17/10/2023
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
El patriarca ecuménico de la Iglesia ortodoxa y arzobispo de Constantinopla Bartolomé I ha sido investido este martes, 17 de octubre, como doctor honoris causa en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca. Una distinción que le ha otorgado en reconocimiento a su trayectoria y compromiso con el diálogo ecuménico, “la transmisión de valores cristianos y su gran valía personal”.
El acto, celebrado en el Aula Magna de la universidad eclesiástica, ha sido presidido por el Gran Canciller y obispo de Ciudad Rodrigo y Salamanca, Mons. José Luis Retana, y ha contado con la asistencia de numerosas autoridades eclesiásticas, como el Nuncio Apostólico en España, Mons. Bernardito Cleopas Auza; el cardenal arzobispo de Estocolmo, Mons. Lars A. Arborelius; el obispo de León, Mons. Luis Ángel de las Heras; o los metropolitas de Calcedonia, S.E. Emmanuel Geron; Lemnos, S.E. Ierotheos; Francia, S.E. Demetrios, y España y Portugal, S.E. Bessarion Komziás; así como autoridades civiles y militares, como la vicerrectora de la Universidad de Salamanca, Ana María Martín Suárez; los embajadores de Grecia en España, Ilias Fotopoulos, y de Grecia en Portugal, Ioannis Metaxas; entre otros.
El catedrático Fernando Rodríguez Garrapucho ha sido el padrino del Doctorando y el encargado de pronunciar la Laudatio. En su intervención ha destacado cinco puntos clave en la trayectoria de Bartolomé I que justifican este reconocimiento. En primer lugar, la gestión dialogal de su misión, “por su espléndida actividad en la cooperación interortodoxa, intercristiana e interreligiosa, así como por las visitas formales a líderes católicos, veterocatólicos, ortodoxos y musulmanes. Sus esfuerzos promoviendo la libertad de culto y los derechos humanos, así como sus iniciativas a favor de la tolerancia religiosa en el mundo son universalmente reconocidos”.
En segundo lugar, por la reconstrucción de las Iglesias ortodoxas. Tras la caída de la Unión Soviética, Su Santidad desempeñó un papel crucial en la restauración de la Iglesia ortodoxa en varias naciones, incluyendo Albania, Estonia y Ucrania. Superando desafíos y oposición, trabajó incansablemente por la autonomía de estas iglesias. “Su papel como líder espiritual del cristianismo ortodoxo no ha hecho más que crecer durante su pontificado”, señaló el profesor Garrapucho en su discurso.
En tercer lugar, por el Concilio Panortodoxo en 2016, preparado durante 60 años, promovió el diálogo dentro de la Ortodoxia y con otras Iglesias cristianas. Además, instó a la comunidad internacional a buscar una resolución pacífica para los conflictos armados en Oriente Medio.
En cuarto lugar, por su compromiso ecológico. Su Santidad Bartolomé I es conocido como “El Patriarca verde” debido a su preocupación por los problemas medioambientales. El líder ortodoxo entiende que “debemos aprender a sensibilizar más nuestras comunidades cristianas, hacer que nuestro comportamiento con la naturaleza sea más respetuoso, y adquirir, en fin, un corazón compasivo”.
Y, por último, por la cercanía ecuménica con la Iglesia católica, puesto que ha mantenido relaciones cordiales con tres papas de Roma durante su patriarcado: San Juan Pablo II, con Benedicto XVI y con Francisco, participando en diálogos conjuntos y promoviendo la reconciliación entre la Iglesia ortodoxa y la católica.
Finalmente, Rodríguez Garrapucho ha elogiado la paciencia e inteligencia del patriarca de Constantinopla, así como “su bondad y su firme convicción ecuménica en favor de la unidad de todos cristianos”.
Bartolomé I expresó su agradecimiento en su Discurso de Gracias y señaló sentirse honrado”por este conmovedor reconocimiento de nuestro modesto servicio para promover las relaciones y conversaciones entre Iglesias cristianas y Comunidades interreligiosas”. Y llamó la atención sobre “la visión esencial y misión excepcional de la Iglesia de Constantinopla, a la que hemos tenido la suerte de servir durante más de treinta años como pastor espiritual”. El patriarca ha señalado que “Nuestra Iglesia ha promovido proféticamente la causa de la unidad ecuménica entre confesiones cristianas distanciadas y otras comunidades religiosas, tanto a través del vibrante movimiento ecuménico desde principios hasta mediados del siglo XX, como también a través del vital diálogo interreligioso realizado durante la última parte del siglo XX”.
Sus palabras, en esta línea, han destacado la importancia del servicio ecuménico: “Saludamos el generoso honor de este doctorado honoris causa en nombre de la institución del Patriarcado Ecuménico. Porque el servicio ecuménico es nada menos que el ADN mismo del Patriarcado Ecuménico. A pesar de las críticas persistentes y equivocadas, la Iglesia de Constantinopla nunca ha percibido su ministerio o misión como una forma mundana o un modelo secular de expansionismo. Más bien, entiende su propósito y aspiración como la aceptación universal y el avance de la dignidad humana y la justicia social en cada persona, creada a imagen de Dios y en cada rincón del mundo de Dios”.
Por otra parte, Bartolomé I ha hecho referencia a la situación actual, especialmente en Ucrania y en Oriente Medio. “En un mundo destrozado por contrastes y conflictos, el intercambio de un diálogo pacífico y constructivo constituye la única manera de lograr la reconciliación y la unidad”. En su opinión, “la verdad no teme al diálogo; al contrario, la verdad siempre invita y persigue el diálogo”. (…). Y ha destacado la devastación causada pro la falt a de colaboración y el uso de la violencia. “Como seres humanos no estamos dispuestos a colaborar y ceder por el bien de nuestros hermanos y hermanas, así como por la protección de la creación sagrada de Dios. En el pasado, junto con nuestro querido hermano, el Papa Francisco, nos esforzamos por reunir y dialogar con los líderes de Israel y Palestina. Y hace solo unos días emitimos una firme declaración contra el uso de la violencia supuestamente para establecer la paz”.
Las palabras de su Santidad Bartolomé I han finalizado con un llamamiento a la paz y al diálogo como respuesta a estos desafíos. “Este espíritu de diálogo sincero y amoroso es el que la Iglesia de Constantinopla ha puesto en práctica en sus relaciones entre los cristianos divididos, proclamándolo al mismo tiempo a todos los creyentes y personas de buena voluntad, dondequiera que se encuentren. Sabemos por amarga experiencia que la religión puede fácilmente ser utilizada indebidamente como bandera de fanatismo y conflicto. Sin embargo, también estamos convencidos de que la “paz que sobrepasa todo entendimiento” (Filipenses 4, 7), así como el “amor que todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta” (1 Corintios 13, 7) finalmente prevalecerán, si nuestra fe en Dios nos llena también de fe unos en otros”.
El Rector, Santiago García-Jalón, expresó en su Gratulatoria que “este es un día memorable” para la Universidad Pontificia porque no solo honra a una personalidad señera, sino que también enriquece a esta institución al incorporar a su cuerpo de doctores a alguien por la excelencia de sus méritos.
En su Gratulatoria, García-Jalón ha destacado que “la Universidad quiere también honrar y expresar su cordial afecto y su admiración hacia una venerable y dignísima Iglesia hermana nuestra, que atesora insondables riquezas de la perenne tradición del cristianismo y regenera la teología y la vida de la Iglesia romana con aguas siempre vivas”.
En sus palabras, el Rector de la Universidad resaltó
“la importancia de este honor y su contribución al diálogo entre oriente y occidente, destacando la influencia de figuras como Tomás de Aquino en la historia de esta interacción”.
La Universidad Pontificia de Salamanca espera que la visita de Bartolmé I su visita contribuya “a un nuevo y firme paso adelante en este itinerario” de diálogo.