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10/12/2025

“Tempo de Renacer”: arte que interpela y llama a construir la paz

La muestra de Lucía Vicente Ezcurra, abierta hasta el 18 de enero, convierte la Sala Núñez Solé del Palacio Episcopal en un espacio de contemplación y compromiso ante la situación de Gaza y Cisjordania. Una propuesta de la Diócesis de Salamanca para este tiempo de Adviento y Navidad

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN

La Sala Núñez Solé del Palacio Episcopal acoge desde este miércoles, 10 de diciembre, hasta el 18 de enero, la exposición Tempo de renacer, de la artista salmantina Lucía Vicente Ezcurra. La muestra reúne una treintena de piezas creadas a partir del fotoescaparatismo, un lenguaje visual que la artista emplea para aproximarse a la realidad sufriente de Gaza y Cisjordania.

Desde esta mirada, Tempo de renacer se convierte en una propuesta en la que la Diócesis de Salamanca busca unir “estética y ética”, cultura e interpelación social, en pleno Adviento y Navidad, tiempos litúrgicos que proclaman la llegada del “príncipe de la paz”.

En su lectura de la exposición, el director del Servicio diocesano de Patrimonio artístico, Tomás Gil, destacó que Tempo de renacer,no habla de una paz abstracta, sino de una paz concreta, la que hoy suplica el pueblo de Gaza y Cisjordania”. Recordó que una de las palabras más repetidas en Navidad es paz, pero que solo cobra sentido cuando se contempla la situación real de quienes la necesitan con urgencia: “La tragedia de Palestina y de Gaza nos ha atravesado a todos; nadie queda indiferente ante lo que está sucediendo”.

Para contextualizar la mirada artística de Lucía Vicente Ezcurra, el responsable diocesano de Patrimonio artístico recordó su trayectoria como especialista en escaparatismo. Tras su jubilación, comenzó una nueva etapa creativa en la que “se aventura a fusionar su anterior profesión con otras expresiones artísticas” como la fotografía, iniciando un nuevo estilo al que ha dado nombre de fotoescaparatismo.

Lucía domina la luz, los volúmenes, los colores… y ahora pone todo ello al servicio de los grandes problemas de la humanidad”, destacó Gil. “Antes los escaparates exhibían productos; ahora, en sus obras, nos coloca frente a la realidad de los descartados, los desheredados de la tierra, los más pobres”, señaló. Una artista que no quiere que nos quedemos como “espectadores pasivos”, como quienes miramos la realidad desde el escaparate del móvil, sino que nos propone soluciones a través de un “compromiso desinteresado y gratuito que pueda sanar las heridas del nuestro mundo actual”.

La artista, explicó Tomás Gil, explora en esta muestra cuatro pilares necesarios para la paz:La verdad, la justicia, el amor y la libertad” y propone la reconciliación como un horizonte posible, y evocó el ejemplo de Sudáfrica y la figura de Nelson Mandela: “Cuando nos dicen que la paz es imposible, la historia nos demuestra lo contrario” pero exige “dar pasos, hay que ser atrevidos, desinteresados y gratuitos”.

 

 “Mirar estas obras es un gesto de justicia”

La delegada episcopal para una Iglesia samaritana y de la caridad, Mercedes Bayo,ss.cc ss.cc, ofreció una reflexión nacida de la contemplación de las piezas expuestas. En su opinión, Tempo de renacer invita a “reflexionar y a provocar que retoñe la esperanza en el género humano”, especialmente en unas semanas en las que la ciudad se llena de luces y celebraciones que pueden desdibujar el verdadero sentido de la Navidad.

Bayo recordó que la fe cristiana celebra la encarnación de Dios en un niño vulnerable, “rechazado y amenazado de muerte como tantos niños palestinos”, y que esta exposición permite actualizar ese misterio desde la mirada hacia quienes hoy siguen sufriendo la injusticia y la guerra. Contemplar estas obras “es un acto de responsabilidad”, dijo. “Contemplar el dolor en las obras de esta exposición (el hambre, la sed, la sinrazón de la destrucción, la mutilación,…) sin volver la cabeza para otro lado, es un paso para no dejarnos arrastrar por la globalización de la indiferencia”.

La delegada episcopal subrayó que la indiferencia deshumaniza, “nos mutila como seres humanos”, impidiendo que broten palabras de denuncia, gestos de compasión o iniciativas de justicia. Por eso agradeció a la artista su valentía y su sensibilidad: “Gracias, Lucía, por este regalo. Mirar estas obras espabila nuestra conciencia personal y comunitaria. Nos impiden que seamos indiferentes ante el dolor que provoca la violencia de la guerra”.

 

 

También recordó que más de 110 conflictos armados siguen activos en el mundo y que, ante ello, el arte y la belleza se convierten en armas de paz: “¿Cómo no revolvernos y movilizarnos con las armas del arte y de la belleza?”. Evocó las palabras del papa Francisco quien hablaba “de la cultura del encuentro como antídoto frente a la globalización de la indiferencia”, y la llamada del papa León XIV a no caer en “la globalización de la impotencia, promoviendo la cultura de la reconciliación”. Mercedes Bayo apuntó que las imágenes de Tempo de renacer invitan “a la reconciliación, a la vida, a romper las alambradas, los muros y lenguajes excluyentes”.

Y señaló que la Diócesis de Salamanca desea que esta exposición sea también un camino espiritual: “Queremos cuidar la esperanza haciendo un viaje interior al contemplar estas obras, y que podamos llegar simbólicamente a Belén, lugar de referencia para las religiones abrahámicas” y transformar las realidades que generan división e injusticia. “Empujaremos con lo que tengamos a mano para transformar las estructuras injustas, los muros que separan, abrir alambradas que liberen a los presos (de Palestina, a los de Ucrania, a los de tantos lugares). Llenaremos los carros de combate de orquestas que alivien con canciones; ojalá que de los drones caigan pinceles de colores; que de los barcos desembarquen maestros en educación de la no violencia; y, que de la boca de los líderes, que tienen tanta responsabilidad en esto, caigan sobre sus adversarios bendiciones”. Y concluyó su intervención con el deseo que atraviesa esta exposición: “todavía no lo vemos, pero surgirá otro tiempo donde sea posible el perdón. Caminemos tras la luz y hagamos posible el sueño de la paz”.

Un año marcado por el dolor

Lucía Vicente, agradecida y emocionada, cerró el acto. La artista reconoció haber trabajado “un año entero bajo el impacto de esas imágenes tremendas” de Palestina y de Gaza que llegaban a diario de los medios.  “Cada día era una inspiración verlos”. Sus obras, elaboradas con materiales reciclados de su larga trayectoria en el escaparatismo y combinadas con fotografías y fotomontajes buscan en esta muestra, como ella misma expresó:  ser “un lugar de recogimiento”, un espacio para que algo pueda renacer.

 

 

 

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