19/02/2023
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
El próximo 22 de febrero, la Iglesia en Salamanca celebra el Miércoles de Ceniza y el inicio de la Cuaresma. Un periodo de 40 días en el que se invita a la comunidad diocesana a vivir su día a día de otra manera, con pequeñas acciones vinculadas a la penitencia, la caridad o la oración.
El misionero redentorista, Luis Angulo, que realiza la tarea pastoral en la parroquia de Santa Teresa de Jesús, nos acerca las principales claves para vivir con intensidad este nuevo tiempo litúrgico. “Comenzamos la Cuaresma y seguiremos con la Pascua de Resurrección”, matiza. Este sacerdote recuerda las peculiaridades especiales de este tiempo, como por ejemplo, el color litúrgico de la Cuaresma, con el morado.
Uno de los símbolos de inicio de Cuaresma es la ceniza, que se impone sobre la frente de las personas en forma de cruz el Miércoles de Ceniza. “Nos manchan un poco la frente con la señal de la cruz, como cuando se bautiza”, relata. Y esta ceniza, ¿de dónde proviene? Se plantea. Luis Angulo apunta a que hoy en día se puede comprar, pero el sentido auténtico de la ceniza es que debe proceder “de la quema de los ramos que hayan sobrado en el Domingo de Ramos del año litúrgico anterior”, subraya.
Además, recuerda que en el tiempo de Cuaresma hay que evitar los adornos florales en el templo, “como muestra de austeridad“. Pero también destaca otros elementos propios de este tiempo litúrgico, como la oración, el ayuno o la limosna, “que no pueden estar ausentes en la vida y en la práctica cristiana desde la fe”.
En relación al ayuno, Luis Angulo cree que todo el mundo piensa en la comida, o en la tradición de no comer carne, “pero no solo es por el tema económico y material, sino porque como creyentes y seres relacionados con Dios, necesitamos hacer ayuno de otros comportamientos, de otras actitudes, de otras formas de ser o de hablar, de relacionarnos”. Para este misionero redentorista, “ese es el ayuno importante, y el otro es más secundario”.
En cuanto a la oración, este sacerdote invita a la comunidad diocesana a rezar un poco más de lo habitual, “y a veces, con oraciones especiales y específicas de Cuaresma, como el viacrucis, especialmente los viernes de Cuaresma, como un desarrollo de la pasión de Jesús”.
Angulo también menciona la penitencia, la confesión y la reconciliación, “perdonar a los demás como queremos que nos perdonen a nosotros”. Además, anima la posibilidad de acercarnos al sacramento de la reconciliación, “de la confesión, de la penitencia en particular o en las distintas celebraciones comunitarias de la penitencia que podamos tener a nuestra disposición”.
Otro de los aspectos que destaca a tener en cuenta las próximas semanas es la caridad, la limosna. “En este tiempo de Cuaresma deberíamos hacer un ejercicio de más caridad, de ser generosos y solidarios”, señala.
Por último, Luis Angulo reitera que la Cuaresma es un tiempo de crecer, “porque crecer siempre es bueno, y no solo en lo físico, también desde el interior y desde el espíritu, hemos de crecer en lo personal y en nuestra relación con Dios y con los demás”.