07/10/2022
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
La Universidad de Salamanca ha conmemorado el centenario del doctorado honoris causa de la patrona de la Diócesis de Salamanca, Santa Teresa de Jesús (1922-2022), que tuvo lugar un 6 de octubre de 1922, y lo ha hecho con la celebración del acto “Cruce de Caminos. Santa Teresa de Jesús y Miguel de Unamuno” en el Paraninfo de las Escuelas Mayores de la Universidad.
En esa misma fecha, pero cien años antes, Teresa de Cepeda y Ahumada pasó a ocupar un puesto de honor entre los sabios españoles por su cultura, su calidad literaria, su espiritualidad y los valores reformistas. Convirtiéndose, además, en la primera doctora honoris causa de la historia en la Universidad de Salamanca, y abriendo el camino para las mujeres que vinieron después.
Por aquel entonces, a propuesta del obispo de la ciudad, Mon. Julián de Diego y García de Alcolea, el claustro universitario de la Universidad de Salamanca, reunido en sesión del 4 de marzo de 1922, bajo la presidencia del entonces vicerrector, Miguel de Unamuno, acordó por aclamación, “conceder el título de doctor honoris causa a la excelsa escritora castellana”. Con la distinción, la Universidad de Salamanca se anticiparía al nombramiento efectuado en 1970 por el papa Pablo VI de Santa Teresa como primera Doctora de la Iglesia Católica.
La celebración de la efeméride de este jueves, presidida por el rector, Ricardo Rivero, y con presencia de numerosas autoridades académicas e institucionales, entre ellas, el obispo de la Diócesis de Salamanca, Mons. José Luis Retana, o el prior de los Carmelitas de Salamanca y de Alba de Tormes, Miguel Ángel González.
Acompañado por las tradicionales chirimías, el cortejo académico partió desde el Patio de Escuelas Menores hasta el Paraninfo de la Universidad, con cerca de 70 doctores de la institución académica y una veintena de monjes carmelitas.
Durante la sesión, se procedió a hacer lectura de varios textos de Santa Teresa de Jesús y Miguel de Unamuno a cargo de los estudiantes, Moisés Piñero y Cristina López, de la Facultad de Filología; y Diego Muñoz y Vega Sánchez, de las facultades de Bellas Artes y Medicina, respectivamente.
El acto también contó con las intervenciones de Mª Concepción Miguélez, alcaldesa de Alba de Tormes; y de las profesoras de la USAL, Sonsoles Sánchez-Reyes, Rosa Mª López, Esther del Brío y Mª Ángeles Pérez López, además de las proyecciones de los vídeos conmemorativos: “Santa Teresa de Jesús, doctora honoris causa de la Universidad de Salamanca” y “Cruce de Caminos. Santa Teresa de Jesús y Miguel de Unamuno”.
El acto concluyó con la actuación del coro de la Universidad, que interpretó “Noche cariñosa (de El Cristo de Velázquez)”, con texto de Miguel de Unamuno y música de Juan Alfonso García (1964); “Vivo sin vivir en mí”, con texto de Teresa de Jesús y música de Dante Andreo (2003); y “Gaudeamus igitur”.
El doctorado honoris causa es la máxima distinción académica que otorga la Universidad de Salamanca. La primera mujer en recibirlo, ya en la época contemporánea, fue Teresa de Cepeda y Ahumada, en el año 1922, con el propósito de que la Universidad se sumara a los actos de conmemoración del III Centenario de la canonización de la Santa.
El acto académico de investidura se celebró el 6 de octubre de 1922, en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, y estuvo presidido por los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia. El discurso de bienvenida corrió a cargo del rector, Luis Maldonado de Guevara, que destacó los merecimientos literarios de tal honor y también la cultura, la mística y la ascética que preceden a cualquier razonamiento y al progreso de la ciencia.
Entre argumentos cultos y académicos, establece semejanzas con el Quijote, su espíritu aventurero y su tendencia andariega. Contestó en nombre de la Santa, el obispo García Alcolea, e intervino, el presidente del Gobierno, José Sánchez Guerra, y concluyó el rey.
Las celebraciones en torno a este doctorado excedieron al acto académico y supusieron todo un acontecimiento vivido con especial intensidad en Salamanca y en Alba de Tormes. Tras la ceremonia de investidura, los reyes se desplazaron hasta Alba de Tormes, lugar donde se encuentran los restos de la Santa, para imponerle a la imagen las insignias del doctorado.
El rey le impuso una pluma de oro, y la reina, el birrete doctoral, pieza aportada por la Junta de Damas de Salamanca, compuesta de oro y piedras preciosas y escudos esmaltados de España, el Vaticano, el Carmelo y los Cepeda, y que pudo contemplarse nuevamente en la ceremonia celebrada en la Universidad cien años después.
De aquella graduación da fe el pergamino que se conserva en la capilla de la Universidad, en su archivo y en el convento de Alba de Tormes, junto al Sepulcro, una obra de arte del restaurador de la Biblioteca Nacional de España Gabriel Ochoa Blanco.
El obispo de Salamanca, Mons. José Luis Retana, cree que ha sido un acto “bien trazado”, bien preparado por las personas que lo han hecho, “y justo en el momento concreto y con la importancia que tenía este momento de los cien años del doctorado de Santa Teresa”.