ACTUALIDAD DIOCESANA

09/02/2024

Manolita Lavado: “Es una satisfacción grande poder recibir a Jesús en mi casa”

El equipo de Pastoral de la Salud de la Unidad Centro Histórico visita todas las semanas a unas 60 familias con enfermos, a los que además de llevar la comunión, hacen una gran labor de acompañamiento y escucha

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN

Desde que Manolita Lavado, de 97 años, no puede acudir a la eucaristía en su parroquia de La Purísima, el equipo de Pastoral de la Salud de la Unidad Centro Histórico se acerca a su casa todas las semanas. Para ella, lo más importante es tomar la comunión, “es una satisfacción grandísima que pueda recibir a Jesús en casa, porque si no, no podría salir”. Es el momento más esperado cada vez que entran a su casa los voluntarios, algunas de ellas, Hijas de la Caridad.

La charla también es una gracia que Manolita espera, y con ellas comparte las noticias que ha visto en la televisión, o los desvelos por sus nietos, sobre todo cuando viajan lejos o se examinan de algo. “Estoy muy contenta de que vengan porque me hacen una compañía maravillosa“.

Manolita y su hija Maruja reciben la visita de sor Avelina

En la última visita de Sor Avelina Martín, Hija de la Caridad que forma parte del equipo de Pastoral de la Salud, Manolita la relata su intensa devoción a San Antonio de Padua, al que reza a diario, y de una manera todavía más especial, a una pequeña imagen que tiene del Sagrado Corazón de Jesús: “En ti confío, le digo a diario”. Manolita insiste en que durante la charla que mantiene con ellas en cada visita, “estoy pensando en recibir la comunión, es lo más grande que hay”.

Lo que más le llena

Y a través de las voluntarias de Pastoral de la Salud también se entera de cómo están otras vecinas, a las que manda recuerdos, y que tampoco pueden salir apenas de casa. Manolita reconoce que ve pasar la vida a través de la ventana de su salón, en su vivienda en la planta baja del barrio de San Bernardo. “Pero lo que más me llena es recibir al Señor, por todo lo que me llena, y para muchos días, hasta que vuelven”. A diario también escucha la misa por televisión.

Manolita sostiene una imagen de San Antonio de Padua al que reza a diario

Junto a su marido Juan Puertas, ya fallecido, estaban muy implicados en La Purísima, y recuerda que desde niña, lo estuvo también en la de San Juan Bautista, “donde me bautizaron, hice la primera comunión y me casé”, ya que su familia vivía en la calle de Arriba.

Sor Avelina Martín es una de las 14 personas que forman el equipo de voluntarios de Pastoral de la Salud en la Unidad Centro Histórico, tres de ellas Hijas de la Caridad. Ella tiene claro las cualidades de una persona que desempeñe esta tarea: “Una persona creyente, cristiana, y que vive su fe con un compromiso, que es estar cerca del que sufre, manifestando la ternura y misericordia de Dios”.

Las cualidades del voluntario

Y comenta que es enviado por la comunidad a la que pertenece, “para que en su nombre esté cerca del necesitado, ofreciendo apoyo, escucha, compañía y amistad”. Además, esta religiosa considera que quien realice este servicio tiene que ser una persona, “de una profunda vida interior, y que experimenta en su vida la gracia y la presencia divina”.

Sor Avelina visita a los enfermos en sus casas

Por otra parte, la persona que visita a los enfermos tiene que ser “muy humana”, argumenta Sor Avelina, además de “amable, hospitalaria, generosa y disponible”. Al respecto, esta Hija de la Caridad recuerda las palabras de San Vicente: “Vuestro servicio tiene que ser con dulzura, cordialidad, comprensión, respeto y devoción, porque en esa persona que visitamos está Cristo“.

Sor Avelina insiste en que cuando visitan a un enfermo, “sabemos por la fe que en el pobre, en el triste o en el solo, está Cristo”, porque como aclara, “el pobre es sacramento de Cristo“. Y asegura que  cuando visita a alguien, “nos parece que vamos a dar algo, pero es el contrario”.

El perfil de los enfermos

En la actualidad, este equipo visita a unas 60 familias, y van de dos en dos, “y la visita depende de la persona, y en mi caso, me gusta visitar casi todos los días a alguien”. El perfil es muy variado, desde personas que viven solas, o matrimonios muy mayores donde uno de los dos tiene demencia. La media de edad de los voluntarios de este equipo de Pastoral de la Salud es de unos 80 años, aunque cuentan con algún joven, “pero nos hace falta gente para continuar esta labor”.

“Nos llega muy dentro el cariño con que nos reciben, la acogida cálida y la alegría del encuentro con nosotros, pero, especialmente, con el Señor del que somos portadoras”, afirma esta religiosa. Porque tiene claro que en el Señor, “encuentran fortaleza, apoyo, consuelo y luz interior para vivir con fe y esperanza esa etapa final”.

Y el apoyo a los enfermos va más allá de visitarlos en sus casas, como detalla Sor Avelina, “también atendemos sus necesidades, como por ejemplo, si necesita que le acompañemos al dentista, o a urgencias, lo que requieran”.

Esta Hija de la Caridad recuerda el lema de este año para la Jornada del Enfermo: “Dar esperanza en la tristeza”, porque cree que hay que ser personas “sensibles al sufrimiento de los hombres, y como cristianos, estamos especialmente llamados a hacer nuestra la mirada compasiva de Jesús, invitándonos a cuidar a quienes están solos, marginados o descartados”.

 

Manolita profesa una gran devoción al Sagrado Corazón de Jesús

 

 

 

 

 

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