ACTUALIDAD DIOCESANA

04/08/2023

Novena jornada en la JMJ: “La Iglesia es esa casa donde resuena el eco de la llamada que Dios dirige a cada uno por su nombre”

Los peregrinos de la Diócesis de Salamanca fueron al encuentro del papa Francisco en la ceremonia de acogida en el parque de Eduardo VII, donde coincidió por primera vez con los cientos de miles de jóvenes llegados de todo el mundo

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN/ LISBOA

A nadie deja indiferente las palabras el papa Francisco, que llegan al corazón de aquellos que le escuchan. Tampoco a su paso por el papamóvil por las calles de Lisboa, donde los peregrinos se emocionan y le aclaman.

Los jóvenes de la Diócesis de Salamanca fueron al encuentro del Santo Padre por primera vez en esta Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa, en el Parque Eduardo VII (Colina del Encuentro). Allí tuvo lugar, a partir de las seis menos cuarto de la tarde, la ceremonia de acogida, a la asistieron más de 500.000 personas llegadas de diferentes países del mundo.

La celebración comenzó con las palabras del patriarca de Lisboa, el cardenal, Mons. Manuel Clemente, que agradeció al santo padre por estar allí ante esos miles de jóvenes.

Cartas de peregrinos

Después, una religiosa subió al escenario con una caja que contenía una selección de las miles de cartas dirigidas al papa Francisco en estos días previos a la JMJ, y que en esta ocasión, representaban a 23 países. A través de los bailarines de la organización, fueron interpretados y leídos algunos de estos mensajes en diferentes idiomas. Esta parte concluyó con la entrega de ese obsequio al santo padre.

La celebración de acogida continuó con un desfile de banderas de los países que han participado, (todos los del mundo a excepción de Maldivas). Además, se acercaron al altar los dos símbolos de la JMJ, la cruz peregrina, y la imagen de la Virgen Salus Populi Romani, que han recorrido las ciudades de diferentes países antes de la celebración de la JMJ, entre ellas, Salamanca donde fue acogida en octubre de 2021.

El pasaje evangelio elegido para esta ocasión fue el de San Lucas 10, 1-12, que dice: En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies”.

El mensaje a los jóvenes peregrinos

El papa Francisco se dirigió a los peregrinos allí congregados en español, al ser la lengua de una gran parte de los jóvenes. Su primera idea fue insistirles en que no están en ese lugar por casualidad: “El Señor los llamó, no sólo en estos días, sino desde el comienzo de sus vidas. Sí, Él los ha llamado por sus nombres”

El pontífice les recordó que a los ojos de Dios, “somos hijos valiosos, que Él llama cada día para abrazar y animar; para hacer de cada uno de nosotros una obra maestra única y original, cuya belleza sólo podemos vislumbrar”.

Su deseo es que en estos días, “sean ecos vibrantes de la llamada amorosa de Dios, porque somos valiosos a sus ojos, a pesar de
aquello que a veces ven nuestros ojos, empañados por la negatividad y deslumbrados por tantas distracciones”. Y añadió,  que sean días en los que tu nombre, “por medio de hermanos y hermanas de tantas lenguas y naciones que lo pronuncian amistosamente, resuene como una noticia única en la historia, porque único es el latido de Dios por ti”.

Para el papa Francisco, la Iglesia, “somos la comunidad de los llamados; no la de los mejores -no, sin duda que no- sino la de los convocados, de los que acogen, junto con los demás, el don de ser llamados“.

“Hay espacio para todos”

En su intervención también confirmó que en la Iglesia, “hay espacio para todos –y, cuando no haya, por favor, esforcémonos para que haya-, también para el que se equivoca, para el que cae, para el que le cuesta”. Y argumentó, que la Iglesia es, y debe ser cada vez más, “esa casa donde resuena el eco de la llamada que Dios dirige a cada uno por su nombre”.

Llega de la cruz de la JMJ

El Santo Padre cree que el Señor no señala con el dedo, “sino que
abre sus brazos; nos lo muestra Jesús en la cruz, y Él, “no cierra la puerta, sino que invita a entrar; no aleja, sino que acoge”.

Asimismo, manifestó que hay una felicidad que Jesús ha preparado, “para cada uno de ustedes; que no pasa por acumular cosas, sino por jugarse la vida”. Antes de concluir, apuntó que todos fuimos llamados por el Señor, “fuimos llamados porque somos amados”. E invitó a los jóvenes a hacer dos cosas: “primero, llamémonos por nuestros nombres y recordémonos unos a otros la belleza de ser amados y valiosos”. Y segundo, “hagamos preguntas a Jesús, que en estos días espera que lo llamemos muchas veces”.

Nueva jornada de catequesis

Los jóvenes salmantinos junto al obispo Francisco Cerro, antes de comenzar su catequesis

Por la mañana, los peregrinos diocesanos participaron en la catequesis (rise-up), en este caso, a cargo del arzobispo de Toledo, Mons. Francisco Cerro, en el parque de Palmela, junto a jóvenes de Granada, Palencia, Toledo y San Sebastián. En esta ocasión, la temática estaba vinculada a la amistad social y la fraternidad universal, “para que seamos cada vez más hermanos”.

Antes de intervenir el prelado, se escucharon varios testimonios, de una misionera, una pareja, un seminarista y una postulante concepcionista. Mons. Francisco Cerro invitó a los jóvenes que hicieran lo que Él os diga, “porque tiene un proyecto de amor para ti, y solo se descubre el gozo de Jesús cuando hacéis lo que Él os diga”.

También subrayó que tenemos el tesoro más grande, “a Jesucristo, y con la vida, hay que dar ejemplo, servir, ser generoso, no ser cotillas, con la escucha…”.

 

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