02/07/2019
La Pastoral Juvenil vivirá este verano las experiencias que han marcado todo el año. Si algo diferencia a esta delegación es que su siembra tiene una finalidad concreta, en este caso, acercarse a los jóvenes desde la fe, adaptado a los nuevos tiempos y lenguajes. El sacerdote Andrés González es el actual delegado, y durante este curso ha trabajado junto a un amplio equipo: Leo Ramos, Santi Casanova, Noemí García, Álvaro Gómez, Raúl Izquierdo, María Marquina, Gema Romero y María Sanguino.
Como detalla su responsable, en el inicio del curso pastoral tuvieron claro que no querían ofrecer una batería de actividades sin más, “teniendo en cuenta que tenemos en mente la redacción del plan pastoral con jóvenes de la Asamblea Diocesana”. Pero el delegado tiene claro que antes de realizarlo hay que hacer un ejercicio de escucha con los jóvenes, “hay que generar una red, y no solo preguntar qué hacemos, sino que nos conozcamos y nos queramos para apostar por la evangelización de los jóvenes”.
Para Andrés González, el tiempo actual es nuevo y como tal hay que tomarlo. “Por ello hoy más nunca se hace necesario una conversión pastoral en clave sinodal, caminar juntos”, subraya. Y considera que en el vasto campo de la evangelización de los jóvenes, “esta conversión pasa por dejar atrás nuestro lamento constante del no sé qué hacer con los jóvenes, y disponer nuestro corazón para una permanente búsqueda amorosa de ellos”.
En este sentido, considera que hay que ofrecerles en una etapa de crecimiento, “más que un simple adoctrinamiento, experiencias vivas que posibiliten el encuentro con la persona viva de Jesús y con la vida nueva que Él nos ofrece”.
Pero para lograr ese camino, según detalla el delegado de Pastoral Juvenil, “necesitamos comunidades vivas que les acojan con entrañas de misericordia; comunidades que sean para ellos hogar y escuela donde el Señor eduque su corazón y sean cada día más auténticos discípulos suyos”. Y finalmente, aclara que la razón de ser es que después, “cada uno en sus ámbitos de vida puedan ser siempre misioneros de la Buena Noticia de Jesús”.
Cuando establecieron el nuevo equipo comenzaron a trabajar en líneas de acción, con un reparto de tareas. Por un lado, la comunicación, “hay que estar donde ellos se mueven, como las redes sociales, y saber lo que funciona”, describe Casanova como responsable de esta área en la delegación.
Dentro de la Pastoral Juvenil destaca también la presencia de grupos de referencia, como Jerut, surgido del campamento diocesano, de sus monitores, “con los que realizamos un acompañamiento personal, y con los que tenemos reuniones quincenales donde también entra la preparación al campamento”, concreta el equipo. Pero, sobre todo, destacan el trabajo con ellos en el crecimiento de la fe.
En este sentido, reconocen que el campamento (que se celebrará del 16 al 28 de julio) recoge un año de camino y proceso del grupo de monitores, “que tienen que ser misioneros y ejecutores de las acciones pastorales”. Porque reconocen que el campamento diocesano “es una motivación de los jóvenes para mantenerse en Jerut al tener un objetivo más claro”.
Este año nació otro grupo de referencia bajo el nombre de Ohana, que significa “familia”. En este caso compuesto por un grupo de adolescentes de entre 14 y 16 años, con su propia experiencia fuera del campamento diocesano. Durante todo el curso han ideado y programado por primera vez la denominada ‘Ruta Calcuta’, que tendrá lugar del 7 al 14 de julio, con la intención de prestar servicios en diferentes lugares y colectivos, desde personas con discapacidad, mayores o jóvenes en riesgo de exclusión social, desde Ponferrada, donde comenzarán la ruta, hasta Galicia. Leo Ramos, que ha acompañado a este grupo, subraya que ellos han organizado la experiencia, “como un esfuerzo de tiempo, responsabilidad y trabajo, que garantiza su implicación para que puedan crecer”.
Otro pilar fundamental de la Pastoral Juvenil es el trabajo desde la acción social y el voluntariado, como con el itinerario de Molokai. Dentro de esta experiencia vivida a lo largo de todo el año, este verano también cuentan con una propuesta, en concreto, el Campo de Trabajo Lázaro, en Málaga, “que persigue el contacto con jóvenes de otras diócesis para vivir experiencias de voluntariado con inmigrantes, personas sin hogar etc.”. De la Diócesis de Salamanca acudirán a esta cita, que tiene como lema ‘Cristo Vive’, 12 jóvenes de entre 16 y 18 años.
Por otra parte, Álvaro Gómez ha sido el responsable durante este curso de la pastoral juvenil de las cofradías, que está marcado como otro de los grandes retos: “Hay que encontrar cómo acertar en este tema”, sentencia. El primer paso fue crear un equipo con varios jóvenes, “y que sean ellos mismos los que lleguen a otros jóvenes de las cofradías”. De este modo, la intención es que en la Pastoral Juvenil tengan más presencia los cofrades.
Este equipo reflexiona sobre el futuro de la Pastoral Juvenil, donde Raúl Izquierdo considera que la clave está en tener a gente dispuesta a pasar tiempo con los jóvenes: “La teoría lo aguanta todo, pero hace falta gente que lo lleve a la práctica y dedique tiempo a los jóvenes, al acompañamiento”.
Para Noemí García, otro reto importante es ser capaces de estar con ellos sin exigirles nada, “la gratuidad, quien hace el camino con ellos, tenemos que ser esa referencia que invita, pero no que obliga”. Otra clave está, según ella, en dejar que los jóvenes prioricen lo que quieren, “de esta forma se irá comprometiendo y no cargará con la obligación”.
Asimismo, son conscientes de que el lenguaje de los jóvenes de hoy no es el del pasado, “que no quiere decir que no sea el de Dios, ellos son los hijos del mundo de hoy”. También se plantean cómo atraer a los jóvenes que no creen en nada, y para ello, apuesta por incorporar al actual equipo a algún joven.
Diecisiete jóvenes, de 14 a 16 años van a participar del 7 al 14 de julio en la ‘Ruta Calcuta’, una experiencia de servicio que permitirá a los jóvenes adentrarse en diferentes realidades sociales. Los jóvenes realizarán actividades de voluntariado en casas de acogida, residencias para personas mayores y centros de exclusión social entre otros, en una ruta que transcurrirá por Puebla de Sanabria, Ponferrada, Lugo, Coruña y Santiago de Compostela, entre otras. Es la primera vez que se lleva a cabo esta actividad que ha sido organizada por cinco jóvenes monitores del grupo Ohana, coordinados por el sacerdote Leo Ramos.
El campamento que organiza la Delegación diocesana de Pastoral Juvenil se ha ido consolidando a lo largo de estos años. Una iniciativa que surgió como recurso para aquellas parroquias que no podían organizarlo y que en esta ocasión acogerá a un total de 140 niños de entre 7 y 14 años, con 21 monitores. Esta propuesta diocesana se celebrará en La Legoriza, en plena Sierra de Francia, entre el 16 y el 28 de julio. Durante esos días, como destacan sus organizadores, trabajarán la dimensión de la fe unida a las actividades más habituales en un campamento, así como el trabajo de los valores, como la alegría, la amistad o la escucha en medio de la naturaleza.
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