11/03/2025
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
Los arciprestazgos de Santa Teresa-Alba de Tormes-Guijuelo y Santa Teresa-La Armuña celebraron el pasado sábado, 8 de marzo, sus retiros de Cuaresma, con un ambiente de recogimiento y marcado espíritu jubilar, como preparación de la Pascua.
Así, la capilla del Colegio Santa Isabel, de las religiosas Franciscanas Terciarias (Isabeles), acogió el retiro espiritual organizado por la parroquia San Pedro Apóstol de Alba de Tormes y abierto a todo el arciprestazgo. El encuentro congregó a setenta fieles de diferentes comunidades parroquiales, entre los que se encontraban catorce hermanas franciscanas. La meditación fue guiada por el párroco de Encinas de Arriba, Sieteiglesias, Fresno Alhándiga y El Encinar, Isidoro Crespo, y tuvo como tema central: “La Cuaresma, camino de conversión y esperanza”, donde meditó el relato de las tentaciones de Jesús en el desierto.
El retiro comenzó con la eucaristía, siguió con la meditación que invitó a los asistentes a examinar su vida y a profundizar en la oración. Después, concluyó con el rezo en común de la Hora Intermedia, Sexta, y el canto del himno del Jubileo. El párroco de Alba, Emilio Vicente de Paz, destacó el “ambiente fraterno y alegre dentro de la austeridad cuaresmal”, con el que se vivió esta experiencia.
Por su parte, el Arciprestazgo Santa Teresa-La Armuña también reunió a más de un centenar de fieles en la Casa de la Iglesia para participar en su retiro de Cuaresma. La meditación fue dirigida por la fundadora de las Carmelitas Samaritanas del Corazón de Jesús, la Madre Olga María del Redentor. Su reflexión giró sobre la Cuaresma como don y la importancia de tomar decisiones firmes en la vida espiritual, especialmente en este tiempo de preparación para la Pascua, un tiempo que nos llama “a salir del pecado y a liberarnos de cualquier atadura” que nos aleja de Dios, como señaló esta religiosa.
La Madre Olga profundizó en la realidad interna del pecado como un mal que ser identificado, “desenmascararlo y cortarlo de raíz”, porque “solo quien realice este acto podrá vivir plenamente la Pascua”.
Además, insistió que el pecado no es solo un asunto privado, sino que tiene también un impacto en la sociedad, y resaltó que “la mayor pobreza del mundo actual es la ausencia de Dios”. Sin embargo, recordó que la misericordia de Dios es “infinita, no tiene límite”, hasta tal punto que Dios “responde a nuestro pecado entregando a su Hijo” para nuestra salvación.
Tras la charla-meditación, los participantes vivieron un tiempo de silencio y adoración al Santísimo, animado con los cantos de las hermanas Carmelitas Samaritanas. Durante este momento de oración, se ofreció la posibilidad de participar en el sacramento de la Reconciliación. La jornada concluyó con una puesta en común y una comida fraterna.