ACTUALIDAD DIOCESANA

25/05/2020

El vicario de Pastoral recuerda que el Señor “nunca nos abandona”

Cada lunes, Policarpo Díaz comparte una reflexión con la comunidad diocesana. En su mensaje de esta semana recuerda la importancia de cumplir con las medidas de seguridad en la vuelta a los templos

 

El vicario de Pastoral de la Diócesis de Salamanca, Policarpo Díaz, vuelve a compartir un mensaje en tiempo de pandemia para la comunidad diocesana, en esta ocasión, tras cumplirse la primera semana de reapertura de templos en toda la provincia. “Es importante en el momento que vivimos que descubramos que el Señor está con nosotros, que él está siempre hasta el final de los tiempos, no hemos de temer, él está a nuestro lado, el miedo puede ser paralizante”, subraya en el vídeo publicado en el canal oficial de YouTube de la Diócesis de Salamanca.

Este sacerdote diocesano asegura que el miedo, “que en cierto sentido es bueno tenerlo, porque nos protege, también nos puede paralizar”. Policarpo Díaz afirma que le pedimos al Señor “que nos ayude a escuchar de ti, lo que tantas veces dijiste a tus discípulos: “No tengáis miedo”. Al respecto, el vicario de Pastoral pide su ayuda, “para percibir que Tú estás con nosotros también en esta desescalada, en este momento que tenemos que aprender a vivir con nuevas normas, lo que tantas veces hemos hecho y tenemos tan interiorizado que nos cuesta recordar, porque que las normas no son capricho”, sentencia este responsable diocesano.

Valoración positiva de la reapertura de templos

En cuanto a la reapertura de los templos, este presbítero cree que se está haciendo bien, “tomando las medidas con bastante celo, las de seguridad que nos aconsejan”. En las iglesias se está distribuyendo un cartel oficial de la diócesis con el lema: “¡Iglesia segura!”, donde se recuerdan todas las disposiciones que el obispo, Carlos López Hernández, ha fijado en sus orientaciones, “y creo que lo estamos haciendo bien”.

Lo único en lo que Policarpo Díaz insiste, “y no desde el miedo, ni desde una crítica destructiva porque lo estemos haciendo mal, sino creo que tenemos que tener todavía mucha prudencia“. En concreto, recuerda que estamos en un momento “en el que es fácil que perdamos el respeto por las normas, y es fácil que los tiremos al momento y nos olvidemos, y que empecemos a llenar las calles, las terrazas, las iglesias…”.

Respecto al ámbito de las iglesias, añade que muchas de las personas que vienen a ella son de riesgo por su edad, por sus patologías. “No tengamos prisa por favor, el Señor está exactamente igual en casa que en la iglesia“, determina. E insiste que no tengan excesivamente prisa, “vayamos haciendo las cosas bien, respetemos lo que don Carlos nos pide, ayudémonos unos a otros a recordar que lo importante es seguir, durar, no es correr… es importante que lleguemos a la meta y entendiendo por ella la desaparición de esta pandemia, y lleguemos alegres, enteros, unidos. No tengamos prisa”.

El miedo no nos frene

Otra de las reflexiones que plantea es en cuanto a la pérdida del curso, las directrices, “o pensar que no hacemos nada,… pero el Señor lleva a su Iglesia, la tiene agarrada en sus manos, Él no la va a soltar, Él nos esta guiando como guió al pueblo de Israel hacia la tierra prometida, no nos va a dejar de la mano”. En este sentido, a los miembros de la comunidad diocesana les pide que estén serenos, tranquilos, “vayamos dando pasos, que el miedo no nos frene, pero que por otro lado, la ausencia de miedo no nos haga ser negligentes”.

Por último, el vicario de Pastoral reitera que el Señor “nos ayude a vivir y compartir la alegría de la fe, y esperamos que no dentro de mucho, liberados de este mal bicho, podamos retomar la normalidad con muchísima más fuerza, y que verdaderamente hagamos del tiempo ordinario un tiempo extraordinario”. Mientras tanto,  les invita a disfrutar “de la maravilla del Señor el día de Pentecostés, dentro de menos de una semana, donde podemos recibir juntos el espíritu, unidos en las iglesias, otros en las casas, lo importante es saber que el Señor no nos abandona, y nos tiene permanentemente cogidos de su mano”.

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