ACTUALIDAD DIOCESANA

10/05/2024

Bodas de oro sacerdotales. Jesús Terradillos: “Doy gracias a Cristo Jesús porque se fio de mí”

Desde que este sacerdote diocesano se ordenó, en 1974, siempre tiene presente esta frase de San Pablo en la carta a Timoteo, que le ha impulsado en todas sus tareas pastorales o cargos de responsabilidad, como delegado de Liturgia y Obras, entre otras áreas

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN

Jesús Terradillos procede de una familia humilde de labradores del Campo de Peñaranda. Era el quinto hijo y el más pequeño, con cuatro hermanas mayores. El sacerdote de su pueblo, Lázaro Mangas, tenía inquietud por las vocaciones, y enviaba a los jóvenes del pueblo al seminario. En su vocación, el maestro, Pedro Nieto, también jugó un papel importante, ya que fue hablar con su familia junto al párroco para que iniciara su formación en el seminario. “Mi padre se resistía porque era necesario mi trabajo en el campo, y mis hermanas mayores no era fácil que asumieran esa tarea”, recuerda este presbítero, que este año celebra sus bodas de oro sacerdotales.

Sus padres y su hermana.

Gracias al empeño de su madre, Jesús Terradillos ingresó en el seminario de Linares de Riofrío en 1958, donde según destaca, “era buen estudiante y tuve buenas notas”, y tras cinco años allí, llegó a Calatrava en 1963. “En aquel momento, el seminario contaba con 200 seminaristas, y los teólogos eran la mayor parte, y los filósofos nos dividían, éramos menos”. Comenzó los estudios de Filosofía en la Universidad Pontificia en 1963, “y en 1968 se originó aquella especie de revolución, donde entraron profesores nuevos, como Olegario González de Cardenal, que también fue secretario de la Conferencia Episcopal, y todos hicieron una gran labor en la formación y educación de los futuros sacerdotes”.

Tras su ordenación diaconal.

El 25 de junio de 1974 se ordenó como diácono en la capilla mayor de la Casa de la Iglesia, y el 19 de octubre de ese mismo año, de sacerdote. En su etapa de diácono, colaboró en los inicios de la parroquia de San Mateo, cuando estaba en un sótano, “y allí celebré mi primera misa, y al día siguiente de ordenarme, bauticé a ocho niños”. Terradillos fue testigo de la construcción del actual templo, y en verano, “nos íbamos de campamento con un gran grupo de niños y jóvenes”.

Su primer destino pastoral

Tras esta etapa, el obispo, Mons. Mauro Rubio, le pidió que adelantara su ordenación sacerdotal y le dio su primer destino pastoral: San Martín del Castañar y Casas del Conde. “Fue el estreno, y llegué con ilusión, con ganas, a un pueblo que además tenía bastantes sacerdotes y religiosos”, detalla. Una de las tareas de las que está más orgulloso fue la recuperación del templo, “que estaba en una situación penosa”. Este sacerdote cree que allí fue el germen de su inquietud por la conservación del patrimonio, que más tarde formaría parte de su tarea durante 16 años como delegado de Obras.

Su ordenación sacerdotal.

En la Sierra estuvo ocho años, con un pequeño receso cuando su madre enfermó y más tarde falleció, con 66 años. “Nos dejó en un momento en el que estaba en plenitud”, lamenta. Jesús también recuerda con exactitud la fecha en la que fue nombrado párroco de El Encinar y Los Cisnes, “el día que el papa Juan Pablo II vino a Alba de Tormes”. Y ese nuevo destino también llegó con mucha ilusión, como él mismo relata: “Era una urbanización muy numerosa en aquel momento, y teníamos muchos niños, más de 150 en catequesis”. Durante un año también fue responsable de la parroquia de Calvarrasa de Arriba. Pero allí tan solo estuvo tres años porque el obispo le encargó otra tarea en la ciudad, que era ser vicario en San Marcos. “Allí me dediqué en cuerpo y alma a la tarea pastoral”, insiste. Asimismo, también fue encargado de Calvarrasa de Arriba.

Unos años más tarde, en 1993, Jesús Terradillos afrontó una nueva responsabilidad como delegado de Liturgia, “gracias a esta tarea descubrí la importancia trascendental que tiene en nuestro evangelizar y en nuestra tarea”, y lo hizo durante 17 años. Este cargo lo llegó a compatibilizar también con el de delegado de Obras, desde 1996 y hasta 2012. Esos años como responsable del patrimonio fueron intensos, como él mismo admite, “la situación de nuestros templos, casas parroquiales e incluso, el edificio de Calatrava, necesitaban una manita, y el trabajo fue serio, pero muy gratificante”.

Otra gran parte de su vida como sacerdote también ha estado vinculado a la Catedral, como canónigo, desde 1999, y como deán, en 2014. “El obispo me encargó esta tarea pensando sobre todo en el Jubileo del 2000, y se ha mantenido durante los últimos 24 años”, subraya. De esas décadas recuerda de forma especial a algunos compañeros, a los más mayores, que incluso fueron profesores suyos en la Universidad.

Sus tareas actuales

Cuando realizaba ambas tareas también le fue encomendada la labor de secretario general, cargo que todavía ostenta en las oficinas de la Casa de la Iglesia. Y desde el 2000, también es párroco en Aldeaseca de la Armuña. Y ahora que celebra sus 50 años de sacerdocio, Jesús Terradillos admite que se le ha pasado muy rápido, y relata que ha tenido siempre presente aquello que decía San Pablo en la carta a Timoteo: “Doy gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor, que me hizo capaz, se fio de mí y me confió este ministerio”.

Su madre junto a una de sus hermanas.

En todo ese camino, Jesús se sienta agradecido especialmente con su familia, en primer lugar, con su madre, “que estuvo conmigo todo el tiempo, hasta que murió, siguiendo paso a paso ese comienzo, y animándome en todos los momentos difíciles”. También recuerda a su padre, que aunque en un primer momento fue reacio respecto a su vocación, “siempre se mostraba orgulloso de mí y me estimulaba”. Este sacerdote diocesano también menciona a sus cuatro hermanas, y de forma especial, a la pequeña, “que están siendo mi apoyo en el día a día y ante una salud frágil“.

Asimismo, agradece al obispo, Mons. Mauro Rubio, que le confiara la delegación de Liturgia, “porque ha sido un descubrimiento impresionante para mi vida”. Y también tiene palabras de cariño para Mons. Braulio Rodríguez, por encargarle la tarea como delegado de Obras, “que me ha permitido conocer la diócesis de una manera cercana y profunda”.

Agradecido por su ministerio

En sus diferentes etapas en estos 50 años, se siente privilegiado al haber podido conocer todas las parroquias de la diócesis, “con sus esperanzas, sus dificultades”, que le ha llenado mucho en su ministerio. Y la nueva responsabilidad que le ofreció Mons. Carlos López en la secretaría general. “Él me ha ayudado a ir madurando y creciendo, y a ser fiel en la tarea”, insiste. Y por último, menciona a su actual obispo, Mons. José Luis Retana, “por su confianza, su amistad y su apoyo”. Tampoco quiere olvidarse de sus compañeros sacerdotes, “que han sido cercanos”.

 

El curso 62-62 en el seminario de Linares de Riofrío, donde hizo su último año Jesús Terradillos.
En la toma de posesión como obispo de Mons. Carlos López.
Comuniones durante su etapa en la iglesia de San Marcos.
En la inauguración de la capilla de El Encinar-Los Cisnes.

 

En El Encinar-Los Cisnes, el día de bendición.
Junto a su familia, tras la toma de posesión como canónigo de la Catedral.

 

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