05/12/2023
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
El próximo viernes, 8 de diciembre, a las 18:00 horas, el Convento Madre de Dios acogerá una misa de acción de gracias por los 25 años de la consagración como virgen seglar de Margarita Martín Bravo. Su consagración abrió las puertas a una nueva forma de vida consagrada en la Diócesis de Salamanca.
El Ordo Virginum, una de las formas más antiguas de vida consagrada femenina en la Iglesia, tiene sus raíces en los primeros tiempos del cristianismo. Esta forma de consagración, que permite a las mujeres entregarse a Cristo sin abandonar sus hogares, fue recuperada por el papa Pablo VI con un renovado rito promulgado el 31 de mayo de 1970. El Orden de las Vírgenes es una vocación desvinculada de una congregación religiosa, su misión es servir a la pastoral diocesana y sus miembros dependen del obispo del lugar, quien admite a la aspirante y celebra su consagración.
El 8 de diciembre de 1998, en la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, Margarita Martín fue consagrada virgen seglar por el entonces obispo de Salamanca, Mons. Braulio Rodríguez Plaza. La ceremonia se celebró en la capilla mayor del Seminario diocesano y marcó el inicio del Orden de las Vírgenes en la diócesis, cuyo decreto y directorio fueron aprobados ese mismo año.
La vocación de Margarita se tejió a lo largo de su vida, desde su ingreso a los 18 años en el Monasterio de las Dominicas de Salamanca, que tuvo que abandonar para hacerse cargo del cuidado de sus padres, hasta su encuentro con el Ordo Virginum. Después de Margarita, otras mujeres siguieron sus pasos, como Romanita y Josefina, ya fallecidas, y más adelante Luisa Antonia Rodríguez y María Daniela Biló, esta última consagrada por el obispo Mons. José Luis Retana el 18 de diciembre de 2022.
El pasado mes de febrero, con ocasión de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, Margarita compartió un artículo relatando su testimonio, en el que expresaba cómo la Palabra de Dios le ha brindado fortaleza en momentos difíciles. También describía su vocación al Ordo virginum como un “fruto de la esperanza y de la inmensa misericordia de Dios”, destacando que esta nueva forma de vida “me llenó desde el principio”.
Margarita trabaja en una editorial católica, labor que concilia con su compromiso pastoral y el servicio a la Diócesis. Cada día se esfuerza por corresponder “con mi amor exclusivo y total al amor infinito de Dios”. Su consagración, como recuerda constituye un compromiso profundo con el amor nupcial de Cristo. Con alegría y gratitud, espera la plenitud de este amor en su vida.