ACTUALIDAD DIOCESANA

07/02/2019

Materiales para la campaña del Enfermo

El departamento de Pastoral de la Salud, dentro de la Comisión Episcopal de Pastoral, ha editado los materiales para la Campaña del Enfermo 2019 que en España tiene dos momentos: el 11 de febrero Día Mundial del Enfermo; y el 26 de mayo la Pascua del Enfermo, que celebramos a nivel nacional. El tema central de la campaña es “El voluntariado en la pastoral de la Salud”, con el que se pretende reconocer el valor de la gratuidad en la entrega al cuidado de los enfermos, como reconocimiento del recibido. De ahí que se nos proponga el texto de Mt 10, 8: «Gratis habéis recibido, dad gratis». Los Obispos consideran que es necesario “hacer una reflexión en la importancia del voluntariado y la necesidad de animar a más personas en esta dirección”.
Como otros años han elaborado diferentes materiales para hacer uso de ellos y trabajarlos en los diferentes ámbitos eclesiales. Están disponibles en la web: https://www.conferenciaepiscopal.es/jornada-mundial-del-enfermo-2019/

“Compartir la fe y la oración con los enfermos, un don y un privilegio”

De la mano de Mercedes Bayo Mayor, religiosa de los Sagrados Corazones, y de Pilar Sánchez Medina, hermana de la Consolación, nos adentramos en el Complejo Hospitalario de Salamanca para conocer experiencias de fe que encuentran a diario en su labor de acompañamiento espiritual y humano a los enfermos, que realizan desde el Servicio de Asistencia Religiosa Católica (SARC) del que forman parte.

Mercedes Bayo sscc y Pilar Sánchez hnsc. Miembros del Sarc  | Con motivo de la XXVII Jornada Mundial del enfermo queremos compartir con la comunidad creyente diocesana algo de nuestra experiencia pastoral en el servicio a los enfermos.

Os podemos decir que el lema de este año “Gratis habéis recibido; dad gratis”  Mt 10,8 lo podemos muy bien hacer realidad en nuestra tarea cotidiana. Por ejemplo, en una de las tareas concretas que desarrollamos: el acompañamiento espiritual y humano a los enfermos en los hospitales. Las horas de nuestra jornada transcurren de habitación en habitación presentando y ofreciendo la atención religiosa a familiares y enfermos.
Procuramos pasar por todas las habitaciones. Es un reto, especialmente en las mañanas, encontrar el “momento oportuno”; los enfermos reciben la atención y cuidados, como es normal, de auxiliares, enfermeras, la visita de los médicos,  y si hay pruebas pendientes aparece el celador, casi siempre con prisa, a por el enfermo… Y en medio de esta vorágine estamos nosotros, los del Servicio religioso.
En general somos bienvenidos y es fácil enganchar y tener, aunque sea breve, un diálogo con enfermo y acompañante. Especialmente somos bien recibidos por los que ya tienen diagnóstico y su estancia se prolonga; por los que las visitas son menos numerosas y frecuentes y aparece nuestra amiga la soledad y por los que el mejor asidero y medicina es el Señor.
Es un don, un privilegio poder compartir la fe y la oración con los enfermos. La Eucaristía, “Gratis habéis recibido; dad gratis” con los enfermos es, se concreta de forma especial; es memoria y entrega, es fuente de consuelo y alimento en la necesidad y vulnerabilidad. Es prolongación en adoración reparadora uniendo dolor y abandono pues una y otra vez se nos devuelve al sagrario en plegaria por nuestros hermanos.
Es una tarea que nos hace sentir privilegiados: “Gratis habéis recibido; dad gratis”. Pues os podemos asegurar que en estos encuentros TODOS HABLAMOS DE DIOS. Para negarlo, para afirmarlo, para ningunearlo, para abroncarlo, para apelarlo, para defenderlo, para incluso explicarlo o justificarlo…

Hablamos de Dios

Todos hablamos de Dios con la palabra, con los gestos, con la postura, con el silencio, con el grito desgarrador…Ponemos nombres propios a tanto compartido:
  • Escuchamos hablar de Dios a María. Hablaba de lo difícil que le resulta entender a Dios. Pregunta a Dios por qué “manda tantas enfermedades a su familia” si no hacen mal a nadie, por qué tanta desgracia y sufrimiento.
  • Escuchamos hablar de Dios a una religiosa, por más señas, de clausura. Ha hablado de Dios para contar que es muy sabio. Y a ellas las lleva estupendamente. De tal manera que las ha puesto en su Monasterio una hermana jovencísima que con su enfermedad las hace más amorosas, más creativas y sobre todo las ayuda a subrayar los valores de la vida contemplativa: ser y no hacer. Estas hermanas hablan que Dios es el que llama y responden juntas.
  • Escuchamos hablar de Dios a Dionisio, Antonio, Teresa,… que nos cuentan como su larga vida en el pueblo ha transcurrido mirando al cielo para poder sacar a la familia adelante y celebrando con el santo patrono, o con María, la Virgen del pueblo, verdadera Madre,  todo lo que Dios regala y sobre todo celebrar como protege de tantos peligros y dificultades.
  • Nos hablan de Dios Ana que en su “informe” lleva señalado que es ex – presa y toxicómana, militante e impotente. Amador, trotamundos, que no tiene dónde reclinar la cabeza, se quiere curar, volver a su tierra en el sur y pasear por el campo, sabe que su familia no le espera y ahora es hermano de Omar pues es ‘chungo’ convivir con la leucemia en país extranjero. Y Glaciela que dejó en Honduras la familia para buscar un lugar seguro, se enferma y pierde el trabajo y aunque es de otro culto rezamos juntas para dar gracias a ‘Diosito’ que nos da la fe.Tantos que no nombran a Dios, ni para bien ni para mal. Pero que nos llevan a Dios silenciado o silencioso, encarnado, harapiento, dependiente, vulnerable, sufriente, al fin y al cabo anclado a la cama del hospital y abandonado en las manos de otros que deciden sobre su salud,  el fin sobre su vida o no vida… Y nos hablan de Dios Padre aquellos que entregan la vida conscientemente en paz y pacificando a los que les rodean. Podríamos narrar tantas experiencias de fe…
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