ACTUALIDAD DIOCESANA

14/05/2022

Ante la canonización de Charles de Foucauld

El papa Francisco canoniza este domingo, 15 de mayo, V Domingo de Pascua, al beato Charles de Foucauld, conocido como “el apóstol de los tuaregs”, un testigo ejemplar del Evangelio para nosotros. Así lo recuerdan en este artículo desde la parroquia Santísima Trinidad-Sagrada Familia de Salamanca.

 

Este 15 de mayo de 2022, el papa Francisco canoniza a Charles de Foucauld (1858, Estrasburgo/Francia – 1916, Tamanrasset/Argelia). Basta a penas evocar su nombre para desencadenar una especie de fascinación siempre nueva por la vida contemplativa y por la misión cristiana a partir de la presencia silenciosa de servicio. Ya el padre Congar dijo de él que, junto con Teresa de Lisieux, fueron dos faros de luz que alumbraron el comienzo del siglo XX en la Iglesia. Y sin embargo, nada durante su vida hacía presagiar el éxito “estrepitoso” que habría de convertirlo en una de las figuras más representativas de la espiritualidad cristiana de ese siglo.

Su vida espiritual se desarrolló en varias etapas que vivió, sin embargo, como “en fuera de juego” de las instituciones eclesiásticas tradicionales. Entra en la Trapa, al principio de su conversión después de un trayecto vital convulso y placentero, para santificarse observando la regla del Cister. Pero pronto la abandona para explorar nuevos caminos. Deja la dignidad del estado monástico para ir a servir de criado en un convento de clarisas en Nazaret; se traslada luego a Beni Abbès (Argelia) para dar testimonio de Cristo entre los musulmanes; y se retira,  por último, a Tamanrasset, en el centro del Sáhara, para compartir la vida de los pobrísimos Tuareg y llegar a convertirse en uno de ellos.

Monje sin convento, sacerdote sin comunidad, misionero sin apoyo del soldado o del comerciante, Charles, “hermano universal”, parece haber tenido el don de crear formas atípicas de vida cristiana, que se apartan de las formas homologadas de su tiempo. Y es precisamente esa creatividad la que fascina a los creyentes de este siglo. En la vida de Carlos de Foucauld su fidelidad demostró que la estabilidad no es contraria a la novedad y a la creatividad.

Al abate Huvelin, que fue luego hasta el final su padre espiritual, le oyó decir que “Jesucristo ocupó el último lugar que ya nadie le podía arrebatar”; y esa frase fue el cometa tras el cual se desarrolló toda su vida. Desde aquel momento no tendrá más preocupación que la de buscar el último lugar entre los hombres de su tiempo. Buscar el último lugar y compartirlo con Cristo para ser totalmente de Dios, ésta es la idea que unifica su existencia. Y la imagen dominante en el mundo espiritual de Charles fue la de Jesús, carpintero de Nazaret. Otros se han sentido atraídos por Jesús maestro y profeta del Reino, o terapeuta benéfico, o varón de dolores. Carlos de Foucauld prefirió ver al Jesús salvador del mundo como oculto carpintero de una remota aldea de la despreciada Galilea. Su camino sencillamente se define como un seguimiento del Jesús escondido en Nazaret. Pero con el convencimiento, eso sí, de que el esfuerzo del creyente por asemejarse a su Maestro se desarrolla en el terreno de la gracia y no en el del empeño voluntarista.

Charles de Foucauld, finalmente, murió también de una forma sorprendentemente parecida a la de Cristo. Traicionado por uno de los suyos, sufrió una muerte violenta a manos de unos rebeldes. Él mismo había deseado el martirio como la mejor manera de consumar la semejanza más alta con su Señor. Y así ocurrió.

El carisma de Charles de Foucauld parece ser el de recordarnos a todos los que recorremos este comienzo del Tercer Milenio, que la imitación de Jesucristo sigue siendo una constante en la vida de los discípulos misioneros. Y es que es realmente necesario, que en cada época surjan hombres y mujeres que se atrevan a vivir más intensamente según la forma de vida evangélica, para recordarnos a todos cuál es el núcleo esencial de nuestra vida cristiana. Por eso la canonización de este santo, hoy, V domingo de Pascua, es una auténtica Gracia.

Parroquia Santísima Trinidad – Sagrada Familia. Unidad Pastoral: Arrabal, Zurguén, Aldeatejada, Doñinos

 

Escucha la oración: Padre, me pongo en tus manos de Charles de Foucauld

 

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Oración: "Padre, me pongo en tus manos"

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