11/12/2020
De acuerdo con los Estatutos de las Obras Misionales Pontificias y teniendo en cuenta la “condición de misionero de la diócesis y las cualidades que concurren en su persona”, el obispo de Salamanca, Carlos López Hernández, ha nombrado al sacerdote diocesano, José Miguel González Martín, director diocesano de las Obras Misionales Pontificias y del Servicio diocesano de Misiones.
José Miguel González, de 55 años, es natural de Paradinas de San Juan, y fue ordenado presbítero el 9 de julio de 1989 en Toledo. Es doctor en Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y estuvo incardinado en la Diócesis de Plasencia. Desde hace 20 años desarrolla su labor misionera en La Habana (Cuba), y de 2017 a 2019, fue párroco de Campo de Peñaranda, Villar de Gallimazo, Poveda de las Cintas y Palacios Rubios. Además, en 2019, formó parte del equipo coordinador de la celebración diocesana del Mes Misionero Extraordinario de las Misiones.
José Miguel acoge este nombramiento con gratitud: “Doy gracias a Dios por la vida y por mi vocación sacerdotal y misionera y agradezco también a la Diócesis de Salamanca la acogida fraterna y generosa que siempre me ha brindado, encarnada en la amistad de muchos hermanos sacerdotes y laicos”, subraya. Al respecto insiste en que la provincia, “es la tierra que me vio nacer y donde todavía viven mis padres y parte de mis hermanos, donde me siento siempre como en casa, y aquí he regresado siempre a reponer fuerzas para continuar en la misión en Cuba”, afirma, donde lleva ya 20 años.
Además de por su nombramiento, este presbítero reconoce sentirse contento, “al ver formalizada mi incardinación en esta diócesis, y agradezco particularmente a D. Carlos que, como obispo, acepte mi ofrecimiento para ser sacerdote diocesano de Salamanca”. Por otra parte, también se siente agradecido por su confianza al nombrarle director del Servicio diocesano de Misiones y de las Obras Misionales Pontificias. “Tomo la antorcha de D. Juan Robles, buen amigo y excelente persona, sacerdote bueno y fiel, gran misionólogo, que ha dedicado casi toda su vida ministerial a la animación misionera y que, en tantos momentos, desde la delegación, me ha apoyado y ayudado como sacerdote misionero salmantino”, subraya.
Asimismo, asegura que de él, “tengo todavía mucho que aprender y espero hacerlo”. Este sacerdote afirma que la misión, “es tarea de todos”, y pide al Señor que le ayude, “a abrir el oído a su Espíritu y a todas las sugerencias y consideraciones”, que le puedan aportar, “tanto sacerdotes como seminaristas, religiosos, religiosas y laicos”.
“Con entusiasmo, alegría y decisión asumo esta nueva tarea pastoral en la diócesis, confiado en la gracia de Dios y en toda la ayuda que me puedan prestar, que siempre será bienvenida; para que verdaderamente el trabajo en equipo de quienes formen parte de este Servicio Diocesano de Misiones, junto con el vuestro, sirva para el crecimiento de la semilla del Reino de Dios en nuestra tierra y en nuestro pueblo”.
José Miguel González sucede en el cargo a Juan Robles Diosdado, de 80 años de edad, que ha estado al servicio de la animación misionera de la Diócesis desde hace más de tres décadas.
Una dedicación que como él mismo indica, fue fruto de una “vocación temprana y permanente”, ya que con 15 años, descubrió el valor de las misiones cuando se formaba en el Seminario Menor de Salamanca. Más tarde, se licenciaría en Teología, Filosofía y Misionología.
En 1965, Robles fue ordenado sacerdote, y cuando estaba destinado en Revalbos y Armenteros, comenzó a animar y colaborar con las misiones con los más de 500 alumnos del Colegio de Armenteros. En 1974, el obispo, Mauro Rubio, le pidió que ayudara al entonces delegado de misiones, Ángel Santos Benito, y tras su fallecimiento, le nombró delegado, cargo que ostentó hasta 1982, que fue llamado a colaborar como secretario de la Comisión Episcopal de Misiones y miembro del equipo nacional de las Obras Misionales Pontificias.
En 1997 regresó a Salamanca, como admite, “con el espíritu amplio y enriquecido por los estudios y la vivencia de Roma, así como la visión universal que privilegiadamente se puede experimentar en el contacto con los obispos, sacerdotes y misioneros de todos los países”, y fue nombrado de nuevo responsable de la Delegación diocesana de Misiones, una labor que ha desempeñado hasta la actualidad.
Juan Robles agradece a Dios, “por el regalo que me ha hecho de la dedicación al mundo misionero, por el enriquecimiento con tantas experiencias de misioneros y de iglesias jóvenes”. Por otra parte, da gracias a la Diócesis de Salamanca, “por la fructuosa respuesta dada a nuestros trabajos de animación misionera, y agradezco también al Señor y a mi obispo don Carlos, por el acertado y esperanzador nombramiento de mi sucesor en el servicio diocesano de misiones, en la persona del experimentado sacerdote misionero, que ha ejercido tantos años en Cuba, José Miguel González, con el que con gusto sigo dispuesto a colaborar en la obra misionera, aun habiendo cumplido ya mis 80 años”.