ACTUALIDAD DIOCESANA

10/04/2019

Abraham Coco pregona la Semana Santa como espacio “de encuentro y de reencuentros”

El joven periodista compartió con el público presente su alma cofrade, junto a la imagen de Jesús Rescatado en el centro del escenario del Liceo

Nadie mejor para dar una primicia que de la mano de un periodista. Abraham Coco lo es, el pregonero de la Semana Santa de Salamanca de 2019. Y así arrancó su pregón en la tarde-noche del pasado martes: “Vengo a daros una noticia. Una buena noticia. ¿Qué otra cosa si no podría hacer este pregonero?”. En su preámbulo, recordó que la piedad popular “es la lengua materna con la que aprendimos a ser cristianos para proclamar el motivo por el que el Padre había decidido que su Hijo se hiciera uno de los nuestros”.

Abraham Coco inició su relato desde al atril del Liceo recordando que los hermanos de la Vera Cruz, “fueron quienes pusieron la primera línea de esta hermosa tradición que generaciones de salmantinos hemos conservado a lo largo de más de cinco siglos“. Para este pregonero, la Vera Cruz “es causa y origen”. De este modo comenzó un itinerario por diversos reencuentros que estructuraron el pregón. “¿Qué es la Semana Santa sino una sucesión de reencuentros?”, porque considera que en ellos está la noticia que fue a darnos.

Abraham Coco, durante su pregón. Fotos: Óscar García

Para este joven pregonero, su primera línea es Jesús. Y se lo dijo directamente al que tenía a su lado, al Divino Redentor Rescatado, en cuyo templo de San Pablo fue bautizado un 8 de noviembre de 1987. “¿Cómo no ibas a ser entonces tú quien me acompañara aquí hoy para anunciar a mis paisanos, a tus paisanos, la llegada anual de la conmemoración de tu Pasión, Muerte y Resurección?”. Y abrió su corazón para desvelar los motivos por los que escogió la Real Cofradía del Cristo Yacente, “fue en tu rostro en Agonía Redentora donde encontré al hombre”, porque considera que cuántas diferencias entre ambos (Divido Redentor y Agonía Redentora), “mi Cristo y mis cristos, a quien suelo dirigir mis plegarias, torponas y frágiles”. Sobre el escenario del teatro Liceo también quiso que estuviese presente su hábito de la madrugada ya de Jueves Santo.

Y comenzó a enumenar una trilogía de encuentros con las que se inicia la Semana Santa. La escena uno, el Viernes de Dolores, “rememoramos a cuantos nos precedieron, a quienes iniciaron su última procesión desde el camposanto de San Carlos Borromeo”. Recordó al Cristo de la Liberación, “junto a quien recordamos a cuantos ya no están con nosotros”. En ese momento, Abraham Coco enumeró a todos los cofrades que se habían reencontrado con el Padre en el último año, donde recoró también a su padre, fallecido hace unos años: “Bienvenido a mi pregón”, le evocó.

El Encuentro

Su escena dos se sitúa el Domingo de Ramos, y en el “tic maniático” de consultar las previsiones del tiempo de los cofrades. Y en sus párrafos del pregón quiso que estuviera presente Willy, el radiólogo, “que en la última Pascua se fue con sus acertijos”. No dejó de mencionar las efemérides de la Hermandad Dominicana, “decidieron pasar de narradores a protagonistas”, por los periodistas que la fundaron, junto al personal de talleres de artes gráficas. Y terminó su intervención como arrancó el pregón, en la Resurección. “En el atrio de la Catedral la Virgen hace del luto Alegría para iniciar la procesión del Encuentro”.  Para este pregonero, la Semana Santa “es el rito que nos renueva, que nos reencuentra con Jesús, con nuestras raíces, que nos reencuentra con la vida”. ¡Qué así sea!

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