ACTUALIDAD DIOCESANA

03/02/2024

Buenos tiempos para el Evangelio

En su comentario al evangelio de este domingo, 4 de febrero, V del Tiempo Ordinario, Mariano Montero, destaca que en tiempos difíciles como los que vivimos actualmente, con la creciente desigualdad económica y la polarización política, es crucial poner en práctica las enseñanzas de Jesús

 

MARIANO MONTERO, SACERDOTE ADSIS

Algunos os acordaréis de que hace años el grupo musical gallego “Golpes bajos” hizo popular una canción titulada: “Malos tiempos para la Lírica”. En ella se lamentaba ante un mundo decepcionante, concluyendo que “es lo que hay”… Nosotros los cristianos podríamos parafrasear aquel título, pero dándole la vuelta: “Buenos tiempos para el Evangelio”. Porque esta es la paradoja: tenemos motivos sobrados para lamentarnos y renunciar a cambiar el mundo, pero Jesús, que nos envía a anunciar con él el Evangelio, nos enseña que justamente “los malos tiempos” son los mejores para creer y practicar las Bienaventuranzas. Pongamos algunos ejemplos:

La ONG Oxfam-Intermon, antes del Foro de Davos, informa cada año de la evolución de la desigualdad económica mundial, cada vez más impactante. Desde el 2020, mientras 5.000 millones de personas vivimos peor que antes, los 5 “milmillonarios” más ricos del mundo han duplicado su patrimonio. Y en España hoy, el 10% de los hogares más pudientes acumulan la mitad de la riqueza nacional, mientras que el 40% más pobre sobrevive con apenas el 8%. De manera que los efectos de la pandemia, las guerras y la inflación no son iguales para todos. La equidad y la justicia pierden terreno. En medio de este drama, Jesús grita: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados”. 

Otro ejemplo. “Polarización” ha sido la palabra del año 2023, según la RAE. El recién elegido presidente argentino Milei es un representante extremo: la degradación del adversario, la motosierra como imagen de la voluntad de resolver los problemas cortando por lo sano, el insulto agresivo y sin límite… En todo el mundo y también en nuestro país, crece el lenguaje del enfrentamiento y el odio, se acentúan las diferencias políticas con un incesante ataque al contrario. Si todos hiciéramos eso, sería imposible la convivencia, la empatía y la compasión, tan necesarias humanamente y tan propias del Evangelio. A contracorriente, Jesús proclama: “Bienaventurados los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia”.

El último ejemplo. “Esto no tiene remedio”, dicen algunos ante la guerra en Oriente Próximo, en permanente amenaza de expansión: es la mayor escenificación actual de ensañamiento destructivo y muerte de inocentes. Después del atentado terrorista de Hamás que dejó 1.300 muertos, la respuesta militar del gobierno de Israel en Gaza ya acumula 27.000 palestinos muertos -la mayoría civiles, un tercio niños- en una ciudad destruida. ¿Cómo será posible ahora la convivencia en paz en la Tierra Santa de las tres religiones? Jesús responde: “Bienaventurados los que construyen la paz, porque serán llamados hijos de Dios.”

En conclusión: Por imposible que nos parezca cambiar la deriva de la historia, todo tiempo es bueno para anunciar el Evangelio de Jesús. También, y especialmente, “los malos tiempos”. En la Palabra de Dios de este domingo, frente a la queja de Job -“mis días se van consumiendo sin esperanza”-, el testimonio de San Pablo nos clarifica y compromete: “¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio! Si lo hago a pesar mío, es que me han encargado esta misión.” ¡Bienaventurados nosotros si creemos y practicamos que, los de hoy, son “buenos tiempos para el Evangelio”! 

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