ACTUALIDAD DIOCESANA

09/11/2023

Orgullosos de su fe en el corazón de Las Arribes

Siete feligreses de Villarino de los Aires y Pereña de la Ribera comparten con la comunidad diocesana lo que representa para ellos formar parte de la Iglesia, donde también colaboran en diferentes tareas pastorales

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN

Ángel González y María del Carmen González están orgullosos de una fe que comparten desde hace 60 años, los que llevan casados. Él es de Pereña, un municipio de Las Arribes, a 93 kilómetros de la capital, y aunque viven en Getafe, pasan gran parte del año en esta localidad. Con motivo de la celebración del Día de la Iglesia Diocesana, el 12 de noviembre, siete feligreses de esta zona fronteriza a Portugal responden al lema de la campaña de este año: “Orgullosos de nuestra fe”.

Ángel González ofrece su tiempo en la parroquia de Pereña de la Ribera

Para Ángel, de 85 años, su fe siempre ha sido inquebrantable, al igual que el vínculo con su pueblo natal. “Cada 14 de mayo, en mi empresa siempre me daban vacaciones para poder ir a Pereña a la fiesta de la Virgen del Castillo“, apunta. Un año fueron mayordomos, y tanto él como su mujer, María del Carmen, son fieles devotos, “a mi Señora del Castillo, la adoro, al igual que toda mi familia”. Y una vez jubilado, que pasa gran parte del año en Pereña, “ayudo a la parroquia en todo lo que pueda”. Desde barrer y limpiar la iglesia o la ermita, etc.

Mª del Carmen se siente muy orgullosa de su fe

Su mujer, María del Carmen, de 84 años, reconoce que la fe vino heredada desde bien pequeña, “yo lo cogí de mis padres y no lo he soltado nunca”. Y así seguirá, insiste, “hasta el día que me vaya”. A ella le gusta colaborar en la parroquia, y en especial, leer el salmo, “antes lo cantaba”. Para ella, la fe hacia Jesús lo es “todo”, y para las vírgenes, “aunque sé que solo hay una, pero me parecen todas muy bonitas”.  A Carmen, formar parte de la Iglesia le aporta “tranquilidad”.

Carmen, Feli, Angelines y Marina en la ermita de Nuestra Señora del Castillo, en Pereña

 

Celebrantes de la Palabra

Angelines Martín es moderadora de las celebraciones de la Palabra en espera de presbítero

Angelines Martín también es de Pereña, donde vive todo el año, y una de sus tareas es la de celebrante de la Palabra. Además, es ministra extraordinaria de la comunión y la lleva a los mayores de la residencia y a los que no pueden salir de sus casas. “También he sido catequista de los niños de comunión y confirmación”, relata. Ella siente que sigue “el camino de Jesús“, y que siempre ha estado en la Iglesia”. A Angelines la fe le ayudó a salir adelante cuando se quedó viuda a los 36 años con sus dos hijos pequeños. Ella es feliz en su tarea pastoral, ayudando a su párroco, José Ramón Mateos.

Desde hace 45 años, Felicidad Hernández, Feli, reside en Villarino de los Aires, fue Sierva de San José y ha pasado toda una vida entregada a su fe en la Diócesis de Salamanca, en Las Arribes, “he entregado mi vida al servicio del Evangelio”.

Felicidad desempeña diferentes actividades pastorales en esta comarca de Las Arribes, a la que ha entregado su vida en los últimos 45 años

En su parroquia ayuda en un amplio abanico de tareas pastorales, que van desde la catequesis a niños y jóvenes, de comunión y confirmación, a la celebración de la Palabra, “un domingo sí y otro no”, según las necesidades. También lleva la comunión a varios municipios de la zona, como Almendra, en su residencia de mayores y en algunas casas; o en Cabeza de Framontanos. Cada fin de semana reparte la comunión a unas 40 personas de todas esas localidades, incluida Villarino, donde acude a la residencia y a domicilios.

Feli está orgullosa de su fe porque cada día “siento más fuerza“, y destaca también la comunidad “humana” y “espiritual” de Villarino de los Aires. Ella sabe que el Señor ha marcado este camino para ella, “lo tengo claro”.

Intensa devoción a Nuestra Señora del Castillo

Elisa Ullán junto a la Virgen del Castillo, en la ermita de Pereña

Elisa Ullán no entiende su vida sin la presencia de su Virgen del Castillo, de la ermita de Pereña. Su fe está muy unida a esa devoción. Y fue allí donde se casó con Francisco Alonso, Paco. Una de las tareas que realiza es el cuidado y limpieza de los templos de su pueblo natal. “En la Iglesia intento colaborar todo lo que puedo”, reconoce. Ella tuvo claro que una vez se jubilara dedicaría todo su tiempo a la parroquia. “Hago la celebración de la Palabra junto a Angelines, y es algo que me aporta mucha paz”, admite. Y siempre que les toca a ellas, cada 15 días, “somos bien acogidas por el pueblo, que siempre viene”.

El marido de Elisa, Paco, realiza otras tareas dentro de su parroquia de Pereña, como por ejemplo, ayudar en el tema de las cuentas. “Y dentro de lo que sepa hacer, para todo lo que se necesite”, subraya.

Marina junto a la pila bautismal en la que fue bautizada, en la iglesia parroquial de Villarino de los Aires

Marina Montes, de Villarino de los Aires, recuerda que desde bien pequeña rezaba el rosario con su madre, y su fe ha perdurado desde entonces. Ella vive en Madrid, pero una importante parte del año la pasa en su pueblo, “yo no tengo vacaciones para mi fe ni para Dios”. Por eso colabora de forma activa en su parroquia. Ella limpia el templo y lee las lecturas, “hago todo lo que me piden y estoy muy orgullosa de ello”. Esta feligresa tiene claro que es vital estar al lado de los demás, “y ayudarles en lo que necesiten”.

El párroco de estos siete feligreses es José Ramón Mateos, que en total tiene seis parroquias: Villarino de los Aires, Pereña de la Ribera, Almendra, Cabeza de Framontanos, Trabanca y Ahigal de Villarino. Sobre estos municipios reconoce que “merece la pena conservar, conocer y vivir”. Y subraya que aunque están lejos de la capital, “son también la Iglesia diocesana y Diócesis de Salamanca”.

 

Angelines y Elisa colaboran como celebrantes de la Palabra

Una enorme gratitud

El párroco José Ramón Mateos siente una enorme gratitud por sus feligreses

Y hacia sus feligreses siente una enorme “gratitud”, y desde hace 14 años que tiene estos destinos pastorales, “se ha reformulado toda mi persona y mi pensamiento, tanto filosófico como teológico”. Este sacerdote diocesano reconoce que la comunidad de sus pueblos es “muy dinámica, y que se siente orgullosa de su fe“. Y José Ramón también reconoce que él se siente orgulloso de ellos. Porque como añade, “ellos tienen una vida de fe y una vida humana que es digna de ser admirada y de ser puesta en valor”.

José Ramón también quiere agradecer a Dios, con motivo del Día de la Iglesia Diocesana, “la fe de las gentes de estas tierras”, porque considera que este grupo humano, “se siente orgulloso de ser cristiano“, y a él le han responsable de ser su párroco. También alaba su manera de estar en el mundo, “y su forma de ser”. Porque con todos estos ingredientes, tiene claro que simboliza la Iglesia de Cristo en Las Arribes del Duero.

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