20/09/2022
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
Su último libro lleva por título “La senda de la reputación. Cómo la comunicación puede mejorar la Iglesia”, y sobre ello hablará esta tarde en la segunda de las ponencias que tendrán lugar en la Semana de Pastoral de la Diócesis de Salamanca, en el auditorio de Calatrava. Josetxo Vera, sacerdote diocesano de Pamplona, es el director de la Oficina de información y de la comisión para las comunicaciones sociales en la Conferencia Episcopal Española (CEE).
En el programa diocesano de COPE Salamanca, Iglesia Noticia, Vera recordó que el anuncio de Jesucristo, como título de esta XIV Semana de Pastoral, “es una comunicación, y todos somos capaces y tenemos cauces para comunicar”. En ese sentido, cree que lo importante “es darnos cuenta de que somos responsables de una misión, y que tenemos un cauce donde ponerla en marcha”.
Para este sacerdote, en este momento de la historia y en todos, “la comunicación es un desafío importante, y ahora es más acuciante y necesario, porque en algunos ambientes se crea una crisis de reputación en torno a la Iglesia, como una sospecha o duda en torno a su misión”. En ese sentido, confirma que la Iglesia y los cristianos, “tenemos que hacernos responsables de dar luz, de demostrar lo que la Iglesia es de verdad, lo que vivimos, con nuestras limitaciones y debilidades, y la grandeza de tantísima gente que pertenece a ella”.
Josetxo Vera es consciente de que el desafío en materia de comunicación “es muy grande”, pero a la vez, “es muy natural, no es una cosa imposible, siempre la Iglesia ha tenido el desafío de la comunicación, y siempre es una labor interesante para hacer, es una obligación”.
El responsable de la comunicación en la Conferencia Episcopal Española adelantó que ahora hay dificultades porque hay medios de comunicación, “que nos resultan nuevos a nosotros”, y que además, “a veces es difícil colocar y ofrecer nuestra presencia de la vida pública”. Vera asegura que al mismo tiempo, “tenemos la fuerza del Espíritu Santo que nos llama a acometer esta misión, con lo que no nos podemos quedar con los brazos caídos”.
Este sacerdote navarro cree que es fundamental “tomar conciencia de la responsabilidad que tenemos todos”. Además, argumenta que en la Iglesia, “todos somos responsables de dar testimonio de la vida cristiana, y ahora mismo, es lo más importante”. Por ejemplo, añade Josetxo Vera, “después de ir a misa, ¿cómo anuncio y vivo lo que he celebrado?”, y a partir de ahí, “darnos cuenta de que siempre estamos comunicando, y la mejor comunicación es vivir la vida de la Iglesia, ser cristiano, y si un cristiano es mal cristiano y lo hace visible ante la sociedad, está comunicando mal a la Iglesia”.
Sin embargo, insiste este sacerdote periodista, “si es un buen cristiano, trata bien a los demás, vive la caridad, se dedica a la oración y procura hacer bien su trabajo, contribuye a la comunicación de la Iglesia de una manera muy eficaz“.
Por otra parte, indica que la comunicación es una cienca, “pero no exacta”, considera que no es Química, “en la comunicación pones los mismos elementos y el resultado puede ser distinto”. Josetxo Vera precisa que a veces “hay que callar y otras veces hablar”. Y que ese cálculo no es fácil de establecer, “pero es importante hacer el discernimiento“. Y pone como ejemplo que si un medio llama a preguntar algo, pero no es la verdad su interés, sino conseguir audiencia, “es momento de callar.” Pero también tiene claro que si no tienen otro cauce de conocer la verdad, “y tu palabra aunque sea arriesgada, hay que decir la verdad y crear cauces de comunicación”.
Por último, comparte varios consejos para realizar una buena comunicación. Por un lado, resalta que lo que más llega a la gente es “ser auténticos, ser gente que responde a la expectativa que hay de nosotros, somos cristianos y vivimos como cristianos, ser lo que somos y dar testimonio”.
En cuanto a los medios que tenemos delante, piensa que hay que escribir para la persona que nos va a leer, “porque a veces escribimos desde lo que nosotros sabemos, pero el que lo va a leer no lo va a entender, hay que tener siempre en la cabeza la persona a la que me dirijo”. Y de forma especial, “hay que ponerse en los zapatos del otro, en su piel, para que podamos dirigir el mensaje, adaptarlo a lo que el otro pueda comprender, y con estas dos cosas se hará bastante labor”.
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