ACTUALIDAD DIOCESANA

08/10/2021

150 años tras las huellas de la Madre Cándida

Las Hijas de Jesús, que se fundaron en Salamanca el 8 de diciembre de 1871, recuerdan los primeros pasos de su congregación y su carisma, de la mano de dos hermanas, Inés Cruz y Ester Sanz

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN

“Sola nada, pero con Dios lo puedo todo“. La Madre Cándida, fundadora de las Hijas de Jesús en Salamanca, siempre tuvo en mente esta frase cuando puso en marcha la congregación hace ya 150 años. En la actualidad, sus hermanas siguen sus huellas y su carisma, con unas 600 en 19 países del mundo, 300 en España y 50 en la capital salmantina.

El próximo 8 de diciembre se clausurará el Año Jubilar de las Jesuitinas que conmemora el 150 aniversario de su fundación, que tuvo lugar en 1871. Como se detalla en la biografía de la Madre Cándida, llegó a Salamanca junto a tres compañeras y el padre Herranz, desde Valladolid. “Solo teníamos 500 pesetas e hicimos el viaje en carro y hubo que rodear por Zamora y hasta hacer un alto en el camino”, relata en el libro “Donde Dios te llame”.

Su primera parada, tras atravesar la Plaza Mayor, fue la iglesia de la Clerecía, “donde dar gracias a Dios era obligado”, afirmaba. Su primera morada en Salamanca fue la Casa de San José, en la calle de Gibraltar, hoy sede del Archivo de la Guerra Civil, y que para siempre será la cuna de la Congregación, como ellas mismas confirman. Allí, nada más entrar, besó el suelo y las paredes desnudas, “de aquella cuna de piedra para un nacimiento que estaba a punto de llegar”. Y exclamó: “¡Aquí mi paz, aquí mi descanso para siempre!”.

Primeras constituciones

Colegio La Inmaculada, en la calle Toro. Foto: Gombau.

La Casa de San José estaba cerca del Palacio episcopal, con fray Joaquín Lluch y Garriga como obispo por aquel entonces. Las hermanas fundadoras fueron un total de seis, como también describe en la biografía. Ese mismo 8 de diciembre de 1871, el padre Herranz impuso a las hermanas un escapulario interior de lana blanca con un JHS bordado en seda azul. Fue ese día cuando la fundadora dejó atrás el nombre de su niñez para llamarse Cándida María de Jesús. Las primeras constituciones y reglas de la congregación fueron aprobadas el 3 de abril de 1872.

Habitación del antiguo Colegio La Inmaculada. Foto Amalio Gombau. Salamanca

Cuando crece la comunidad se trasladan a la Casa de la Concordia, en la calle de San Pablo, donde la Madre Cándida cita en su biografía la frase que se puede leer en el arco de la entrada: “Ira odium generat. Concordia nutrit amorem”. Y en esa casa hicieron los primeros votos, en ese momento, con cinco profesas y catorce novicias.

Su primer colegio en Salamanca se abrió el 1 de enero de 1874, en la Casa de la Concordia, pero como se les quedó pequeño y no reunía las condiciones necesarias, en 1877 se trasladaron al colegio grande de la calle Zamora, al antiguo palacio de Montellano.

Noviciado en los Mostenses

Novicias en el claustro de la casa de los Mostenses.

Otro paso más de la congregación fue trasladar el noviciado a la casa de los Mostenses, junto al río Tormes, en el antiguo convento de los monjes premonstratenses. Inés Cruz es una de las Hijas de Jesús de la comunidad actual de Salamanca, y recordando las huellas de la Madre Cándida, confirma que, por esos claustros, “han pasado centenares de Hijas de Jesús, haciendo su noviciado y su postulantado”. Y como también recuerda, en esa casa vivió la Madre Cándida gran parte de su vida, y por allí pasaron las primeras fundaciones, y la primera expedición a Brasil, hasta su muerte el 9 de agosto de 1912, en Montellano, donde subió cuatro días antes para celebrar el santo de la superiora y sufrió una hemiplejia.

Inés Cruz en la capilla de la iglesia de las Jesuitinas, en la Avda. de los Reyes de España, donde se encuentra el sepulcro de la Madre Cándida.

Cruz relata la vida de la fundadora de las Jesuitinas junto a la urna con sus restos, debajo del altar de la capilla ubicada junto a la casa de la comunidad y el colegio. “Este año celebramos los 150 años de la fundación, un 8 de diciembre de 1871, la madre Cándida llegó a Salamanca y fundó esta congregación para la educación de la niñez y de la juventud”, subraya. De ella destaca que fue una persona con muy pocos recursos humanos, “pero con una gran confianza en Dios y apoyada en él supo construir esta obra, en la que seguimos compartiendo carisma y recorriendo este camino muchas Hijas de Jesús y muchos laicos que forman la gran familia de la Madre Cándida”.

Esta Hija de Jesús insiste en que el inicio de la fundación no fue sencillo, “por la falta de recursos humanos y económicos que se hicieron sentir, pero la confianza en Dios era más fuerte en ella que todas sus dificultades”.

Un halo de santidad

Las Hijas de Jesús celebran el 17 de octubre el aniversario de la canonización de la Madre Cándida.

Desde la muerte de la Madre Cándida, como apunta Inés Cruz, siempre existía “un halo de santidad, porque la consideraban santa”, y se inició su proceso de beatificación, que se logró en 1966 de la mano del Papa Juan Pablo II en Roma. Ese mismo día fue beatificada otra Hija de Jesús, Antonia Bandrés y Elósegui, que está enterrada en el claustro de los Mostenses. Y en octubre de 2010, la Madre Cándida también fue canonizada.

Novicias. Foto Candido Ansede

De su obra educativa, Cruz subraya la dimensión social de la fundadora, y la creación del formato de enseñanza para las “dominicales”, dirigido a las chicas de servicio que no podían acudir a la escuela porque estaban trabajando durante la semana, “y las tardes de los domingos, las hermanas y la Madre Cándida las enseñaban a leer y a escribir”. Y esa misma línea siguió la congregación en otras partes del mundo, como en China, con la puesta en marcha de la escuela de obras.

Patio del colegio Sagrado Corazón, de la Fudnación Educativa Jesuitinas

En Salamanca, las Hijas de Jesús también están presentes en su residencia para hermanas mayores, junto a los Mostenses, la residencia universitaria de Montellano, con 97 jóvenes, y el colegio, que pertenece a la Fundación Educativa Jesuitinas, con 700 alumnos. Asimismo, cuentan con una sede en el barrio de Garrido, “de hermanas que colaboran en la parroquia de San Mateo”.

El nacimiento de una vocación

Ester Sanz es juniora de Hija de Jesús, destinada en Salamanca en la comunidad de Montellano. Ella es médico de Familia, natural de Lleida, y conoció a la congregación en una asamblea diocesana, “vi mujeres normales, felices, contentas, formadas…, y para mí, que no tenía experiencia de contacto con la vida religiosa, me sorprendió mucho”. Según relata, esas Hijas de Jesús trabajaban con inmigrantes, “todo eso me rompió un poco los esquemas y me gustó mucho”.

Ella decidió unirse a la congregación y confiesa que se fue enamorando del carisma de las Hijas de Jesús: “su universalismo, porque estamos en cualquier sitio y con cualquier tipo de persona; y la fraternidad, porque te sientes en familia”. Además, resalta la importancia que tiene Jesús en la vida de las Jesuitinas, “aunque el nombre ya lo dice, pero es muy real: que somos Iglesia, y somos congregación, pero nuestra raíz es Jesús, y si esto lo difuminamos se nos va”.

Ester Sanz también cree que es muy importante el tema de la filiación, “quizá nuestro nombre, Hija de Jesús, queda muy vinculado a la fraternidad, porque somos hermanas de todo el mundo, porque somos hijas desde la humildad, la pobreza, somos pequeñas, somos pobres…, y tener el mismo Padre hace que te puedas sentir hermana”.

Vinculadas a María

Por último, reconoce que las Hijas de Jesús también están muy vinculadas a María, “sobre todo a la advocación de María Inmaculada, porque así lo sintió la Madre Cándida desde el principio, y la veía siempre como una guía, como una ayudadora, como una presencia cercana, de madre y también de compañera de adversidad y estrella de nuestros caminos”. Esta Hija de Jesús menciona una frase de la fundadora, que decía que María “es estrella de nuestros caminos, la que nos guía e ilumina en la noche”.

La clausura del año jubilar tendrá lugar el próximo 8 de diciembre con una eucaristía en la iglesia de la Clerecía a las 10:30 horas.

 

 

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