17/11/2023
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
La Secretaría General del Sínodo ha publicado lo que han denominado “Informe de síntesis”, tras la celebración de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que ha tenido lugar en Roma del 4 al 29 de octubre. Este documento lleva por título: “Iglesia sinodal en misión”, y como recoge en su introducción, “de ninguna manera es un documento final, sino un instrumento al servicio del discernimiento que todavía deberá continuar”.
En esta asamblea han participado 464 miembros, entre obispos y laicos, de los que 364 tenían derecho a voto, incluidas 54 mujeres por primera vez. Y representado a la Iglesia de España han ido 21 personas, 17 hombres y cuatro mujeres. La única mujer laica con derecho a voto era la teóloga, Cristina Inogés, por designación papal; y la religiosa, Xiskya Valladares, como única religiosa española con derecho a voto. Junto a ellas, han participado la coordinadora del Foro Internacional de Acción Católica, Eva Fernández, y la religiosa Hija de Jesús, Luisa Berzosa.
Entre los 17 hombres que han participado, quince tienen derecho a voto, y tan había un laico, el presidente de la Frater, Enrique Alarcón García. Y a propuesta de la Conferencia Episcopal Española acudieron los arzobispos Luis Argüello, Vicente Jiménez, y Francisco Simón Conesa. Cabe destacar que entre los expertos y facilitadores, pero sin derecho a voto, ha estado el catedrático de Derecho Canónico de la Universidad Pontificia de Salamanca, José San José Prisco.
La introducción del documento comienza con la cita de 1 Cor 12, 13: “Todos nosotros hemos sido bautizados por el Espíritu Santo para formar un solo cuerpo”, para recordar que por la gracia común del bautismo, “hemos podido vivir juntos, con un corazón y una sola alma”.
Desde la asamblea han tenido en cuenta que se ha desarrollado, “en un mundo arrasado por nuevas guerras”. Y aseguran que, “el grito de los pobres, de quienes se ven obligados a emigrar, de quienes sufren las devastadoras consecuencias del cambio climático, ha resonado en nosotros”.
En la asamblea, el papa Francisco les ha confirmado en la fe y les ha lanzado “a ser audaces en la misión”. Y han visto como una gracia comenzar la asamblea con una celebración ecuménica, “con los representantes de las otras confesiones religiosas”.
Esta primera sesión de las dos que se celebrarán en este proceso que comenzó en 2021, ha abierto la fase en la que la Iglesia entera “acoge los frutos de esta consulta, para discernir, en la oración y el diálogo, los caminos que el Espíritu nos pide que recorramos”. Y durará hasta el mes de octubre de 2024, con la segunda sesión.
El texto compartido desde la Secretaría General del Sínodo se divide en tres partes. La primera describe “el rostro de la Iglesia sinodal”, presentando “los principios teológicos que iluminan y dan base a la sinodalidad”. Y como detallan, “aparece como un modo de hacer y de obrar en la fe”. La segunda parte, titulada, “Todos discípulos, todos misioneros”, “trata de todos los que están involucrados en la vida y la misión de la Iglesia y de las relaciones entre ellos”, detallan.
Y en la última parte del documento, titulado: “Tejer lazos, construir comunidad“, la sinodalidad aparece “como un conjunto de procesos y una red de organismos que sirven al intercambio entre las Iglesias y el diálogo con el mundo”. Asimismo, aclaran que en cada uno de estos tres capítulos recogen las convergencias, las cuestiones que afrontar y las propuestas surgidas del diálogo.
Las convergencias identifican los puntos firmes a los que puede mirar la reflexión: “son como un mapa que permite orientarse en el camino y no equivocar la senda”. Las cuestiones que afrontar, “recogen los puntos sobre los que hemos reconocido la necesidad de continuar su profundización teológica, pastoral y canónica: son como los cruces de caminos en los que es necesario pararse, para comprender mejor la dirección que hay que tomar”. Por último, las propuestas indican, en cambio, “posibles pistas: algunas son sugeridas, otras recomendadas, otras, sin embargo, requeridas con mayor fuerza y determinación”.
Por otra parte, advierten que en los próximos meses, las Conferencias Episcopales, haciendo de conexión entre las Iglesias locales y la Secretaría General del Sínodo, “tendrán un papel importante en el desarrollo de la reflexión”.
Cabe resaltar la importancia que se da a los pobres en uno de los puntos de este documento, titulado: “Los pobres, protagonistas del camino de la Iglesia”. Entre las propuestas, consideran que la doctrina social es un recurso muy poco conocido, y que las Iglesias locales, “se comprometan no sólo a hacer más conocidos sus contenidos, sino a favorecer su apropiación a través de prácticas que los hagan activos e inspiradores”.
Asimismo, que la experiencia del servicio a los pobres y a los marginados, “se convierta en parte integrante de todos los recorridos formativos de todas las comunidades cristianas”. Y sobre las mujeres en la vida y en la misión de la Iglesia, que aparece en la segunda parte del documento, indican a modo de propuesta, “que las mujeres puedan participar en los procesos de decisión y asumir roles de responsabilidad en la pastoral y en el ministerio”.
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