11/11/2025
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
“El primer anuncio es el fuego que enciende los corazones”. Con esta imagen tan sencilla como poderosa, el sacerdote Jesús Úbeda Moreno, párroco de la Natividad de Nuestra Señora en San Martín de la Vega y vicario episcopal para la Evangelización en la Diócesis de Getafe, resumió el espíritu del V Encuentro diocesano sobre Primer Anuncio, celebrado el sábado, 8 de noviembre, en la Casa de la Iglesia.
Convocados por la Delegación diocesana para la Evangelización y el Primer Anuncio, catequistas, sacerdotes, agentes de pastoral y responsables de distintas delegaciones se reunieron para escuchar y dialogar sobre una cuestión central en la misión de la Iglesia: cómo pasar de una pastoral de mantenimiento a una pastoral verdaderamente misionera.
En la apertura, delegado diocesano del Primer Anuncio en Salamanca, Javier Alonso Talegón, recordó el camino recorrido desde el primer encuentro celebrado en febrero de 2024, con el objetivo de “poner la acción pastoral en modo primer anuncio”, siguiendo la prioridad diocesana del “despertar al misterio de la fe”.
Tras repasar las etapas anteriores —centradas en la conversión personal y la comprensión teórica del primer anuncio—, Alonso explicó que este quinto encuentro pretendía profundizar en la conversión pastoral de las parroquias. Para ello, la diócesis quiso contar con el testimonio de quien no sólo habla del tema, sino que lo ha hecho realidad en su comunidad.
Con un tono cercano, Jesús Úbeda relató cómo su parroquia ha pasado, tras quince años de trabajo paciente, de ser una comunidad centrada en las estructuras a convertirse en una “parroquia evangelizadora”, donde la fe se transmite a través del testimonio, la acogida y procesos personales de encuentro con Cristo.
El sacerdote explicó el cambio de paradigma que la Iglesia está viviendo: “Ya no estamos en tiempos de cristiandad”, señaló. Las familias, las escuelas o la sociedad ya no transmiten la fe de forma natural, “y eso nos obliga a repensar los itinerarios de evangelización“.
Según subrayó, el gran desafío actual es reconstruir el proceso completo: acogida, anuncio explícito de la fe, conversión y acompañamiento, para que la iniciación cristiana vuelva a ser un camino vivo y transformador.
Citó el documento de la Conferencia Episcopal Española “El Dios fiel mantiene su alianza” (2023), que reconoce la escasez de frutos en la transmisión de la fe y señala las causas: la débil fe en las familias, la falta de un verdadero primer anuncio, el escaso acompañamiento comunitario y la falta de inspiración catecumenal en los procesos parroquiales.
“El mejor argumento es la alegría de quien ha hecho ‘arroz brillante’”, bromeó Úbeda, mostrando un anuncio publicitario para explicar que la fe se nota en quien la vive. “Si no se nos nota, es que no nos ha pasado nada, el cristiano que ha encontrado a Jesús tiene algo que ilumina, que contagia””.
Su reflexión se centró en tres claves: una conversión a la encarnación, una apertura al Espíritu Santo —”el verdadero protagonista de la evangelización”—, y una catequesis kerigmática, que mantenga siempre vivo el anuncio del amor primero de Dios.
El proceso de renovación pastoral en San Martín de la Vega comenzó con un gesto sencillo: soñar juntos. Durante un año, más de 120 personas participaron en convivencias y dinámicas para discernir qué quería Dios de su parroquia. De ese proceso nació una visión común: “Ser una comunidad que vive de la eucaristía y genera discípulos misioneros presentes en el pueblo para evangelizar a los que Cristo está llamando hacia una cultura más humana”. Esa visión, explicó el sacerdote, orienta todas las acciones pastorales y ha permitido pasar “de una pastoral de actividades a una pastoral de procesos“.
En la práctica, como argumentó, esto se traduce en cuatro ejes de acción. En concreto, una cultura de la invitación, con propuestas abiertas a todos (encuentros familiares, peregrinaciones, actividades en la calle, fiestas parroquiales, etc.); el primer anuncio, con métodos como Alpha o los retiros de Emaús, que facilitan una experiencia personal del amor de Dios, el discipulado, donde los nuevos creyentes son acompañados en grupos pequeños para crecer en la fe y descubrir su lugar en la comunidad. Y un último eje sobre el Día del Señor, poniendo la eucaristía dominical en el centro de la vida parroquial, con liturgias vivas, ministerios laicales y una comunidad que celebra y comparte la fe.
La propuesta de Úbeda, que ya se está extendiendo en la Diócesis de Getafe y en otras, se basa en un principio claro: “Ningún proceso sin impacto, ningún impacto sin proceso”. No basta con ofrecer actividades, sino generar experiencias de encuentro que transformen y se sostengan en el tiempo.
El sacerdote insistió en que el cambio comienza por los propios pastores: “Si el cura no está encendido, todo está más flojo, pero también los laicos deben ayudarnos y empujar, porque la misión es de todos“.
Al final de la jornada, se abrió un diálogo con los asistentes, que plantearon inquietudes sobre la falta de sacerdotes, la implicación de los laicos, la coordinación entre movimientos y parroquias, y cómo adaptar estos procesos a la realidad de Salamanca.
El delegado diocesano del Primer Anuncio, Javier Alonso Talegón, cerró el encuentro agradeciendo a Jesús Úbeda su disponibilidad y su testimonio: “Nos has ofrecido una cascada de ideas y un fuego de esperanza para nuestras comunidades”.
El encuentro concluyó con una oración guiada por la Delegación diocesana de Pastoral Juvenil, que recordaron la llamada a ser “testigos alegres del Evangelio” y animaron a participar en el próximo Día Diocesano de Jóvenes, el 22 de noviembre.
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