23/02/2023
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
La primera de las lecturas de la eucaristía del Miércoles de Ceniza en la Catedral Vieja fue la de la profecía de Joel, donde se habla de conversión, que marca el tiempo litúrgico de Cuaresma:
“Ahora —oráculo del Señor— convertíos a mí de todo corazón con ayuno, con llanto, con luto. Rasgad los corazones y no las vestiduras; convertíos al Señor, Dios vuestro, porque es compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad; y se arrepiente de las amenazas”. (Joel 2, 12, 18)
La misa estuvo presidida por el obispo de la Diócesis de Salamanca, Mons. José Luis Retana, y en su homilía recordó que con el rito del Miércoles de Ceniza, en el que recibimos la ceniza sobre nuestras cabezas, “expresamos nuestro deseo de cambiar de vida, de iniciar un nuevo camino desde la certeza de que el Señor va a acompañarnos y va a recorrer este camino con nosotros”.
El prelado recordaba que no se trata de una Cuaresma más, “sin que nada cambie en nuestra vida”, sino que se trata de ponernos al trabajo de la ascesis, “que puede cambiar nuestro corazón”.
Mons. Retana insiste en que la Cuaresma es un tiempo favorable para la renovación personal, “un tiempo de gracia, y bien vivida, siempre produce frutos generosos en nuestra vida”. Al respecto, hizo mención al mensaje de Cuaresma del papa Francisco, titulado: “Ascesis cuaresmal, un camino sinodal”, en el que el santo padre utiliza el evangelio de la Transfiguración del Señor, que se proclama cada año en el segundo domingo de Cuaresma.
En este sentido, el prelado relató que el ascesis cuaresmal es un compromiso, animado siempre por la gracia, “para superar nuestras faltas de fe y nuestras resistencias a seguir a Jesús en el camino de la cruz”. A la comunidad diocesana la invita a ponerse en camino, “un camino que requiere esfuerzo, sacrificio y concentración, como una subida a la montaña”.
Mons. José Luis Retana asegura que juntos, como Iglesia peregrina en el tiempo, “vivimos la Cuaresma caminando con los que el Señor ha puesto a nuestro lado como compañeros de viaje”. Y centró parte de su mensaje en el Sínodo, como el papa Francisco: “Podemos afirmar que nuestro camino cuaresmal es sinodal, porque lo hacemos juntos por la misma senda”.
Además, insistió en que el proceso sinodal parece a menudo un camino arduo, “lo que a veces nos puede desalentar”, pero asegura que lo que nos espera al final, “es sin duda algo maravilloso y sorprendente, que nos ayudará a comprender mejor la voluntad de Dios y nuestra misión al servicio de su Reino”.
Y también aclamó que de manera similar, “el camino sinodal está arraigado en la tradición de la Iglesia, y al mismo tiempo, abierto a la novedad”. Asimismo, insistió el obispo que el camino ascético cuaresmal, al igual que el sinodal, “tiene como meta una transfiguración personal y eclesial”.
Antes de concluir su homilía, pidió al espíritu santo que nos anime durante esta Cuaresma en nuestra escalada con Jesús, “para que experimentemos su resplandor divino y así, fortalecidos en la fe, prosigamos juntos el camino con Él”. Por otra parte, invitó a la comunidad diocesana a vivir este camino cuaresmal con fe y con esperanza, “para vivir junto a Jesús la alegría de la Resurrección”.
Después, tuvo lugar la imposición de la ceniza en la frente, con la fórmula del misal romano utilizada para la ocasión: “Conviértete y cree en el Evangelio”, que se consigue de la quema de los ramos del Domingo de Ramos anterior.
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