ACTUALIDAD DIOCESANA

19/03/2020

Sembrar vocación como misión

El 19 de marzo se celebra la solemnidad de San José, patrón de los seminarios, desde donde cada año se lanza una campaña para fomentar este camino

“Pastores misioneros” es el lema de este año para el Día del Seminario, cuyo cartel se ha diseñado desde el Teologado de Ávila en Salamanca, donde se forman los tres seminaristas de la diócesis, dos en el quinto curso de Teología, Alfonso Hernández y Ciriaco García, y uno en el curso denominado propedéutico, Mario Cabrera.  Este año, la amenaza del coronavirus ha obligado a posponer las actividades de la campaña del Día del Seminario al 3 de mayo, Domingo del Buen Pastor.

El Día del Seminario  se celebra con el objetivo de suscitar vocaciones sacerdotales mediante la sensibilización, dirigida a toda la sociedad y a las comunidades cristianas. En relación al lema elegido, el seminarista Alfonso Hernández recuerda que desde el Bautismo “tenemos una vocación todos los cristianos, lo que Dios nos hace a cada uno”, con tres grandes llamadas: “vida laical, la de los matrimonios, la vida consagrada y la sacerdotal”. Y bajo su punto de vista, “todos tenemos una gran misión que es testimoniar con nuestra vida lo que Cristo quiere para nosotros”.

Estaba previsto que los seminaristas testimoniaran en estos días su vocación “para animar a todos los chavales que se están planteando la vocación en general, a qué es lo que les llama el Señor, y es en el proceso de acompañamiento y discernimiento donde uno se va descubriendo”, como señala Ciriaco García.

Orar por  las vocaciones sacerdotes

Las actividades programadas por el Seminario diocesano San Carlos Borromeo para celebrar esta solemnidad de San José y el Día del Seminario, (eucaristía, jornada de puertas abiertas en el Seminario, vigilia vocacional,….)  se han aplazado para el mes de mayo, pero se nos invita en este día a unirnos en oración por las vocaciones sacerdotales  y especialmente por la de estos tres jóvenes seminaristas diocesanos,  “pidiendo al Señor que siga suscitando obreros a su mies”. En este día, los seminaristas recuerdan en su oración a los afectados y los que que se enfrentan al  COVID-19:  “Pedimos especialmente por todos los responsables de la sanidad, enfermeros, médicos y políticos, para que sabiamente sepan discernir y buscar el Bien Común”, como indica Alfonso Hernández.

Fomentar una cultura vocacional

“Porque esto de la vocación no solo es cosa de los sacerdotes y el Seminario, es responsabilidad de toda la comunidad diocesana, desde las parroquias, las familias y los diferentes grupos que tenemos, y que gracias a Dios son muy numerosos y aportan esa riqueza a la vocación”, afirma Ciriaco García.

En esta misma línea, Alfonso Hernández insiste en que es importante a nivel diocesano que los sacerdotes fomenten una cultura vocacional, “que estén cercanos a los jóvenes, cofradías o movimientos para suscitarlo”. Otro aspecto que destaca este seminarista es la importancia de que los jóvenes que sientan la llamada al sacerdocio, “que no tengan miedo, pueden tener dificultades y dudas, pero yo creo que con la ayuda de Dios y pidiendo un acompañamiento pueden”. Bajo su experiencia, la vocación llega cuando uno se siente querido y amado por Dios, “y sobre todo interpelado por la comunidad parroquial, porque te interpelan, y te dicen si tu valdrías para…se te ve como un apóstol, tienes esa mirada de discípulo”, señala Hernández. Y es en ese momento, concluye, “cuando todo eso resuena en el corazón y empieza a arder”. Su consejo es que se pongan cara a cara con Jesús, cuando le preguntan si quieren seguirle, “y con ese diálogo a través de la oración podrás decirle sí o no”.

Mario Cabrera, primeros meses en el Seminario

Mario Cabrera es el más joven de los seminaristas, y este es su primer curso de formación en el Seminario, denominado propedéutico, que como él mismo aclara, “es una especie de introducción a los estudios teológicos que se realizan en el Seminario”, y lo está iniciando junto a otros cuatro compañeros de diferentes diócesis cercanas, en concreto, de Ávila, Plasencia, Zamora y Segovia. En cuanto a las sensaciones de sus primeros meses en el Teologado, para él ha sido “una experiencia nueva para mí, son sentimientos muy positivos, te hacen crecer como persona, espiritualmente, y aprendes a vivir todo tipo de relaciones al vivir en comunidad”.

Al igual que sus compañeros seminaristas, Cabrera quiere lanzar un mensaje a todos los jóvenes que tengan inquietud:  “Que sean valientes, que no tengan miedo, que siempre habrá alguien que les va a apoyar y que esté a su lado, y que confíen siempre, porque todo sale adelante”. En su caso, su vocación se forjó en su pueblo, Cantalapiedra, y desde su fuerte vinculación a la parroquia, como catequista, e integrante de diferentes grupos, como el de los jóvenes del arciprestazgo de Peñaranda, “que me han ayudado a crecer mucho”. Con todo ello,  Mario sintió que al final cada vez “te va pidiendo más, que al final no haces lo suficiente y tienes que responder a esa llamada, puedes pasar de largo…pero al final, te va a condicionar en tu propia libertad, porque realmente tienes que ser feliz y el Señor nos propone un camino de felicidad, aunque sea duro, aunque cuesta, yo di el paso y ahora estoy muy contento y feliz”.

Este joven seminarista agradece también el gesto de oración que tuvieron con él en su vocación las hermanas clarisas de Cantalapiedra.

Proponer a los jóvenes la vocación sacerdotal

El rector de Seminario diocesano de Salamanca, José Ángel Ávila, realiza un llamamiento a sus compañeros presbíteros: “Es el momento para proponer de una manera valiente y clara la vocación sacerdotal”, subraya. Y que piensen en ese adolescente y joven que puede sentir esa llamada, “que sea valiente y se lo proponga”. Asimismo, invita a los sacerdotes a que compartan su propia vocación, “en el grupo de tu parroquia, con los niños y jóvenes, porque cuando compartimos nuestra vocación, se fortalece, se afianza”.

Ávila enumera algunas de las actividades pastorales de las vocaciones que desarrollan cada curso, como el encuentro de monaguillos, con la metodología del Buen Pastor, “con una catequesis muy vocacional, porque presenta a Jesús como buen pastor que llama por el nombre a los niños, y quien sabe si algún día estos niños serán llamados a la vocación al sacerdocio”. Cada curso realiza entre 3 y 4 encuentros, con uno de cierre con una convivencia de verano en la provincia de Salamanca. Otra de las iniciativas es el “Seminario en familia”, con tres encuentros al año, “con adolescentes con inquietudes, con los que pasamos un fin de semana en el seminario, de convivencia, para ayudarles a discernir, despertar y dar el paso a la vocación sacerdotal”. En tercer lugar, como delegado de Catequesis de la diócesis, su deseo es que, dentro del itinerario de la iniciación cristiana, “proponerlo de una manera clara y explicitica en ese itinerario catequético, porque no se puede transmitir la fe si verdaderamente no se hace a los niños y jóvenes la pregunta clara de que qué es lo que quiere el Señor de su vida”.

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