ACTUALIDAD DIOCESANA

20/03/2020

Meditaciones ante la crisis del coronavirus

Hemos entrado en un tiempo nuevo como es el “estado de alarma”.

Nuestro gobierno ha tomado esta drástica decisión para frenar la actual pandemia del coronavirus que multiplica diariamente los contagios, provoca la muerte a no pocos infectados y mete el miedo en el cuerpo a toda la ciudadanía.

Este estado de alarma coincide con el tiempo litúrgico de Cuaresma, pero se han suspendido las reuniones de grupos y la liturgia ha quedado bajo mínimos incluso dispensando a los fieles de la obligación de la misa dominical. Se han suprimido todos los actos de piedad popular y las procesiones de Semana Santa que con tanto amor habían programado las cofradías…

Pero… como“todo es gracia”, que dijo el cura rural de Bernanos, debemos aprovechar este tiempo al máximo primero para ser solidarios con los hermanos y luego, por supuesto, para insistir en lo que la Cuaresma nos propone para este“camino hacia la Pascua”: la oración, la limosna y el ayuno.

Para pisar sin miedo este tiempo embarrado, y a la vez esperanzado, hay algunos textos que podríamos que tener presentes:

El Papa Francisco, en su discurso a los jefes de Estado y de Gobierno de los países de la Unión Europea presentes en Italia para la celebración del 60 aniversario del Tratado de Roma (Sala Regia, 24-3-2017), habló de la crisis en general de esta manera:

“Nuestra época está dominada por el concepto de crisis. Está la crisis económica, que ha marcado el último decenio, la crisis de la familia y de los modelossociales consolidados, está la difundida “crisis de las instituciones” y la crisis de los emigrantes; tantas crisis, que esconden el miedo y la profunda desorientación del hombre contemporáneo, que exigen una nueva hermenéutica para el futuro.

A pesar de todo, el término “crisis” no tiene por sí mismo una connotación negativa. No se refiere solamente a un mal momento que hay que superar. La palabra crisis tiene su origen en el verbo griego crino, que significa investigar, valorar, juzgar.  Por esto, nuestro tiempo es un tiempo de discernimiento, que nos invita a valorar lo esencial y a construir sobre ello; es, por tanto, un tiempo de desafíos y deoportunidades”.

El genial Albert Eintein, en unas palabras suyas bien conocidas y comentadas, lo ratifica: “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura.
Es en la crisis donde nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias.

Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar “superado”. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia.

El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto trabajemos duro.

Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla”.

Como tendremos mucho tiempo de reclusión os ofrezco, en en lapágina web: www.semillacristiana.com, algunas meditaciones para leer, orar y comentar. Y que el Señor nos ayude.

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