06/03/2022
A veces la realidad nos golpea y nos desestabiliza. Estos días, con el conflicto tan cerca, con la guerra desatada, próxima, con las personas heridas en la valla de Melilla intentando llegar a un mundo mejor, con los comentarios de algunos medios ante todo esto, con nuestra preocupación selectiva por los dolores de nuestros semejantes,… confieso que dan ganas de retirarse al desierto, abandonarse, encerrarse en una misma y no querer mirar.
Confieso que es esa mi tentación. Cerrar los ojos. Instalarme en que todo pasará. Pero este tiempo de Cuaresma que hemos iniciado esta semana nos pide lo contrario: mirar, sentir, reflexionar, profundizar, buscar a Dios en todas las cosas.
Que no nos pueda el ídolo de la comodidad, de la seguridad, de la autoprotección. Que salgamos de nosotros mismos, que nos atrevamos a mirar a los ojos a los que sufren, a todos los que sufren y nos dejemos afectar.
Y que pidamos fortaleza, para salirnos de las afirmaciones facilonas, de los sentimentalismos de saldo, de la búsqueda de la autoprotección, y que nos expongamos a la tentación, al caos, aferrados a la esperanza, a trabajar por los demás, a buscar razones para seguir confiando en el ser humano.
En la intemperie de estos difíciles tiempos, no nos dejes caer en la tentación y llévanos de tu mano.