ACTUALIDAD DIOCESANA

El Servicio diocesano de Pastoral en la Carretera celebró, el pasado 10 de julio, la fiesta de San Cristóbal, patrón de los conductores, con una eucaristía y posterior bendición de vehículos en la parroquia de Fuenterroble de Salvatierra. La celebración fue presidida por el párroco de la localidad José María Blas Rodríguez y concelebrada por el diácono permanente David González, director de dicho servicio. En la Misa  tuvieron muy presente a las tres víctimas del atropello mortal del pasado miércoles en Pedrosillo El Ralo.

La Asociación de Transportistas de Salamanca junto con este servicio diocesano de Apostolado en Carretera acordaron suspender la celebración en honor al patrono de los profesionales del volante en Salamanca, el 5 de julio, como medida preventiva para evitar aglomeraciones que pudieran favorecer el contagio del coronavirus. Una celebración que tradicionalmente se celebra en la capilla del Colegio San Agustín y que congrega a centenares de personas.

El Servicio de Pastoral en Carretera ha querido celebrar esta fiesta de una forma muy sencilla, “siempre dentro del protocolo que marcan las autoridades sanitarias”, como apunta David González, en la localidad de Fuenterroble de Salvatierra donde ejerce su labor pastoral conjuntamente con el sacerdote José María Blas Rodríguez.

En la homilía el director del Servicio diocesano de Pastoral en Carretera puso de relieve la importancia que tiene, al iniciar un recorrido con el vehículo, “ser responsable en todo momento, respetando las normas de circulación, ya que, respetando las normas, respetamos al hermano”. Asímismo destacó el valor de la vida “como un regalo de Dios, que hay que cuidar”.

A este respecto, el mensaje de los obispos del Departamento de la Pastoral de la Carretera de la Conferencia Episcopal Española, hacen hincapié en este aspecto: “La vida, el don más precioso. Y es que ‘La vida y la salud física, son bienes preciosos confiados por Dios. Debemos cuidar de ellos racionalmente teniendo en cuenta las necesidades de los demás y el bien común’. A la luz de estas palabras del Catecismo de la Iglesia Católica, podemos entender lo importante que ha de ser para todos los conductores la corresponsabilidad y alcanzar la total seguridad vial en nuestras carreteras. Conseguir este fin es tarea de todos”.

Al término de la Misa se procedió a la bendición de los vehículos, despiendo a los fieles unidos en esta oración:  “A la Virgen Santísima de la Prudencia y a San Cristóbal, elevamos nuestras súplicas y oraciones, para que os acompañen y guíen a todos los conductores a fin de que lleguéis felizmente, cada día, a vuestro destino”.