ACTUALIDAD DIOCESANA

27/06/2018

La Fraternidad María Estrella de la Mañana organiza unos Ejercicios Espirituales

La Fraternidad María Estrella de la Mañana de Ledesma abre sus puertas, del 8 al 12 de agosto, para compartir unos días de retiro espiritual, en silencio, en torno al Cantar de los Cantares, en su casa -en el Monasterio de San José- y con la participación a su ritmo fraterno de vida: el trabajo, la oración contemplativa, la liturgia cantada y la santa Misa. Es la ocasión también de conocer su carisma de amor desde la Iglesia católica hacia Israel, a través de las enseñanzas y la acogida del Shabbat.
El hermano Abraham de la Cruz impartirá las pláticas enriquecidas por la tradición mística de Israel (la Cábala) y la tradición viva de la Iglesia católica, especialmente a la luz de los místicos San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.

Un retiro espiritual son unos días de correspondencia a la iniciativa divina para estar con Él y de forma gratuita a su escucha. En Él toman su verdadera dimensión cada una de las realidades que constituyen nuestra identidad. De este modo muchos interrogantes implícitos quedan iluminados. El silencio es la ocasión de encontrarnos con la propia realidad, que a veces puede desbordarnos y que gracias al equilibrio de la vida comunitaria y la intervención de la gracia pueden ser asumidos, sanados, superados. Por eso unos ejercicios bien vividos marcan un antes y un después, el alma sale confortada, el cuerpo rejuvenecido, el corazón sereno y feliz, la fe y la vida de gracia renovada.
Ser amado y amar constituye la vocación del hombre. El amor implica gratuidad, verdad y libertad. El amor, la caridad es la virtud teologal que informa la voluntad. En la vida espiritual y en particular con relación a la teología de la gracia, la voluntad ocupa un lugar central ya que tiene por cometido regir y orientar las otras dos potencias del alma (la inteligencia y la memoria).
Gracias a las virtudes teologales (la fe, la esperanza y el amor) el hombre puede sobre pasar los peligros que intentan retenerlo en este mundo, desviarlo de su propia identidad y vocación. La voluntad de amar es así el don de Dios que protege del voluntarismo (pelagianismo) o de la pasividad (quietismo) que mutilan la soberana libertad de los hijos de Dios. Su peor expresión ha sido manifiesta en el drama del s. XX consecuencia del desorden destructor de la pasión desencadenada por la voluntad de Poder (Nietzsche).
Así comienza y así termina el más santo de los libros del Tanaj:
“Que me bese de los besos de su boca pues sus besos son mejores que el vino de este mundo…
Ponme como un sello sobre tu corazón como un signo sobre tu brazo pues es fuerte el amor como la muerte, las grandes aguas no podrán apagar el amor ni los ríos anegarlo…” Ct 1,2-8,6)
Así puede comenzar tu propia historia y su final sólo ser un principio.
Esperamos veros muy pronto.

Hermanos de la Fraternidad.

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