ACTUALIDAD DIOCESANA

05/05/2020

El vicario de Pastoral invita a la “prudencia” ante la fase de desescalada

Desde el inicio del confinamiento, cada lunes Policarpo Díaz hace llegar a la comunidad diocesana un mensaje a través del canal oficial de YouTube de la Diócesis de Salamanca

 

Cada lunes, comparte con su comunidad diocesana un mensaje de ánimo, de aliento, de cercanía… y en esta ocasión, de prudencia. El vicario de Pastoral de la Diócesis de Salamanca, Policarpo Díaz, reconoce que hay que estar contentos “ante una próxima vuelta a lo que somos, a lo que nunca hemos dejado de ser, Iglesia, comunidad, asamblea, fraternidad”, en definitiva, insiste, “una familia reunida en torno a la mesa de la eucaristía”.

Pero este responsable diocesano prefiere poner algunos matices a la actual situación: “El primero, el de la prudencia, porque no es necesario que lo recordemos, estamos en un momento de emergencia sanitaria, donde está declarada una pandemia a nivel mundial, y en este momento, en nuestro país estamos viviendo un estado de alarma”, subraya. Por ese motivo, recuerda que aunque  la desescalada vaya permitiendo algunas actividades, “es muy importante que vayamos siendo prudentes”.

En este sentido, admite que no le gustaría ver en las iglesias, “lo que estos días hemos visto por las calles”, en relación a las imágenes de paseos, jardines, parques o calles “atestadas de gente”, durante los primeros días en los que se ha permitido salir a caminar. “Y no quiero que eso ocurra en nuestras iglesias, no sería responsable ni un signo de salud, ni siquiera espiritual, no es bueno que eso ocurra”.

Normas de la Conferencia Episcopal

Al respecto, invita a la comunidad diocesana a seguir las normas publicadas por la comisión ejecutiva de la Conferencia Episcopal, y que están alojadas en su página web. “Convenía que toda la comunidad cristiana leyera esa nota, con cuidado y con cautela, a expensas de saber qué concreción y aterrizaje van a tener  esas normas generales en nuestro territorio diocesano”, matiza, y a la espera, según subraya, “de la palabra de don Carlos”, pero sobretodo, reitera  que nadie olvide “la prudencia , la calma, la tranquilidad, la sensatez”.

Antes de despedirse, recuerda el salmo 130,  “que nos viene al pelo en este momento, y que nos puede ayudar mucho, y orientar lo que nos toca vivir”. El salmo dice: “Señor, mi corazón no es ambicioso,
 ni mis ojos altaneros;
 no pretendo grandezas
 que superan mi capacidad;
 sino que acallo y modero mis deseos,
 como un niño en brazos de su madre. Espere Israel en el Señor 
ahora y por siempre”.

Policarpo Díaz invita a la comunidad diocesana a que haga de este salmo,  “oración, lectio, y que os ayude a cada uno a descubrir cómo tiene que ser este momento de desescalada del confinamiento, y sobre todo, en el nivel más comunitario de nuestros encuentros, moderemos nuestros deseos, como un niño en brazos de su madre, acallemos, confiemos… esperemos en el Señor”.

 

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