ACTUALIDAD DIOCESANA

17/06/2019

La Catedral proyecta la recuperación del atrio como almacén y baños públicos

La intención es alcanzar un acuerdo con el Ayuntamiento para la cesión de parte del espacio para dar servicio a los ciudadanos

Eva Cañas | Tras descubrirse el mal estado de las vigas del atrio de Catedral, debido a las filtraciones de agua acumuladas durante años, el Cabildo tuvo que actuar de emergencia. Ese espacio ha sido utilizado durante los últimos 30 años por el servicio de mantenimiento y jardines del Ayuntamiento de Salamanca para guardar su material, pero el deterioro fue en aumento y ante el descubrimiento del peligro del techo se decidió tomar una serie de medidas a principios del mes de abril.

Como detalla el arquitecto de la Catedral, Valentín Berriochoa, lo primero fue hacer una limpieza exhaustiva de todo lo que allí se había acumulado, desde herramientas o elementos de la Seo, como las verjas que cerraban la entrada principal en el siglo XIX. Tras este primer paso se analizaron la situación de las vigas, “algunas destruidas por la humedad y que se tienen por adherencia”, resalta. Una de las actuaciones consistió en cimentar parte del suelo para el apeo.

Berriochoa aclara que el atrio de la Catedral tenía un muro que data del siglo XVI y que aún se conserva, “y llegaba hasta la esquina de la cabeza de la plaza de Anaya, con una forma triangular”, y añade que así consta en los planos de la ciudad hasta los años 70. Este arquitecto confirma que la remodelación llegó en 1972, cuando la Dirección General de Arquitectura hizo un proyecto de adecuación del entorno de la plaza de Anaya al completo, “donde mantuvo el muro del siglo XVI pero hizo otros nuevos, así como el forjado y el enlosado de la cubierta, que es de 1975”.

Pero como también describe, la impermeabilización de la cubierta del atrio “se ha colapsado escandalosamente y cuando llueve el agua entra a raudales”, y matiza que así seguirá siendo hasta que no se arregle. Asimismo, enumera algunos pasos dados hasta ahora, como consolidar la seguridad, “porque no estaba en condiciones de soportar que la gente subiera allí o diera saltos”.

También se ha puesto un extractor de humedad para evitar un empeoramiento de la estructura por este motivo, y se ha reforzado el apeo, “con una vigilancia constante porque hay que apretar los puntales de una manera periódica, son especiales”. Y para evitar riesgos innecesarios también se restringió totalmente el acceso a la parte superior del atrio colocando una verja con videovigilancia. En la parte más próxima a la puerta de acceso han colocado puntales de obra normales, pero en el fondo son especiales, “de alta capacidad de carga”, como argumenta el arquitecto de la Catedral, “pueden aguantar cada puntal hasta dos toneladas y pico por puntal, que es un peso”.

Un nuevo espacio

En la actualidad, el Cabildo de la Catedral ha planteado una propuesta de uso de ese espacio con el Ayuntamiento de la capital, que ha cambiado de cederle parte del espacio para instalar allí unos aseos públicos, se responsabilice de todas las obras. El Consistorio tendría a su disposición el tramo de acceso al atrio, de unos 150 metros, donde podría construir unos baños (de mujeres, hombres y para personas con discapacidad), un cambiador para bebés y una zona para la persona encargada de vigilarlo.

El resto del espacio, las dos naves del fondo, se reservarían para la Catedral con una nueva puerta de acceso, por la plaza de Anaya. Como precisa Valentín Berriochoa, “sería el almacén del templo en condiciones de estanquidad, seguridad y grado de humedad para sacar todo lo que hay en los sótanos de la sacristía y trasladarlo a este punto”. De esta forma, se recuperaría aquel espacio de la Catedral para visitas, “ya que la sacristía es el gran tesoro para abrir al público”. El arquitecto confirma que la recuperación de esta área “está prevista en el plan director de la Catedral como visita cultural”.

En cuanto a las obras, como se recoge en el anteproyecto, “incluye toda la plataforma de arriba, demoler el techo, volver a colocarlo en la misma posición, al igual que las losas, y conseguir que no vuelvan las goteras”. El tiempo de ejecución se prolongaría sobre unos 9 meses, y con este acuerdo, bajo su punto de vista, “se daría un nuevo servicio a la ciudad”.

El arquitecto Valentín Berriochoa junto a su equipo técnico en el interior del atrio de la Catedral. Foto: Óscar García.

 

Planta general de la seo salmantina. El atrio de la Catedral aparece resaltado en color rojo.

 

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