ACTUALIDAD DIOCESANA

06/08/2024

“Contigo, ¡todo es posible!”, IX Campamento diocesano

Un total de 137 niños de 1º de Primaria a 2º de la ESO han participado, junto a 30 monitores, en una nueva edición del campamento organizado por el grupo Jerut de la Delegación diocesana de Pastoral Juvenil en la localidad leonesa de La Mata de Curueño

 

Un virus terrible, controlado por el ángel caído Belcebú, asola el mundo, anidando fácilmente en el corazón de los seres humanos, haciéndoles mediocres, zafios y con una voluntad muy fácil de doblegar. Pero todavía hay lugar para la Esperanza. El antídoto se puede fabricar encontrando sus ingredientes en los Evangelios de Jesús, un libro que no es suficiente con leer, sino que hay que convertirlo en vida…

¿Hay valientes que se sumen a esta aventura?

Y así fue: un grupo de 137 niños y niñas desde 1º primaria hasta 2º ESO junto a un equipo de 30 monitores y responsables, nos embarcamos en el IX Campamento diocesano (la pandemia nos privó de celebrar el X), organizado y coordinado por el grupo de jóvenes Jerut, de la Delegación de Pastoral Juvenil. Un campamento como guinda de todo un año de actividades y propuestas con niños y adolescentes. El camino de la fe como proceso e itinerario durante el  curso. Algunos niños y niñas participan en sus parroquias de origen, otros lo hacen en los grupos pastorales de sus colegios, o en cofradías o movimientos, y otros muchos no tienen vinculación con ámbitos eclesiales porque lo dejaron al hacer la primera comunión, pero que encuentran en estas propuestas un enganche a seguir creciendo en la fe.

Del 16 al 28 de julio en La Mata de Curueño en León, hemos vivido una auténtica experiencia de familia, donde la alegría estuvo presente a diario. Tiempos para jugar y divertirnos, para compartir la vida y la fe en grupos pequeños, para celebrar con Jesús. Tiempos para el deporte, el baño y los talleres de valores o de manualidades. Tiempos para el trabajo comunitario como limpiar baños o barrer los comedores, tiempos para las veladas, la creatividad, el baile y el canto. Tiempos para las rutas, la superación y el esfuerzo. En medio de la naturaleza, con pocas cosas materiales (no había móviles ni tablets…). Tiempo para la amistad, la escucha, la oración cada día. Tiempo para contemplar el cielo estrellado por las noches, celebrar el perdón, o dar las gracias.

 

Entre todos, fuimos logrando los ingredientes para el antídoto que puede combatir a Belcebú y que están sacados de parábolas y pasajes del Evangelio: la paz, el perdón, el esfuerzo, lo pequeño de cada día, la amistad, la valentía, la generosidad, la confianza, la iglesia como una familia

 

Una actividad pastoral única

Equipo de monitores Jerut, de la Pastoral Juvenil diocesana

Y un equipo de monitores entregado, generoso, viviendo esta experiencia como la misión que tiene encomendado como grupo de fe de jóvenes. Muchos de ellos, han vivido el campamento como niños y ahora ya lo viven como monitores. Un campamento requiere trabajo y dedicación, y como no, cansancio y probarse en la paciencia y en las sorpresas inesperadas de cada día. Nuestra pequeña oración como equipo de monitores cada mañana antes de despertar a los niños y niñas, nos ponía en manos de Dios para ser sus instrumentos.

 

Un campamento es una actividad pastoral única, en la que los niños y niñas aprenden y abren el corazón y los sentidos y en la que el Espíritu sopla de forma tan palpable y real. Las propuestas de educación de la fe en el tiempo libre con niños, adolescentes y jóvenes son vitales e imprescindibles, y para nuestra Diócesis es un trabajo prioritario según las propuestas de nuestra Asamblea diocesana.

Damos gracias a las familias por su confianza, muchos de los niños y niñas repiten año tras año. También damos las gracias a los niños y niñas porque nos ayudaron también a descubrir a Dios con su simplicidad, su alegría y su ingenuidad, y que nos recuerdan que si no nos hacemos como ellos, no vamos a entender eso del Reino de Dios. Dar gracias a todo el equipo de monitores y responsables, a nuestros sacerdotes Andrés y Amable, al equipo de cocina, a unos y otras por su trabajazo. Y finalmente, dar gracias a Dios por este regalo, por una aventura más, por la oportunidad de vivir este campamento. Gracias Señor, por llamarnos a seguirte en este camino de acompañar a los niños y jóvenes en el camino de la fe y la vida. Danos tu fuerza, sabiduría, creatividad y ánimo para seguir sembrando para que estos niños y niñas sean realmente el futuro (ya presente) de la  Iglesia que peregrina en nuestra Diócesis de Salamanca.

Raúl Izquierdo, responsable de Jerut.

 

 

 

Eucaristía con las familias
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