28/11/2025
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
La Diócesis de Salamanca celebrará el domingo, 14 de diciembre, el Jubileo de las Personas con Discapacidad, una cita que se enmarca en el Año Santo 2025, convocado por el papa Francisco ya a punto de concluir.
Con motivo de esta celebración, el obispo, Mons. José Luis Retana, ha invitado a participar no solo a las personas con discapacidad, sino también a quienes las acompañan en su día a día: sus familias, a las asociaciones y profesionales, al voluntariado y a las comunidades cristianas, para vivir juntos esta jornada que quiere hacer visible, como él mismo señala, que las personas con alguna discapacidad ocupan un lugar central en la vida de la Iglesia, y que este Jubileo es una oportunidad para “celebrar juntos la fe que nos sostiene y la esperanza que nos impulsa”.
El Jubileo de las Personas con Discapacidad se iniciará con una peregrinación desde la iglesia de San Sebastián (en la Plaza de Anaya), a las 11:45 horas, hacia la Catedral Vieja, donde se celebrará la eucaristía jubilar a las 12:00 horas, presidida por el obispo de Salamanca, Mons. José Luis Retana.
La misa será inclusiva, ya que contará con intérprete de lengua de signos, para favorecer la participación de las personas sordas. Además, el acceso al templo se realizará por la Puerta de Santa Lucía, que dispone de rampa adaptada para facilitar la entrada de personas con movilidad reducida.
En su carta, el obispo dirige palabras de cercanía y reconocimiento a quienes están invitados a participar en esta jornada jubilar. “Sois maestros de paciencia, de resiliencia, de esa alegría que nace sin estridencias, como una brasa que calienta incluso cuando no se ve”, afirma Mons. Retana.
El prelado agradece la aportación que tantas personas hacen a la comunidad cristiana a través de su modo de vivir, de acompañar y de sostenerse mutuamente, sin idealizar las dificultades, pero reconociendo la luz que tantas veces aportan a quienes caminan con ellas.
E insiste en que esta misa jubilar quiere ser un gesto de comunión en el que “celebremos juntos la fe que nos sostiene y la esperanza que nos impulsa”. Y desea que sea “un signo de esa esperanza que no defrauda, una fiesta de la inclusión y la fe compartida“.
Además, explica que la presencia de las personas con discapacidad “no es un límite, sino un lenguaje”, un lenguaje que “nos enseña que la vida no se mide por la eficacia, sino por la hondura; que la fragilidad no es un estorbo, sino un don; que la vulnerabilidad, cuando se acoge, se convierte en un sacramento silencioso de la ternura de Dios; y que la sociedad crece cuanto todos caben y todos cuentan“.
El obispo concluye su carta expresando su deseo de que este Jubileo sea para cada persona “el abrazo de Dios”, un espacio donde sentirse recibida y valorada: “Venid con vuestra historia, con vuestras búsquedas, limitaciones y talentos. Venid como sois”.
Y dirige un mensaje también a quienes las acompañan: “Os espero también a las familias que viví esta realidad, y a los equipos profesionales, personas voluntarias, amigas y amigos con gran compromiso y vocación, dedicáis vida y tiempo”.
Finalmente, recuerda que “la Iglesia os espera con los brazos abiertos, porque vosotros sois parte esencial de su corazón”.