05/05/2020
Juan José Regalado Hernández es el párroco de cinco comunidades de la comarca de la Sierra de Francia, concretamente, de Linares de Riofrío, Sandomingo del Campo, Alberguería de la Herguijuela, Herguijuela del Campo y la Sierpe. Este sacerdote diocesano convive en la casa parroquial de Linares con cuatro religiosos Oblatos de San José procedentes de Perú, “formando una auténtica fraternidad”, como él mismo afirma.
Esta comunidad religiosa se estableció en Linares de Riofrío en septiembre de 2012, siendo la primera casa que la orden abría en nuestro país. Tres religiosos de esta orden comenzaron a colaborar y animar la pastoral de la parroquia de Linares y de algunos pueblos del Arciprestazgo Virgen Peña de Francia, y más tarde, se unirían otros más. En la actualidad, la comunidad está formada por cuatro sacerdotes: el P. Noé Alejandro Liñán, el P. Manuel Antonio Manrique, el P. Henry Mahner Obregón y el P. Elquin Eleazar Pérez, y tienen a su cargo la administración parroquial de 28 parroquias de la Sierra.
La pandemia por el coronavirus ha trastocado también su actividad: “Estamos sumidos en un estado de nostalgia y preocupación a la vez que de una gran esperanza, pues no estamos solos, yo diría que más cerca de Jesús en estos días de soledad y de recuerdos”, afirma Juan José Regalado. “Nostalgia motivada por el ritmo de las circunstancias en que vivimos, pendientes de esta epidemia, tanto nosotros como nuestros feligreses”, y añade que les duele oír repicar las campanas los domingos, “y sobre todo el día de Pascua, al entrar en la iglesia parroquial para concelebrar la eucaristía a puerta cerrada, recordar aquella frase: “Entré en tu templo sediento de luces y las tinieblas cubrían sus lámparas”.
En medio de este confinamiento que estamos viviendo, Juan José celebró el pasado 16 de abril el 60º aniversario de su ordenación sacerdotal, con una eucaristía a puerta cerrada en el templo parroquial de Linares, “con los compañeros, en el silencio de la oración y en la concelebración de la eucaristía”. La celebración fue transmitida en directo a través de su página de Facebook . “Experimenté una experiencia insólita”, reconoce este sacerdote de 84 años, sobre todo, admite, “el día de pascua y el día de la fiesta de la ermita Nuestra Señora del Buen Suceso, al no ver la sonrisa de la gente al sentir la alegría de la Resurrección en el encuentro de Cristo y su madre, María, despojada de su traje de luto y vistiendo el traje de fiesta”.
Pero de toda esta situación extraordinaria también resalta algo positivo: “Nos anima a mirar el futuro cuando todos unidos concelebramos la eucaristía, especialmente los domingos, haciendo mención de cada una de las parroquias de la Sierra a las que asistimos pastoralmente, a la vez que pedimos a Dios, por el final de esta pandemia”, afirma emocionado, quien lleva al frente de la parroquia de Linares desde hace más de cinco décadas, concretamente, desde el mes de abril de 1968.
En la actualidad, estos cinco sacerdotes comparten el tiempo entre el estudio, la oración y la convivencia fraterna, y a la vez, asisten a los cementerios acompañando a las familias de sus parroquias, y recordando a sus difuntos, “no dejando en la soledad a tantas familias cómo sufren su ausencias, manifestando así la presencia de la Iglesia en estos momentos difíciles”, señalan los religiosos Oblatos.
“Al vivir en Linares nos hemos interesado por lo acaecido en la residencia de mayores de lo cual se hicieron eco los medios de comunicación social”, recuerdan. En dicha residencia han fallecido casi una decena de ancianos como consecuencia del coronavirus.
Esta comunidad desea ver pronto abiertas sus iglesias, “y saludar a nuestros feligreses, que forman parte de nuestras vidas, y a los que no olvidamos aunque no los veamos”, manifiestan.
Estos religiosos se muestran preocupados también por la situación que ha provocado la pandemia en su país de origen: “Como sacerdotes que hemos venido del Perú nos preocupa y seguimos con atención lo que sucede en nuestra patria, también azotada por esta pandemia, pero a pesar de todo, entre las tinieblas presente está también la luz del Jesús Resucitado que nos dice: “No tengáis miedo. Yo estoy con vosotros”. Esperanzados, manifiestan: “Oiremos de nuevo el repicar de las campanas y su sonido no quedará sin respuesta, así lo creemos y así sucederá, ya lo veréis”.