ACTUALIDAD DIOCESANA

12/05/2022

La Iglesia, con el pueblo ucraniano

La asociación que agrupa a los ciudadanos de este país en Salamanca ha contado con el respaldo de la institución eclesial para todo lo que han necesitado desde el inicio del conflicto armado

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN SOCIAL

Olga Ivanova vive en Salamanca desde hace 15 años, cuando llegó a la ciudad desde Kiev para realizar su doctorado, y en la actualidad, es profesora de la Facultad de Filología. Aquí conoció a su pareja y tienen dos niños. Esta joven pertenece a la Asociación de Ucranianos en Salamanca, que conforman una gran familia, más unida aún desde el inicio del conflicto entre Rusia y Ucrania que ha provocado el desplazamiento de miles de personas de su país.

Olga Ivanova en la parroquia El Nombre de María donde la comunidad ucraniana ha celebrado la Pascua ortodoxa.

#HazMemoria repasa esta semana la labor de la Iglesia a través de las “Migraciones y movilidad humana”, con la que queremos dar visibilidad a esta asociación que ha contado con las puertas abiertas de la Iglesia en Salamanca.

“Siempre ha habido muchos ucranianos en Salamanca, aunque no conozco a todos, y los primeros llegaron a finales de los 90, por lo que algunos llevan 20 o 30 años”, relata. Ante la situación de Ucrania, en la asociación se pusieron en contacto entre ellos, “y hemos utilizado nuestras redes sociales de amistades para intentar ayudar a las personas que están en Ucrania todavía, porque no pueden o no quieren salir por diferentes circunstancias”.

Con los que siguen en Ucrania

Ivanova apunta que algunas personas, por voluntad propia, han decidido quedarse en sus casas, sobre todo, personas mayores , “o que no pueden salir porque no hay medios para que salgan”. Además, se han volcado en ayudar a las personas que llegan a Salamanca, “los que huyen de la guerra y que llegan tanto a la capital como a diferentes pueblos”.

Muchos ancianos permanecen aún en sus hogares en Ucrania. A ellos se dirige también la ayuda humanitaria de emergencia que se ha enviado desde Salamanca

Esta ucraniana recuerda que este conflicto se arrastra desde hace años, “al menos ocho, desde 2014, que empezó el primero en la zona de Donbás, pero ahora vivimos lo más violento desde el pasado 24 de febrero, con el inicio del ataque a diferentes territorios de Ucrania”.

Los ucranianos que residen en Salamanca se pusieron en marcha enseguida. “El objetivo de la asociación fue reunirse, ponerse en marcha y conseguir medios”, describe esta joven. Entre los logros conseguidos fue el de una nave, cedida por el Ayuntamiento de Salamanca, para recoger la ayuda y material de todo tipo, “estamos hablando de alimentos, ropa, medicamentos, en cuya recogida se han volcado muchos salmantinos”. Olga Ivanova considera que ellos no podían haber conseguido tanto, “si no hubiese sido por la gente que se ha volcado, aportando y ayudando”.

 

Durante varias semanas la cancela de la parroquia de La Purísima se convirtió en punto de recogida de alimentos no perecederos, productos de higiene y material sanitario destinados a Ucrania.

 

Una nave llena

Nave con la ayuda humanitaria recogida en Salamanca

La nave es enorme y como apunta, “en algunos momentos ha estado llena de ropa, de sacos de comida, de medicamentos, etc. y nos han ayudado muchísimo para el envío de todo esto a Ucrania”.

Desde el comienzo de la guerra, esta asociación sigue trabajando en esta línea de recogida de material, como describe Ivanova, “gran parte del cual se envía a Ucrania, ya que en algunas zonas se carece de medios de todo tipo, sobre todo médicos, material quirúrgico, para la cura o tratamiento de las heridas, así como alimentos, higiene y diferentes tipos de cosas que hacen falta para sobrevivir”.

Refugiados ucranianos a su llegada a Cantalapiedra, acogidos en la casa donde nació la Madre Amparo, fundadora del convento de las Clarisas de Cantalapiedra. Foto: COPE Peñaranda.

Ellos también ayudan a las familias que han llegado desde Ucrania a Salamanca, donde intentan sanar su heridas emocionales. “Primero llegaron 50 personas, y ahora habrá unas 200 o 300, no sé el número exacto”, indica esta joven ucraniana. Ellos están alojados en diferentes espacios, como un grupo de 80 en el albergue Lazarillo de Tormes, 14 en Proyecto Hombre, otros 20 están hospedados en Cantalapiedra, en la casa natal de la Madre María Amparo del Sagrado Corazón cedida por las madres Clarisas, y más de 80 niños procedentes de un orfanato ucraniano, junto a sus cuidadores, están residiendo en el Colegio La Inmaculada de Armenteros, entre otros.

Facilitar la integración

“Les ayudamos en lo que se pueda, como en la integración o el idioma“, detalla, porque lo habitual es que lleguen a España “sin hablar ni una sola palabra en español”. Como también describe, algunos necesitan ayuda médica urgente, “hacer gestiones para la documentación, y una de las ayudas que ofrecemos es para la traducción, o explicarlas cómo funciona el sistema, la sanidad, la educación, y la vida diaria”. Como argumenta, “es una cambio radical de sus vidas y están traumatizadas por lo que han vivido”.

En las primeras semanas tras el conflicto se centraron en lo más urgente, “y ahora con las cosas más ordenadas, se organizan eventos o actividades para ayudar a las personas que están aquí a sentirse acompañadas, para que puedan tener un punto de encuentro para comunicarse, para disfrutar un poco del día a día, aunque esté marcado por esa tristeza y por ese drama”.

Olga se refiere en especial a las familias que han llegado a Salamanca incompletas, “porque los maridos, hermanos o padres se han tenido que quedar en Ucrania, y por lo tanto, son personas que están destrozadas porque no saben que pasa con sus familias en el día a día”.

En relación a la Iglesia en Salamanca, asegura que les han apoyado “mucho”, y desde el principio, como con la recogida en la parroquia de La Purísima, “nos cedieron un espacio donde los salmantinos podían dejar las cosas para llevar después a la nave”.

Su tradicional Pascua

Celebración de la Pascua Ortodoxa, en El Nombre de María.

Asimismo, coincidiendo con la Semana Santa y la Pascua, la parroquia de El Nombre María les abrió sus puertas para celebrar una de las fiestas más importantes para los cristianos, “y nos ofrecieron el templo para la Pascua Ortodoxa, porque Ucrania es un país cristiano, y para muchas personas es uno de los eventos más importantes”. Ellos agradecieron esa posibilidad de celebrar su fe, “y poder seguir con sus tradiciones, con sus costumbres culturales”.

Esta asociación de ucranianos siempre ha tenido el apoyo de la parroquia de El Nombre de María, como recuerda una de sus voluntarias de Cáritas, Ángela Rodríguez, “en esta parroquia empezó a funcionar el contacto con inmigrantes, con grupos de Ucrania y de Hispanoamérica”. Ella recuerda que se reunían una vez al mes,  “y siempre partía de un pasaje del evangelio, porque estábamos unidos en la fe, y nos escuchábamos, éramos como una familia”. En estos encuentros, como apunta esta feligresa de El Rollo, “todo era como muy personal, con mucha familiaridad y con confianza”.

 

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