10/12/2023
MARIANO MONTERO, SACERDOTE ADSIS
Estamos en un tiempo dominado por las malas noticias; y no es porque los periodistas las inventen, sino que así es la realidad que nos rodea.
Mientras tú estás leyendo esto, en Palestina, la tierra donde vivió Jesús, dos millones de civiles gazatíes, cautivos en su propia ciudad, entre casas destruidas y hospitales sin suministros, se protegen como pueden de los bombardeos diarios que ya han dejado más de 17.000 muertos, la mayoría mujeres y niños… Y en estos mismos momentos, en Dubai se acerca a su fin la Cumbre del Clima COP28, sin resultados claros ni efectivos para enfrentar este cambio climático desbocado que nos amenaza a todos, empezando por los más pobres; por más que el papa Francisco lo haya denunciado una y otra vez, como un Juan Bautista de nuestro tiempo… Y mientras avanzamos en este escrito, en España Cáritas no se cansa de recordarnos proféticamente que la Navidad encontrará a millones de personas con un sueldo que no les alcanza para mantener una vida digna, una vivienda, una alimentación y una vejez dignas.
Pero, en medio de este panorama desolador, el evangelio de este domingo (Mc 1,1) nos trae un anuncio sorprendente y esperanzador: “Comienza la Buena Noticia de Jesucristo, Hijo de Dios”. Por eso, en la segunda lectura, San Pedro confiesa: “Confiados en la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva en que habite la justicia”.
Quizá nosotros, adormecidos por la costumbre y la inercia, no alcanzamos a captar lo Bueno y lo Nuevo que nos trae Jesús. No es solo “una” buena noticia: es “LA BUENA NOTICIA” de que viene a nosotros y otro mundo es posible con Él. Eso dependerá de la acogida real que encuentre en cada uno, en nuestro corazón y en nuestra vida. Ojalá estemos atentos -no solo a lo largo del Adviento, sino de todo el nuevo año litúrgico- a este Jesús que nos presenta Marcos. El evangelista nos irá desvelando su misterio como quien abre con expectación su regalo de Navidad. Y solo así, con una actitud abierta y receptiva, con una escucha admirativa y centrada en él, llegaremos a comprender que Jesús es el Hijo de Dios y por qué viene a nuestro mundo.
Pienso que nos vendría bien a todos leer -o releer- “El camino del discípulo”, un excelente libro de Santiago Guijarro, catedrático de Nuevo Testamento en la Universidad Pontificia de Salamanca. En él nos introduce en el evangelio de Marcos, mostrándonos a lo largo del relato que solo redescubriendo con profundidad a este Jesús Hijo de Dios -cuyo amor llegará al extremo de la Cruz-, podremos desvelar su misterio y vivir verdaderamente como discípulos suyos en el mundo de hoy.
Los cristianos estamos llamados a confirmar nuestra fe en el acontecimiento de la Encarnación que celebramos en Navidad y que culminará en la Pascua. Busquemos a Jesús en los pesebres y cruces de nuestro tiempo, y proclamemos ante ellos, con renovado asombro: “Comienza la Buena Noticia de Jesucristo, Hijo de Dios”.
ACTUALIDAD DIOCESANA