10/12/2019
El pasado domingo, 1 de diciembre, dio comienzo el Adviento, un nuevo Año Litúrgico en la Iglesia salmantina, un tiempo de preparación para celebrar la Navidad y que desarrollará durante tres domingos más. Cabe recordar que la palabra Adviento viene del latín ‘advenio’, que quiere decir ‘venir, llegar’. Su color litúrgico es el morado, que significa penitencia y conversión.
¿Cómo vivir el Adviento?
El vicario de Pastoral de la Diócesis de Salamanca, Policarpo Díaz, lo tiene claro: “Es un tiempo litúrgico previo a la Navidad, pero con consistencia propia”. Además, insiste, “es tiempo de espera, de la esperanza, de ir preparando el corazón para la alegría que viene”. Este sacerdote recuerda que es un tiempo pedagógico, “que van marcando sus domingos, sus lecturas, sus oraciones o textos, van disponiendo el interior para que cuando llegue el Señor, tengamos la capacidad de asombrarnos, de vivirlo, de disfrutarlo y gozarlo”.
Además, Díaz lanza un consejo: “No quememos el Adviento, no lo utilicemos como un colchón para anticipar la Navidad, estaríamos haciendo un flaco favor al pueblo de Dios”. Lo que persigue es que se viva “en verdadera tensión espiritual”, y que se rece, “de una manera especial”. Para ello, el vicario de Pastoral anima a que se junten para ello, “en las parroquias y arciprestazgos, a vivir las vigilias de preparación”, para que cuando llegue la Navidad de verdad, “tengamos algo que celebrar”.
Por último, este presbítero tampoco quiere pasar la oportunidad de desear un “¡feliz Adviento!”, un tiempo de espera, de profundizar en sus grandes personajes, como Isaías (el gran pedagogo del Adviento); Juan Bautista, el precursor inmediato del Señor, y María de Nazaret, en su papel protagonista de la espera.
“Vamos a dejarnos llevar de lo que ellos nos proponen para preparar nuestro corazón”. ¡Feliz Adviento!