción de la intervención estatal en beneficio de una más pujante sociedad civil. Lo positivo de ello sería que la misericordia podría ganar así en protagonismo.

Este análisis suscita dos serios interrogantes. Como punto de partida de sus consideraciones, Kasper acentúa la crisis de la deuda pública europea y apenas menciona que esta fue consecuencia del intento de contener la crisis financiera desencadenada por las hipotecas basura. Obviar esto (como hoy es frecuente en Alemania) equivale a una lectura parcial de la realidad.
El segundo interrogante afecta a la relación entre justicia y misericordia como principios rectores de la vida social. La misericordia, se nos dice, incluye en sí la justicia y la desborda. ¿Qué significa eso en sociedades tan plurales y con tantas desigualdades económicas y sociales como las nuestras? A fin de no reincidir en viejos paternalismos, parece ineludible especificar criterios objetivos para dirigir y evaluar la praxis de la misericordia.

Señalar, por último, que este libro, lejos de ser un tratado teórico, se esfuerza por presentar a los ojos del lector una misericordia encarnada, vivida, practicada. Es verdad que ofrece un magnífico estudio sobre la imagen bíblica de la misericordia, así como una penetrante síntesis de la reflexión filosófica y teológica más actual sobre el tema.

Pero también alcanza momentos de gran hondura espiritual: por ejemplo, cuando propone a algunos santos como modelos de la misericordia cristiana o cuando, en el último capítulo, ensalza a María como arquetipo de la misericordia, extraordinario colofón para un libro palpitante de vida.

2012

Ciudad: Santander

Páginas: 248

En el nº 2.849 de Vida Nueva

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