ACTUALIDAD DIOCESANA

30/09/2020

La Delegación de Familia y Vida defiende la idea de que “no hay enfermos incuidables aunque sean incurables”

El delegado, Florentino Gutiérrez, repasa en un vídeo el documento publicado por los obispos españoles en contra de la nueva Ley de Eutanasia

 

El delegado diocesano de Familia y Vida de la Diócesis de Salamanca, Florentino Gutiérrez, resume en un vídeo los puntos principales del documento publicado por los obispos españoles en contra de la Ley de Eutanasia. “Quiero hablar de esa mala noticia que supone la puesta en marcha de esta ley en la que los obispos acaban diciendo que no hay enfermos incuidables, aunque sea incurables”, subraya,

El también vicario general recuerda que al respecto de este tema de la eutanasia, el 1 de noviembre de 2019, la Conferencia Episcopal publicó un documento bajo el título: “Sembradores de esperanza: acoger, proteger y acompañar en la etapa final de la vida humana”,“donde nos habían invitado a todos los fieles y al resto de ciudadanos a una lectura sosegada, tranquila y sin prejuicios”.

Florentino Gutiérrez, delegado diocesano de Familia y Vida.

Al respecto del texto publicado el 14 de septiembre de 2020, aclara Gutiérrez, “los obispos se detienen en denunciar tres incoherencias de la ley y ofrecer una respuesta”.  El delegado de Familia y Vida enumera las incoherencias. Primero, “insistir en el derecho de la eutanasia es propio de una visión individualista y reduccionista del ser humano, y de unas libertades vinculadas de su responsabilidad”. E insiste en que, por un lado, “se niega la dimensión social del ser humano, y se dice, defiendo mi vida porque es mía, y me la puedo quitar, y por otro lado, se pide que sea otro, la sociedad organizada quien legitime la decisión”.

La muerte en soledad

Este responsable resalta otra incoherencia de los médicos abortistas, “la epidemia que seguimos padeciendo nos ha hecho caer en la cuenta de que somos responsables unos de otros, y ha relativizado las respuestas de autonomía individualista”. Florentino Gutiérrez cree que la muerte en soledad de tantos enfermos y la situación de las personas mayores, “nos interpela”.

Bajo su punto de vista considera que en los médicos hay una enorme “incoherencia”, porque como recuerda, “en su juramento hipocrático defiende la defensa de la vida, pero después, en la práctica, van a favorecer la muerte de esos enfermos”.

En tercer lugar, habla de otra incoherencia que recoge el documento de los obispos: la legal. “El suicidio creciente entre nosotros también reclama una reflexión, prácticas sociales y sanitarias de cuidado oportuno”, matiza. Bajo su criterio, y en la línea del documento de la Conferencia Episcopal, “la legalización de formas de suicidio asistido no ayudará a la hora de insistir a quienes están tentados por el suicidio, de que la muerte no es una salida adecuada”.  Los obispos reiteran que “los criterios éticos no pueden proponer la muerte como solución a los problemas, no entra dentro del ámbito de la ley,  la vida si, la muerte no”.

Una solución de los obispos

Asimismo, como adelanta el delegado diocesano de Familia y Vida, los obispos aportan una solución en su documento: “Dicen ellos que lo propio de la Medicina es curar, también cuidar, aliviar y consolar, sobre todo al final de la vida”, relata. Y al respecto, la Medicina paliativa “se propone humanizar el proceso de la muerte y acompañar hasta el final”, porque vuelve a insistir en que, “no hay enfermos incuidables aunque sean incurables”.

Por lo tanto, asegura que se aboga por una adecuada legislación de los cuidados paliativos, “que responda a las necesidades actuales que no están plenamente atendidas”, porque considera que la fragilidad que estamos experimentando en este tiempo, “constituye una oportunidad para reflexionar sobre el significado de la vida, el cuidado fraterno, y el sentido y sufrimiento de la muerte”.

Florentino Gutiérrez también quiere saltar las palabras con las que concluyen los obispos su documento: “El sí a la dignidad de las personas, más aún en sus momentos de mayor indefensión y fragilidad, que nos obliga a oponernos a esta ley, que en nombre de una presunta muerte digna, niega en su raíz la dignidad de toda vida humana”.

No aumentar la cultura de la muerte

Al delegado de Familia y Vida le parece “descabellado” aumentar la cultura de la muerte con una nueva ley, “porque los datos que ahora tenemos entre manos es que solamente con el aborto en un año hemos perdido 95.917 niños, toda una ciudad de 95.000 personas, y a este ritmo, vamos a ir perdiendo una ciudad cada año”.

Por otra parte, el vicario general recordó el número de fallecidos por covid, “más de 35.000 muertos“. Y menciona otros datos, como los 3.679 suicidios, y 8.000 personas que han intentado suicidarse”. La intención de este responsable con el vídeo es que en relación a todo este tema “se comente, se hable, y se esté a tiempo para que esta ley no prospere y no sea aprobada”.

 

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