10/05/2018
El jueves jueves 10 de mayo el clero diocesano de Salamanca se congregó en la Casa de la Iglesia para celebrar la fiesta de San Juan de Ávila, doctor de la Iglesia y patrón del clero secular español. Como viene siendo tradición la jornada sirvió para rendir un cálido homenaje a los presbíteros que este año cumplen 50 y 25 años de su ordenación sacerdotal y agradecer su vida de entrega al Señor y a la Iglesia. Este año los homenajeados han sido: Hilario Almeida Cuesta, Gabino Martín Vicente, Francisco Carabias Castilla, Santos González Sierra, Isidro Jaspe Moro, Pablo Marco Medel -sacerdote Operario diocesano-, Rodolfo Pérez García -sacerdote Adsis- y Mateo Herrero Hernández, quienes fueron ordenados en el año 1968 y celebran por tanto sus bodas de oro sacerdotales. Y, José María Gallego López, Tomás J. Gil Rodrigo, Ignacio Emilio Gómez Carreño, Jesús Alberto Holgado Santos y Mariano Montero Cuadrado -sacerdote Adsis-, que celebran 25 años de su ordenación.
La jornada dio comienzo a las 12.00 del mediodía en el Aula Virgen Vega de la Casa de la Iglesia donde se proyectó un vídeo sobre algunos aspectos de la vida y vocación de los homenajeados. Posteriormente, a las 13.00 horas en la capilla mayor, se celebró la solemne eucaristía en honor a San Juan de Ávila que fue presidida por nuestro obispo Mons. Carlos López y concelebrada por los presbíteros homenajeados. La jornada concluyó con una comida y sobremesa fraternal.
Juan de Ávila (1500-1569) fue un sacerdote y escritor español reconocido como una de las grandes figuras espirituales del Siglo de Oro español. Nacido en Almodóvar del Campo (Ciudad Real), estudió Derecho en Salamanca y de Teología en Alcalá. Tras ser ordenado sacerdote, quiso partir como misionero a América, pero finalmente ejerció su ministerio en España, incardinándose en la Diócesis de Córdoba. Destacó por su santidad de vida y por su celo apostólico, siendo conocido como “El Apóstol de Andalucía”. Fue pionero en la creación de centros de formación sacerdotal, anticipándose al Concilio de Trento, que decretó la creación de los Seminarios Diocesanos. Fue canonizado por el Papa Pablo VI en 1970 y proclamado Doctor de la Iglesia por el Papa Benedicto XVI el 7 de octubre de 2012.