03/05/2020
El hogar de los Sagrados Corazones, en la avenida de la Merced, abrió sus puertas hace unas semanas a un grupo de madres luchadoras, que buscan el bienestar de sus hijos, inteligentes, fuertes… y que por diferentes avatares de la vida, no lo han tenido fácil, y se han visto obligadas a enfrentarse a situaciones muy complicadas.
Así las describe la superiora de la congregación, Mercedes Bayo, al grupo de madres, seis en total, que conviven con ellas desde el pasado 16 de abril que llegó la primera. Entre todas suman ocho hijos, de entre 15 meses y 17 años, con sus historias de vida, de superación.
Con el inicio de la pandemia, el 14 de marzo, las hermanas de los Sagrados Corazones ofrecieron a Cáritas diocesana de Salamanca una casa que forma parte de sus instalaciones y que quedaba libre. “Analizaron las necesidades sociales, y el 17 de marzo tuvimos una reunión junto al Ayuntamiento de Salamanca, donde se decidió reservarlo para las familias que atravesaran por una situación complicada, como una infravivienda, no pudieran pagar el alquiler, etc.”, detalla Mercedes Bayo.
Y fue así como el 16 de abril llegó al hogar de los Sagrados Corazones la primera madre con su bebé de 15 meses. La segunda vivía en una habitación con sus dos hijos, de 12 y 13 años, “unas situaciones muy complicadas”, detalla la superiora. Algunas han huido de la violencia de sus países de origen, y cinco de las seis madres son extranjeras, que dejaron sus casas por buscar una mejor vida para sus hijos. Una de las madres es española, la tercera en llegar a la casa, con su hija adolescente, “que con el inicio de la pandemia se queda sin trabajo”.
Una a una, Bayo va describiendo a las madres que acogen, preservando su identidad. La cuarta mujer que forma parte de esta gran familia confinada es “otra luchadora”, describe, “con dos hijos de 13 y 15 años, que vivía de limpiar casas y con esta situación se acabaron los ingresos, y tuvo que dejar su piso e irse a una habitación”. Esa situación, como muchas de estas madres, impedía que sus hijos pudiesen seguir el ritmo del colegio, sin internet ni ordenador. Algo que en la casa de los Sagrados Corazones se ha solucionado.
La quinta madre huyó de la violencia de su país, y llevaba poco tiempo en España, desde octubre: “Se encontraba en proceso de legalizar su situación, pero no podía trabajar”. La última en sumarse a este grupo de mujeres especiales llegó a España el 8 de marzo, una semana antes del confinamiento.
En un día como hoy, el Día de la Madre, ellas simbolizan muchos de los valores. “Son muy madres, y defienden el futuro y el proyecto vital de sus hijos por encima de todo”, asegura Mercedes Bayo. A lo largo de estos días de convivencia han tenido ocasión de reunirse con todas ellas, e intercambiar sensaciones. “Todas hacen referencia a Dios en algún momento, a lo mucho que han rezado en los peores momentos… a que el Señor ha estado a su lado”, subraya. Y todas tienen una lección aprendida, como describe esta hermana, “a ser feliz con muy poco”.
En la mayoría de los casos, como también detalla Bayo, “han vivido la maternidad en soledad, con mucha valentía”, y entre ellas, “no se escuchan quejas, y por encima de todo, sus hijos, “son el motor de sus vidas”. En la rutina de cada día se han organizado como una gran familia, con un reparto de tareas de limpieza, el servicio del comedor… la ropa. “Los niños tienen su horario para las tareas del colegio, y también, para el juego, ya que pueden disfrutar de un gran jardín que tiene la casa, jugar a la pelota…entre ellos”, asegura.
Con el inicio del Estado de Alarma, la comunidad de los Sagrados Corazones de Pizarrales se fue a vivir con las de la avenida de la Merced: “Tenemos hermanas de entre 94 años y la más joven de 29, y a las mayores las queríamos proteger, ellas no tienen contacto con las familias”.
Mercedes Bayo, que forma parte del servicio religioso que se presta en el Complejo Asistencial de Salamanca, no puede acudir a los hospitales desde el inicio de la pandemia, “y ha sido duro no poder estar allí, cuando más se nos necesita, de orar, de estar con los enfermos… de escuchar”, pero ha iniciado esta nueva tarea de acompañamiento a las familias: “Dios me ha dado esta oportunidad de descubrir otro mundo, el de la mujer migrante, que sufren violencia… que luchan, y que les ha pasado a ellas, pero podía pasar a cualquiera”. Ella tiene claro que no pueden existir las fronteras, “porque con ellas no existe la justicia ni la caridad”.
En todo este tiempo, y todo lo que quede, las hermanas de los Sagrados Corazones velarán por que se sientan acogidas, en su casa, escuchadas. “La empatía es muy importante, ya no solo es darles un recurso social, sino empatizar con sus sentimientos, entender que son madres, que buscan lo mismo que yo busco… nos encontramos en la vulnerabilidad, en la pequeñez y las fortalezas, y es muy bonito compartir todo eso”.
En la casa, este domingo tendrán la celebración del Día de la Madre, como aclara Mercedes. Y la idea de Cáritas diocesana y de los Servicios Sociales del Ayuntamiento es que estas mujeres tengan un acompañamiento, “y que salgan en las mejores condiciones, dando sus pasos para que puedan vivir autónomamente”. Lo que en los Sagrados Corazones tienen claro es que no pueden dejar que la gente lo pase mal, “ni esos niños, en la edad que tienen, ellos no tienen la culpa de la situación, y queremos que cuando sean adultos, vivan en paz”.