ACTUALIDAD DIOCESANA

26/08/2022

La cruz en la liturgia

¿Qué significa la cruz para los cristianos? ¿Dónde encontramos la cruz? ¿Con qué frecuencia se hace la señal de la cruz en nuestras celebraciones litúrgicas? ¿En qué otras ocasiones fuera de la misa se hace este gesto? Son algunas de las cuestiones que aborda el delegado diocesano de Liturgia, Emilio Vicente de Paz, en el tercer vídeo de la sección “La liturgia de cerca”

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN

La cruz es el principal símbolo de identidad de los cristianos. Este es el tema del tercer vídeo de la serie didáctica: “La liturgia de cerca”, que ofrece el diocesano de Liturgia, Emilio Vicente de Paz, para que los fieles comprendan los gestos, símbolos y palabras de la liturgia y favorecer su participación activa y el encuentro con Cristo vivo en la eucaristía.

Emilio Vicente es el responsable de la Delegación diocesana de Liturgia de Salamanca

Este responsable recuerda que la cruz es la señal del cristiano porque “Cristo murió crucificado, dando la vida en la cruz por la salvación de los hombres”, y aunque es un instrumento de tortura y muerte, también “es signo de amor y perdón, de vida y salvación“.

Al principio, a los cristianos no se les ocurría usar la cruz en el arte o en la liturgia, era algo que “les horrorizaba”, como indica Vicente de Paz, ya que seguía utilizánse para ajusticiar a los criminales. Es a partir del siglo IV cuando la cruz se plasma en el arte, como recuerda. “Primero como signo victorioso”, representada en muros y puertas, o realizada en piedra, madera, metal o piedras preciosas. Y más adelante, “subrayando el sufrimiento de Cristo, que padeció en la cruz por culpa de los hombres”.

¿Dónde encontramos la cruz?

En la actualidad, este símbolo podemos encontrarlo en todas partes, como detalla: “en el espacio público y en el privado, en los campos, en las calles, en las casas, colgada en las paredes de las habitaciones y colgada al cuello, como otros adornos o joyas”.

Emilio Vicente destaca que también la arquitectura de los edificios se refiere a la forma del crucifijo de la tradición cristiana. “Existen muchas iglesias con planta arquitectónica en forma de cruz, latina o griega”. Y en las celebraciones la cruz es un elemento que está siempre visible, como en el altar donde se coloca “sobre él o cerca de él”, o en las procesiones, encabezadas por “una cruz con mástil”.

La cruz está presente también en los gestos que realizamos, como la señal que trazamos con la mano cada vez que rezamos. El cardenal Ratzinger, antes de ser Papa señaló una vez que “el gesto cristiano más básico en la oración es y siempre será la Señal de la Cruz”, ya que recuerda la cruz salvadora de Cristo.

¿Cuándo debemos hacer la señal de la cruz?

La señal de la cruz la trazan “los fieles sobre sí mismos” y “los sacerdotes, como signo de bendición, sobre objetos y personas”.

Respecto a la frecuencia con la que se realiza la señal de la cruz en las celebraciones litúrgicas, el responsable de Liturgia de Salamanca subraya que
antes del Concilio Vaticano segundo, “en cada celebración de la eucaristía el sacerdote hacía la señal de la cruz más de 50 veces: siete de ellas sobre sí mismo, el resto sobre personas (diácono, fieles) y sobre algunos objetos (agua, incienso, altar, misal), pero sobre todo sobre las ofrendas, unas 30 veces. Incluso se hacía la señal de la cruz con el pan consagrado o con el cáliz 10 veces”. Además había signos de la cruz triples “hasta ocho en cada misa”.

Este hecho cambió a raíz de la publicación de la constitución Sacrosanctum Concilium, emanada del Concilio Vaticano II, que mandó que los ritos resplandecieran “con noble sencillez”,  y que debían ser “ser breves, claros, evitando las repeticiones inútiles”. Por eso, “la reforma redujo drásticamente el número de cruces, dejando las imprescindibles“, como resalta Emilio Vicente de Paz.

La eucaristía es “el banquete-memorial de la pasión, muerte y resurrección de Cristo”, recuerda. Y este sacrificio de Jesús en la cruz, “es actualizado por la Iglesia, reunida en su nombre”. Por esta razón la presencia de la señal de la cruz es necesaria en las celebraciones, “aunque con moderación”, como precisa este responsable.

En las celebraciones litúrgicas hacemos la señal de la cruz en distintos momentos. Todos, sacerdotes y fieles, “sobre nosotros mismos al comenzar la celebración”, mientras decimos ‘En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo’, aludiendo al mismo tiempo a la Santísima Trinidad de Dios”.

También en la proclamación del evangelio repetimos el gesto, “todos hacen la cruz tres veces: sobre la frente, en la boca y en el pecho“, y el sacerdote la hace además “sobre el libro que contiene la lectura del Evangelio” y, más tarde, “sobre las ofrendas de pan y vino, una sola vez, en la plegaria eucarística”, así como en la bendición final. En ese momento, el sacerdote traza la señal de la cruz hacia todos los miembros de la asamblea, que permanecen inclinados. “En ninguna parte se dice que los fieles deban hacer también la señal de la cruz sobre sí mismos. La mayoría lo hace como signo de aceptación de esa bendición, pero en realidad no es necesario”, aclara. “Recibir la bendición con el cuerpo inclinado es suficiente”, afirma el responsable de Liturgia de Salamanca. Si la bendición final la imparte el obispo, en este caso hará “tres cruces sobre los fieles”.

Tampoco podemos olvidar que durante la eucaristía la postura ordinaria del sacerdote al pronunciar las oraciones es con los brazos extendidos en forma de cruz.

Fuera de la misa también se realiza la señal de la cruz. En algunos sacramentos tiene un gran significado la cruz, como en el bautismo: “sobre la frente del niño que va a ser bautizado hacen la señal de la cruz el sacerdote, los padres y los padrinos”, o en en el sacramento de la penitencia o reconciliación, “el sacerdote hace la señal de la cruz sobre el penitente al darle la absolución”.

Hacer la señal de la cruz es una buena costumbre al entrar en una iglesia, en ese momento, “signarnos, a ser posible con los dedos mojados en la pila de agua bendita, como recuerdo del bautismo”, recuerda el delegado de Liturgia;al mirar al sagrario, “de pie o de rodillas”; al comienzo del rezo del Rosario, del Via Crucis o de cualquier oración comunitaria o individual, como al bendecir la mesa o al empezar un viaje“.

En definitiva, la cruz sintetiza lo que somos, en quien creemos y quién y cómo nos ha salvado del pecado y la muerte.

 

Foto: Óscar García

 

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