10/03/2022
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
El grupo sinodal del consejo pastoral del arciprestazgo Santa Teresa de Jesús-La Armuña ha trabajado ya en la primera de las fichas de trabajo propuestas por la comisión del Sínodo: “Emaús sigue siendo nuestro camino”. En esta ocasión se reunieron 16 de sus integrantes, de diferentes edades y perfiles, pero unidos en este camino común.
El arcipreste de Santa Teresa de Jesús-La Armuña, el sacerdote diocesano, Juan José Calles, aclara tras este primer encuentro que el camino de Emaús, “sigue siendo nuestro paradigma en esta etapa sinodal del camino compartido juntos”.
A modo de balance, este responsable asegura que han disfrutado de la reflexión: “Hemos rezado, leído el texto del encuentro pascual de Jesús con los discípulos, y al final de la reflexión, nos han quedado como dos claves”, señala.
Por un lado, “que necesitamos ofrecer a nuestra Iglesia lugares y espacios de encuentro con Jesús resucitado”, porque como indica Calles, “sin una experiencia de encuentro pascual es muy difícil correr al encuentro de los hermanos para decir que es verdad, Jesús se nos ha aparecido en el camino”.
Y en segundo lugar, “todos los miembros han detectado la necesidad y la importancia de la comunidad cristiana“. En este caso, comenta el sacerdote, “en nuestras iglesias, en nuestras parroquias, sin un ámbito comunitario, del tipo que sea, vivido en grupos o en comunidad, es muy difícil mantener y vivir la fe con un cierto fuste, con arraigo e impulso misionero”. El también coordinador de este grupo sinodal asegura que están en camino, “y seguimos trabajando en las parroquias con los otros grupos que tenemos”.
Uno de los integrantes de este grupo sinodal es Luis Noreña, un laico de la parroquia de Cristo Rey, que subraya que no se puede vivir la fe “si no estás dentro de una comunidad”. En su caso, admite que él se ha encontrado con Jesucristo dentro de una comunidad, “de compartir con los hermanos, de conocerlos”.
Porque reconoce que el roce diario con ellos, “es lo que te hace quererlos, amarlos”. Para este laico, “tener la experiencia de una fe vivida, del amor de Jesucristo resucitado en tu vida como los discípulos de Emaús, que no lo conocían y no lo veían”, sentencia. Luis Noreña reconoce que lo veía, “pero al final, el día a día te hace conocerlo y encontrarte con él en el otro, en el que es distinto a ti, que el otro te quiera, que tú le quieras, que te puedas perdonar el sentirte perdonado por Jesucristo, por los demás hermanos”.
Para él, es fundamental vivir la fe en una comunidad, “escuchar la Palabra, y al final, acabas conociendo a Jesucristo en los hechos, en el partir el pan, en hacerlo con el otro, con el que está a tu lado”.
Para Luis Noreña, este primer encuentro sinodal ha sido gratificante, “poder escuchar la Palabra de Dios, que te llama a encontrarte con Él. Y a poner lo que conoces al servicio de los demás, y una vez que lo conoces, “a no callar que lo conoces, y a anunciar que Jesucristo ha resucitado, que está vivo en la vida del otro, en mi vida y para los demás”. Tiene claro que es lo que llama a la Iglesia, “quiere que todos le conozcamos, en un encuentro de sinodalidad, de camino”.
Noreña considera que se puede transmitir este mensaje a los demás con el testimonio de su vida: “Yo la he puesto aquí, y si esto sirve para que los que están alejados de la Iglesia puedan sentirse atraídos por mi manera de vivir, pues mejor que mejor”. Este laico añade que con su forma de vivir y la de los cristianos que están en comunidad, “los demás pueden sentir la necesidad de venir a la Iglesia”.
Por último, aclaró que siempre están abiertos a escuchar a los demás, “y ver lo que necesitan, porque tenemos que estar preparados para compartir con ellos la Palabra de Dios”.
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