30/09/2022
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
Cerca de 200 personas participaron en los talleres programados dentro de la XIV Semana de Pastoral, que se celebraron en dos sesiones de tarde el martes y miércoles. En total se diseñaron ocho: “Hombre y mujer los creó”, sobre el mensaje de la exhortación Amoris Laetitia; “¿Sabemos engendrar cristianos?”, de las cuestiones pastorales en la iniciación cristiana y en los sacramentos; “Los desafíos del mundo rural”; “El cuidado de la casa común”; “El arte como aliento para la evangelización”; “La apuesta por la vida”; “La Iglesia quiere acertar”, sobre los protocolos de defensa del menor; y “Una comunidad de contraste en Filipos”.
El viernes por la tarde, antes de celebrarse la asamblea, presentaron las conclusiones de cada uno de ellos. En el taller sobre la exhortación Amoris Laetitia, “Hombre y mujer los creó”, el número 1, en el que participaron 20 personas, José Ramón Flecha y Román Ángel Pardo reflexionaron y dialogaron sobre el amor humano y la realidad sexuada del hombre y de la mujer.
La primera sesión fue impartida por el profesor José Román Flecha, quien expuso el mensaje y la propuesta cristiana que sobre el amor y la familia ha desarrollado el papa Francisco en la Exhortación apostólica Amoris laetitia. “Su presentación estuvo transida de sabiduría, positividad, gracia y alegría, como el mismo título del documento magisterial expresa: la alegría del amor”, apuntaron en la síntesis de los talleres.
El segundo día, el taller fue moderado por Román Ángel Pardo, y los participantes se acercaron a los textos bíblicos que ofrecen el significado sexual propio de la antropología cultural de la tradición judeocristiana. “Dialogaron sobre la posibilidad de encontrar -desde la razón- una estructura significativa de la realidad que exprese los rasgos propios de la condición sexuada de los seres humanos y, finalmente, se adentraron en las cuestiones actuales en torno a la conocida “identidad de género”, ofreciendo unas orientaciones pastorales para los desafíos actuales “.
El taller número 2 lanzaba una pregunta: “¿Sabemos engendrar cristianos?”, a cargo de los responsables de la Delegación de Catequesis y Liturgia, José Ángel Ávila y Emilio Vicente de Paz. Esta propuesta formativa congregó al mayor número de personas, unas 40, la mayoría laicos, “en general catequistas que trabajan en la iniciación cristiana de los niños en sus parroquias”, destacaron sus responsables.
“Los participantes han mostrado un gran interés por este tema compartiendo sus preguntas, preocupaciones y un deseo grande de formarse para mejorar la tarea que vienen realizando”, relatan los responsables de ambas delegaciones.
En el primer encuentro, hablaron sobre las motivaciones que mueve a la gente a pedir los sacramentos de la iniciación cristiana. Por ejemplo: la fiesta, el acto social, la inercia, la tradición familiar, etc. “Cada participante ha ido contestando a esta pregunta y luego en un papel negro hemos ido poniendo las contestaciones”, precisaban.
En el segundo encuentro, miraron hacia el futuro, “hacerlo desde el entusiasmo, la creatividad, implicando a las familias, adaptándose a los ritmos y situaciones de los destinatarios, siendo testigos convincentes, en una comunidad viva, y con acompañamiento grupal y personal”. Cada una de las aportaciones las han puesto en un panel blanco, en cuyo centro estaba una imagen del rostro de Jesús.
Los desafíos de la atención pastoral en el mundo rural se debatieron en el taller número tres. El sacerdote responsable, Alfredo Fernández, recordaba al respecto que hay casi tantos mundos rurales como pueblos, “con desafíos diversos que requieren de respuestas también diversas”. Entre las conclusiones de este taller, subrayaron que en la zona rural es más posible avanzar en una presencia de Iglesia, “verdaderamente encarnada y servidora de los últimos, así como hacia una pastoral más misionera”. En este encuentro ha surgido una propuesta de creación de un grupo de trabajo, servicio o delegación diocesana permanente para la reflexión y la atención pastoral del mundo rural.
La responsable de Ecumenismo de la diócesis, la religiosa Julia Blázquez, impartió el taller número cuatro, sobre “El cuidado de la casa común”. A lo largo de las dos jornadas del taller reflexionaron sobre cómo cultivar ciertas actitudes, con mensajes como “todo está conectado”, porque “todos somos criaturas de una familia universal”, o “colabora con otros en el cuidado común”.
En este encuentro también enumeraron algunas ideas para actuar, que consideran se pueden hacer en cualquier momento, con poco o ningún presupuesto, por voluntarios con poca o ninguna experiencia en el cambio climático.
Consideran necesario formar un equipo parroquial de cuidado de la creación, que se reúnan regularmente. Asimismo, reducir las emisiones de la parroquia o colegio con algunos consejos. Por ejemplo, monitorear el uso de energía parroquial, apagar aparatos, disminuir la temperatura o utilizar un termostato programable, reemplazar bombillas, dispositivos, aparatos y vehículos ineficientes con los de alta eficiencia, o reducir los residuos y promover el reciclaje, etc.
Otro de los talleres se centró en el arte como aliento para la evangelización, con el equipo del Servicio diocesano de Patrimonio Artístico. El primer día estuvo dedicado a explicar cómo es necesario evangelizar con el arte, “ya que el lenguaje de la belleza posibilita a la humanidad la comunicación y el diálogo con la trascendencia”, apunta su responsable, el sacerdote, Tomás Gil.
El segundo día hicieron un trabajo práctico, un taller de evangelización con las obras de arte de la diócesis. “Planteamos a todos los participantes qué hacer con el patrimonio artístico desde la urgente necesidad de salir al mundo a anunciar el Evangelio”, destacaron.
Eligieron cuatro obras de la iglesia de Santo Tomás Cantuariense y dividieron a los participantes en cuatro grupos. A modo de laboratorio, siguieron los pasos de mirar en silencio la imagen, escuchar la luz de la Palabra que refleja, descubrir lo que nos quiere contar desde la fe en la historia y, finalmente, “contemplar dentro de nosotros, desde cada imagen, la belleza de Jesús que nos transforma y compromete”. Tras la experiencia de ese ejercicio, se dieron cuenta de que ya estaban preparados para ofrecerla a los demás el Evangelio que contiene.
El taller seis, sobre los medios de comunicación como herramienta de evangelización pasó a un formato de ponencia a cargo del responsable de la Oficina de Información de la Conferencia Episcopal, Josetxo Vera, y que tuvo lugar en la sesión de tarde en el auditorio de Calatrava.
El responsable de la Unidad de Cuidados Paliativos del Complejo Asistencial de Salamanca, Francisco Vara, fue el responsable de impartir el taller número siete sobre “La apuesta por la vida”. Durante su desarrollo, han hablado de la apuesta por la vida, “y la obligación como cristianos de ayudar a los enfermos a darle sentido hasta el último instante”.
El hilo conductor ha sido la mirada que la Iglesia propone sobre el sufrimiento de los enfermos en las últimas fases de la enfermedad. Y partiendo de la base de que la vida humana tiene sus límites intrínsecos, y tarde o temprano termina con la muerte, “reflexionamos sobre esta experiencia a la que todo ser humano está llamado, y para la cual, sobre todo en la actualidad, no estamos preparados”.
Han trabajado sobre la calidad de vida, sobre el sufrimiento y cuáles son las causas que lo producen y pueden influir en la percepción por parte del enfermo de una pérdida de la dignidad. “Pensamos que la dignidad es consustancial a la vida y es independiente de las circunstancias de la persona y cómo desde los cuidados paliativos podemos aumentar esta percepción de dignidad para que la persona que sufre, no se vea avocado a solicitar la eutanasia”, aclara Francisco Vara.
Entre sus propuestas está la importancia del cariño, el acompañamiento (con la canción de Manuel Carrasco que bonito es querer de fondo) y la esperanza (con una coreografía de Vicky Gómez en homenaje a su hermana fallecida muy joven), “como cargas de profundidad contra la eutanasia”.
El taller número 8, sobre “Las posibilidades evangelizadoras del tiempo libre”, se suspendió al no llegar a un mínimo de diez asistentes.
Otro tema de actualidad e interés en la Iglesia fue tratado en el taller número nueve: “La Iglesia quiere acertar. Los protocolos de defensa del menor deben conocerse y divulgarse y la solución y erradicación de los abusos sexuales”, impartido por el equipo de la Oficina del menor de la diócesis. A este encuentro formativo asistieron 20 personas, y compaginaron la parte de información y explicación por parte del equipo de la Oficina de Protección de Menores, de reciente creación: Psicóloga, Abogado y Fiscal; y al mismo tiempo, ha habido amplios espacios de participación para plantear preguntas, resolver dudas, aclarar conceptos y conocer en profundidad cómo trabaja este servicio diocesano.
Por otra parte, se han recogido ideas de posibles mejoras de los protocolos de actuación, como por ejemplo, plantear que el primer contacto de una posible víctima no sea directamente con el Fiscal del Tribunal, sino con una persona laica que acoja y acompaña (por ejemplo: la psicóloga), “para reconducir posibles temores que pueda plantear denunciar a un sacerdote ante otro sacerdote”.
También tuvieron la oportunidad de plantear una serie de propuestas para la protección de menores. Entre otras, que el equipo de Protección de Menores recorra los arciprestazgos y se reúna con los párrocos, catequistas y agentes de pastoral, “para dar a conocer, explicar y resolver dudas sobre la aplicación de los protocolos de la diócesis”. Asimismo, se propone realizar una ponencia abierta a la diócesis, “para dar a conocer y explicar estas nuevas medidas y herramientas de protección a menores a toda la comunidad diocesana”.
El último de los talleres llevaba por título: “Una comunidad de contraste en Filipos”, a cargo del Grupo Bíblico “Palabra y vida” de la parroquia de Santísima Trinidad-Sagrada Familia. Y en eso se convirtieron sus participantes, en la comunidad que fundó Pablo. Se plantearon algunas cuestiones: “¿Cómo ser antorchas en medio del mundo?”, es decir, en palabras vuestras, “comunidades de contraste”.
Y surgieron ideas, como ofrecer una eucaristía dominical alegre, acogedora, “que inunde de una chispa de amor de Jesús sus corazones”. Así como “Cenáculos del Pan y la Copa” por todos los barrios, “para que los niños y padres encuentren el fuego de la Palabra y del pan eucarístico”. Todo ello lo recogieron en una carta que difundieron en la Semana de Pastoral en la tarde del viernes y que se puede leer en este enlace.
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