19/02/2021
En su primera homilía de Cuaresma, el Miércoles de Ceniza, el obispo de la Diócesis de Salamanca, Carlos López Hernández, recordó que, en este tiempo litúrgico, “estamos llamados a acompañar a Jesús”. Un tiempo, también indicó, en el que Jesús mismo nos ha mostrado, “la limosna, la oración y el ayuno como caminos de conversión y reconciliación con Dios, por obra de su gracia”.
Asimismo, en su homilía, López Hernández recordó algunas premisas del Papa Francisco en su exhortación cuaresmal de 2021, y la idea de este tiempo gozoso “de renovación de fe, de la esperanza y de la caridad”. Y añadió que la fe nos llama a acoger y vivir la verdad “que se manifestó en la persona y la palabra de Cristo, y que la Iglesia transmite y testimonia de generación en generación, como camino que lleva a la plenitud de la vida”. Por lo tanto, subrayó el prelado, “la Cuaresma es un tiempo para creer, es decir, para recibir a Dios en nuestra vida y permitirle poner su morada en nosotros”.
Además, indicó que todo el itinerario de la Cuaresma, “ya está bajo la luz de la Resurrección, que ilumina y alienta los pasos de los seguidores de Jesucristo”. En este sentido, cree que la limosna, la oración y el ayuno, como predicó Jesús, “son las condiciones y la expresión de nuestra conversión”. Porque, enumeró, el ayuno “es la vía de la pobreza de la privación libremente elegida por el reino de los cielos”. La limosna, “es la mirada y el acto de amor hacia el hombre herido”, y la oración, “es el diálogo filial con el Padre que nos hace posible vivir una fe sincera, una esperanza viva y una caridad operante”.
El obispo también se refirió al actual contexto de preocupación que vivimos, “y en el que todo parece frágil e incierto”. Porque cree que el tiempo de Cuaresma “viene a abrirnos a la esperanza y a volver a dirigir la mirada a la paciencia y la providencia de Dios, que sigue cuidando de su creación, mientras nosotros a menudo la maltratamos”. Pero asegura que la Cuaresma es “tiempo de llamada y esperanza en la reconciliación”. E invitó a la comunidad diocesana a estar más atentos, “a decir palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan, en lugar de palabras que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian, en referencia a la carta encíclica Fratelli tutti del Papa Francisco.
También aseguró que vivir una Cuaresma con esperanza, “significa sentir que, en Jesucristo, somos testigos del tiempo de gracia, en el que Dios hace nueva todas las cosas”. En relación a la caridad, López Hernández mencionó que es don que da sentido a nuestra vida, “y gracias a este donde consideramos a quien se ve privado de lo necesario como un miembro de nuestra familia, amigo, hermano”. Porque, argumentó, “lo poco que tenemos, si lo compartimos con amor, no se acaba nunca, sino que se transforma en una reserva de vida y de felicidad”.
Por último, insistió en que vivir una Cuaresma de caridad quiere decir “cuidar a quienes se encuentran en condiciones de sufrimiento, abandono o angustia a causa de la pandemia de covid19”.
En esta ocasión, en la Catedral se desarrollaron tres eucaristías el Miércoles de Ceniza, la última de ellas presidida por el obispo con apenas feligreses debido al aforo limitado a 25 personas.