ACTUALIDAD DIOCESANA

03/10/2021

Las trece campanas de la torre de la Catedral

La función principal de estos instrumentos es la llamada a la oración y a la eucaristía, pero hace siglos, también advertían a la población de un incendio o una determinada catástrofe

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN

En una de las actas capitulares del Cabildo de la Catedral, del 23 de mayo de 1613, se recoge cómo debían de tañarse las campanas según las horas y los oficios. El templo tiene un total de 15, la mayoría, 13, están ubicadas en la sala de campanas, desde donde resuenan desde hace siglos para llamar a la gente a la oración y a la eucaristía. También tienen su uso civil, marcando las horas.

Raúl Benito, en la sala de las campanas.

El historiador del Arte y técnico de la Catedral de Salamanca, Raúl Benito, recuerda que la torre donde están ubicadas estas campanas pertenece a la Catedral Vieja, “pero en estilo se parece más a la nueva, debido a las diferentes modificaciones a lo largo de los siglos, y en especial, tras el terremoto de Lisboa, en 1755”.

En la sala de campanas hay un total de 13, que como describe Benito, se han utilizado a lo largo del tiempo, “sobre todo para la llamada a la oración, que es el elemento que los cristianos utilizamos antes de la celebración”. Además, insiste en que las campanas han sido utilizadas también para una función civil, y existe un documento en el archivo de la Catedral que lo constata. En concreto, se trata de una de las actas capitulares, del 10 de septiembre  de 1378, “en el que el Cabildo le dice a uno de los canónicos que ofrezca todo lo necesario para la provisión del reloj, para marcar las horas con la campana”.

La hora del Ángelus

Asimismo, también se documenta desde 1269 la importancia de tocar las campanas a la hora del Ángelus, “que en origen se hacía al atardecer, que se entendía era la hora en el que el Arcángel San Gabriel había anunciado a María, y se tocan esas campanas”, pero como también detalla este técnico de la Catedral,” en otras de las actas capitulares del archivo, “se señala la forma específica de cómo se han de dar los golpes de la campana en el toque del Ángelus, en concreto, se dice que tienen que dar tres badajos, y que tienen que esperar el tiempo pertinente y necesario para rezar en medio un Ave María, y pasado el tiempo, otros tres golpes”.

En la actualidad, no se toca el Ángelus al atardecer, sino a las doce del mediodía, “y cada día se realiza ese toque, además del de la llamada a la oración y a la asistencia de la eucaristía“. Ese toque de la misa de diario es más sencillo, como argumenta Raúl Benito, “y el de los domingos o festividades es más solemne”.

Existen distintos toques y formas que eran conocidas perfectamente por el campanero, “que era la persona encargada de ejecutar todos esos toques, y de saber en qué momento y manera tenía que tocar, y qué campana”. En la orden de las actas capitulares de 1613 se detalla por horas del día y oficios. Desde la misa del alba y a la salida del sol, en procesiones o días solemnes, hasta la indicación de tocar la campana grande si fallece algún rey o reina de Castilla, así como por la llegada de obispos. En Semana Santa, por ejemplo, en la orden se recoge cuando no se debe de tañer campanas: el Jueves, Viernes y Sábado Santo. A destacar también los toques que se fijaban para el Día de los Difuntos.

Toque de “arrebato”

Otro tipo de toques civiles servían, además de para marcar las horas del día, “para avisar de un fuego o alguna cosa grave”, denominado, de “arrebato”. Como subraya Benito, “antiguamente, las campanas eran tocadas a mano, o bien repicando con una soga atada al badajo de la campana, o volteando, cogiendo por la melena de la campana y dándole la vuelta”.

Cabe recordar que la campana tiene varias partes,  como indica este técnico, “la parte de arriba, que se conoce como melena o yugo, que suele ser de madera, sobre todo las más antiguas, que en el interior tenían algún elemento que pesara para que a la hora de dar el volteo, tuviera el suficiente impulso”, describe. Otras partes serían el asa, el hombro, el tercio o el badajo, entre otras.

En cuanto a la tipología de la campana, hay dos, “la que se conoce como romana, más redonda, y que en el campanario de la Catedral es la grande, la que da las horas, conocida con el nombre de María de la O; y el resto de campanas siguen otro estilo que se conoce como campana de esquilón, de una forma más estilizada, más elegante y posterior en el tiempo”.

La más antigua, de 1350

Campana grande, conocida como María de la O.

De las 13 campanas de la sala, la más antigua data de 1350, aunque la que conserva su instalación íntegra es de 1550, según recogen en un estudio exhaustivo de las mismas los Campaners de la Catedral de Valencia. Además, algunas campanas tienen inscripciones, como la de “Jesús, María y José. Nuestra Señora de la Asunción”, junto a su año de fundición, en 1770. En este caso, creen que se trata de una de las dos pascualejas que existían. En otra, la inscripción dice: “Jesús, María y José, año de 1781“. La denominada de “Ferial Mayor”, tiene una inscripción más extensa, escrita en latín y epigrafía minúscula gótica, tomada del salmo 150, traducida como: “Campanas bien afinadas, de buen sonido”. Al principio de la frase tiene una pequeña cruz con pedestal, y otra en el medio, detallan.

En otra de las campanas de la sala, que data de 1647 como año de fundición, se puede leer una breve inscripción latina: “Esta es la Cruz del Señor, huid los enemigos”, que es la antífona de laudes de la Exaltación de la Santísima Cruz. Asimismo, hay un pequeño jarrón con azucenas, símbolo del Cabildo de la Catedral. Otra serie de campanas tienen atribuido un nombre, como la de Santa María, fundida en Campanas Casa Cabrillo de Salamanca como se indica en una inscripción. O la campana de los muertos, que lleva escrita una invocación: “San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha”.

En la denominada campana de Santa Bárbara, se puede leer una compleja inscripción en griego y latín: “Jesús, María y José. Santa Bárbara intercede por nosotros ante la indivisible Trinidad”. Otras campanas con nombres atribuidos son la de San Diego, la de San Francisco, o la de San Miguel, que tiene tres textos, o la campana grande, la de mayor peso, con 3.032 kilos, donde está la siguiente inscripción en latín: “Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera, Cristo nos defienda de todo mal”, que se completa pidiendo protección contra rayos y tormentas.

 

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