AGENDA ACTUALIDAD DIOCESANA

02/12/2025

Agentes de pastoral de la salud de la región reflexionan sobre el cuidado integral en tiempos de fragilidad

Una jornada con presencia salmantina que llamó a renovar el estilo samaritano de la Iglesia ante los cambios culturales y las nuevas formas de sufrimiento humano

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN

“Entre la fragilidad y la esperanza. Ser Iglesia samaritana hoy: cuidar en tiempos inciertos”, fue el tema de la primera jornada formativa de este curso organizada por el Secretariado Interdiocesano de Pastoral de la Salud de Iglesia en Castilla-Duero. El encuentro reunió el pasado viernes, 28 de noviembre, en Valladolid, a 56 delegados, directores y agentes de Pastoral de la Salud de las nueve diócesis de la región, para reflexionar sobre los desafíos que plantea el acompañamiento pastoral ante los cambios culturales y las nuevas modalidades de sufrimiento presentes en nuestra sociedad.

La Diócesis de Salamanca estuvo representada por la delegada episcopal para una Iglesia Samaritana y de la Caridad, Mercedes Bayo, sscc.,  el director del Secretariado diocesano de Pastoral de la Salud, Fernando García, y Marta Malillos, del Servicio de Atención Religiosa del Hospital, quienes participaron activamente en la jornada que tuvo lugar en el convento de los Agustinos Filipinos.

Marta Malillos y Mercedes Marcos durante el encuentro formativo

La formación fue impartida por el psicólogo clínico Dr. Mario Piera Gomar, que ofreció una lectura humanista e integradora de la realidad del sufrimiento, marcada hoy por profundas transformaciones culturales, psicológicas y relacionales. Su intervención ayudó a los participantes a reconocer cómo estos cambios inciden en la manera en que las personas afrontan la enfermedad, la soledad y la vulnerabilidad.

Para Mercedes Bayo, “dedicar tiempo de calidad a la formación cuanto tenemos la tarea  y la responsabilidad de cuidar y acompañar en la fe a personas en situación vitalmente complicada es de agradecer”. Afirmó que encuentros como este “nos impulsan a cuidarnos personalmente y a potenciar nuestra vocación de servir pastoralmente, renovando gestos, palabras, lenguaje y maneras de acercarnos a las personas con más convicción de que amamos al Señor allí donde Él está más desfigurado, más abandonado y solo”.

Renovación de los valores evangélicos

En relación con la misión de la Pastoral de la Salud, señala que es necesario hacer camino de renovación de los valores evangélicos aprendiendo del estilo de Jesús de Nazaret:  “se acercaba con respeto, sensibilidad, acogiendo la individualidad de cada uno sin invadir, escuchar humildemente, compartiendo interrogantes o con nuestra propuesta silenciosa”.

Bayo recuerda que, aunque a menudo la sociedad valora los avances científicos, a menudo descuida el cuidado emocional y espiritual y la reflexión sobre la vida y la muerte. Por ello, insiste en que el cuidado “es el núcleo del mensaje de Cristo, Cristo sanador y restaurador de dignidad“, y considera que los agentes de pastoral de la salud – en las parroquias, residencias, hospitales,…”- pueden ofrecer con testimonio y  experiencia personal, con escucha activa, con nuestra presencia compasiva, “una espiritualidad del cuidado y un lenguaje renovado que permita recuperar un marco colectivo, comunitario y trascendente que dote de significado la finitud”.  Una Pastoral de la Salud que pueda ofrecer “anclaje humano y espiritual en un mar de incertidumbre como es la ancianidad o la muerte”.

“La pastoral de la salud debe ser el brazo de la misericordia”

El coordinador del Secretariado Interdiocesano, P. Carlos Norberto Gómez, señaló la necesidad de renovar la mirada pastoral.  Explicó que durante siglos la Pastoral de la Salud se centró en la atención sacramental, “que sigue siendo esencial”,  pero como advirtió que  “nos estamos encontrando ante un cambio cultural muy fuerte en el que la comunidad, la fe, ya no tienen ese sentido de trascendencia que tenían habitualmente”.

La jornada fue impartida por el Dr. Mario Piera Gomar

Este responsable afirmó que hoy acompañan a “una nueva generación de familias, que se encuentran ante circunstancias de sufrimiento que no soportan, de fragilidad sobre las que no se hacen responsables, de indiferencia, porque todo lo que suene a dolor, sufrimiento, desgaste, ya no tiene espacio dentro de la vida ordinaria”.

Asimismo, recordó que el cambio de época exige una formación más profunda y humanizadora: “Ya no basta la buena voluntad. Necesitamos comprender las nuevas realidades humanas para acompañar con misericordia”.

Carlos N. Gómez describió situaciones cada vez más frecuentes de soledad, abandono y fragilidad relacional, que interpelan directamente a la misión de la Iglesia: “Vemos ancianos abandonados en residencias, enfermos solos en los hospitales, personas con adicciones sin apoyo, mujeres y hombres en situación de prostitución o sin hogar refugiados en los albergues porque nadie les quiere prestar atención,….”. Ante esta realidad, subrayó que, junto a Cáritas, la Pastoral de la Salud está llamada a ser “el brazo de la misericordia”.  

Carlos Norberto Gómez, del coordinador del Secretariado Interdiocesano de Pastoral de la Salud de Iglesia en Castilla-Duero

En su opinión, esta pastoral debe “ofrecer una cercanía espiritual, materna y paterna, afectiva, emocional, que acerque el Evangelio de Jesucristo desde la acogida y el encuentro”.

Carlos Norberto adelantó que esta primera jornada tendrá continuidad en una segunda sesión, de carácter práctico, que permitirá a las diócesis aplicar en sus realidades concretas los contenidos y herramientas ofrecidos.

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