AGENDA ACTUALIDAD DIOCESANA

05/03/2025

Pastoral Juvenil celebra su “Oasis” en Valladolid con 18 jóvenes

El retiro que organizan cada año ha tenido lugar en la casa de los Maristas del 28 de febrero al 2 de marzo, bajo el lema: “Tres razones para la esperanza: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”

 

La Delegación de Pastoral Juvenil de nuestra diócesis volvió a organizar un retiro para los jóvenes. Este “Oasis”, como nos gusta llamarlo (porque es como pararse y beber agua en medio del desierto), era el noveno que se organizaba desde que en el año 2016 comenzara el primero. Este Oasis ha contado con la participación de 18 jóvenes y 3 adultos acompañantes, que nos hemos reunido todo el fin de semana en la casa de los Maristas de Valladolid, bajo el lema “Tres razones para la esperanza: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”.

Allí, nos hemos puesto delante del Señor con el corazón y las manos abiertas. Tiempos de silencio y oración personal, compartir en grupo, celebración de la fe, y el domingo la eucaristía y el envío. Tiempo para llorar y reír a carcajada, para callar, para cantar y para escuchar, para hablar, para soñar, desear y….decidir. Tiempo para dar gracias, pedir perdón o rezar por otros. Tiempo para aprender, descubrir y recordar. Sí, el Señor ha estado grande, porque siempre lo está cuando le dejamos. Ahora, enviados por el Espíritu Santo a la vida de cada día, seguimos abriendo el corazón y las manos. Y todavía resuena la pregunta final del Oasis: “Señor, ¿qué quieres que haga por ti?”

Buenas a todos, hoy vengo a dar testimonio acerca de lo que ha significado esta experiencia de Oasis para mí. Llegué un poco disperso en la cotidianidad del día a día recién terminados los exámenes. Dispuesto a dejarme sorprender y buscando una conexión más directa con Dios, necesitaba sentir la fuerza del Espíritu para poder seguir reafirmando mi fe y también tener esos momentos de inquietud que podía despertarme la palabra de Dios.

Ha sido un tiempo en el que hemos tenido momentos para todo hemos leído, reflexionado y vivido la palabra este último verbo es el que más puedo enfatizar ya que he podido llevar a mi vida la palabra y encontrar respuestas a mis inquietudes. Hemos visto el papel de muchas personas pero tres
fundamentales que son motivo para la esperanza, el padre el primer día, en la figura del padre bueno un padre misericordioso que nunca se cansa de amar.

El segundo día, el hijo, ahí hemos podido acabar llegando a la conclusión de que la fe es nuestra mejor medicina y Jesús es el mejor recurso ante las dificultades de nuestra vida o, en las bodas de Caná, una de las vías mediante las que los discípulos pudieron reafirmar su fe al verle obrando su primer
milagro. El último día, el Espíritu Santo la última oración personal poniendo en valor los carismas que nos otorgó el espíritu a cada uno de nosotros y a nuestros compañeros de experiencia todos aquellos que nos identifican como personas, como grupo y nos hacen especiales. Para mí es importante destacar el papel de todos y cada uno de los participantes y poner en valor la escucha, la cercanía, la alegría, el cariño y la fuerza que transmiten me he sentido cuidado acompañado y querido tanto por ellos como por Dios. Y, para terminar, puedo decir que el Señor ha encontrado todo aquello que buscaba y he terminado esta experiencia con una sensación de paz inmensa.

 

Mi nombre es Irina Muñoz y pertenezco a la parroquia de Villamayor. Durante este fin de semana he vivido mi primer Oasis. Me apunté a este retiro sin saber quién iba a ir, un poco a ciegas, para vivir la experiencia y poder profundizar más en mi fe. Ya conocía este retiro porque se realizó el año pasado.

Desde el primer día, me he sentido muy acogida e integrada en el grupo, los primeros momentos, al no conocer a las personas, ha sido más difícil, pero poco a poco fue mejorando. A lo largo de todo el Oasis hemos tenido tiempo de todo, de oración personal sobre distintas temáticas, compartir en pequeño y gran grupo, celebraciones, música, eucaristía, juegos…

En las oraciones personales teníamos una lectura de referencia con una serie de preguntas guía para poder reflexionar, han sido momentos de reflexión y para plasmar en el cuaderno todo lo que se te venía a la cabeza, sentimientos, personas, momentos…. Después, en pequeños grupos, compartíamos experiencias personales, momento muy enriquecedor, donde conocías más a los compañeros, escuchabas, te ponías en su lugar….

También,  hemos tenido celebraciones en las que hemos podido conocernos más a nosotros mismos estando más cerca de Jesús, se ha expuesto el Santísimo, un momento muy emotivo y gratificante. Para mí, este Oasis, ha tenido momentos enriquecedores para profundizar más mi fe y dedicar tiempo a rezar, hablar con Jesús sobre mis fortalezas y debilidades para que me ayude en mi día a día. Compartir vida con personas que comparten tu misma fe, y que te escuchan sin juzgar, siempre ayudándote y apoyándote. Una pausa y desconexión de la rutina para conectar más con Jesús y crecer personalmente.

Una de las celebraciones que más me lleno fue en la que tuvimos que dibujar en un lienzo nuestro corazón tal y como nosotros mismos lo veíamos, momento difícil, pero muy emotivo. Ha sido una experiencia muy gratificante e intensa a la vez, conectando con Jesús de una manera difícil de explicar, TIENES QUE VIVIRLO PARA PODER SENTIRLO. Una cosa es vivirlo y otra que te lo cuenten.

El Oasis ha sido para mi un parón en medio de la rutina diaria, un espacio donde encontrar paz y conexión. Cuando te unes a la aventura no sabes qué esperar, pero pronto te das cuenta de que es una experiencia que te invita a detenerte y reflexionar.

Me ha ayudado a redescubrirme a mí misma, a comprender mejor mis emociones y pensamientos. No se trata solo de un momento de descanso, sino de un tiempo constante oración y crecimiento personal, donde me he sentido acompañada por Dios.

Esta experiencia me ha ofrecido una perspectiva diferente para las dificultades que se plantean en el día a día y herramientas para enfrentar mis miedos de una manera más tranquila. Ha sido una forma de aprender a vivir de manera más consciente, prestando atención al presente, sin pensar en el pasado o en el futuro.

Además, me ha ayudado a fortalecer tanto mi fe como mi vínculo con los demás. Es un recordatorio de que el verdadero bienestar no depende solo de las circunstancias externas, sino de la manera en que elijo manejar lo que sucede en mi interior. Podría decir que el Oasis ha sido un punto de inflexión para encontrar un equilibrio más sano en mi vida.

¿Te gustó este artículo? Compártelo
IR A ACTUALIDAD DIOCESANA
.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. ACEPTAR

Aviso de cookies