ACTUALIDAD DIOCESANA

21/04/2023

Parresía apostólica. 20 años en una siembra generosa del Evangelio en las “fronteras” del mundo

La asociación pública de fieles, Parresía Apostólica, celebra su vigésimo aniversario con un variado programa de actos entre los que se encuentra una eucaristía de acción de gracias  el domingo 23 de abril, a las 13:00 horas, en la Casa de la Iglesia. De la mano del sacerdote diocesano Policarpo Díaz, descubrimos este movimiento que surgió en los años 90 en el seno de la Pastoral Universitaria de Salamanca

 

POLICARPO DÍAZ. SACERDOTE DIOCESANO

El movimiento Parresía Apostólica celebra en este fin de semana (22 y 23 de abril de 2023) sus primeros 20 años de vida, con una serie de actividades para dar gracias a Dios y para que -mirando al pasado- seguir caminando con ánimo hacia el futuro.

Los cumpleaños y las efemérides nos avisan de que las realidades perduran en el tiempo. Es cierto que como dice el tango del clásico Gardel, “20 años no es nada”, pero también es cierto que los discernimientos se confirman en la vida y en el tiempo y -por tanto- celebrar que esta realidad eclesial cumple dos décadas es un signo de madurez apostólica que se está verificando con frutos en la vida de personas de distintas edades y latitudes geográficas.

Parresía Apostólica nació y se promulgó en Salamanca, fruto del sueño apostólico inspirado por el Espíritu en un humilde grupo de sacerdotes y laicos, que descubrieron que la evangelización es el alma de la Iglesia y que su vocación es dedicar la vida para que el Evangelio cuaje en los ámbitos “de frontera”, es decir en las personas que habitan en los espacios de la vida ordinaria y laboral en donde lo normal es no creer y confesar a Jesucristo.

Parresía no solo una idea o un conjunto de ideas formuladas en una identidad o en un estatuto y en un ideario apostólico. Es mucho más. Lo ideal es que el lector de este artículo interrumpa la lectura y se asome a la página web oficial de Parresía para conocer con sus propias expresiones y palabras, su identidad: https://parresiaapostolica.com/. Desde el respeto, el cariño y la admiración, escribo estas notas que pueden ayudar a conocer y a valorar este movimiento eclesial nacido en nuestra iglesia particular como riqueza para la evangelización.

    • Celebración diocesana del envío misionero en la Catedral Nueva de Salamanca, preparada por Parresía Apostólica, el 21 de septiembre de 2019.

      Son personas de gran valía humana y enamorados del Señor, tanto que dedican su vida como una opción por anunciarlo en los medios por donde cada uno anda, ya sea un negocio, un trabajo o un grupo de relaciones familiares y humanas.

    • Son gente que caminan, que dan pasos, que evangelizan con su vida, con su testimonio, con su presencia “simpática y empática”, siendo amigos, solidarios, comunitarios, profundos… en medio de la sociedad secularizada e individualista.
    • Parresía ha ido creciendo según los latidos de la Iglesia a través de sus pastores. Con Juan Pablo II aprendió a no cerrar las puertas a Cristo, a no tener miedo e impulsar una nueva evangelización con nuevo ardor, nuevas formas y nuevos métodos. Con Benedicto XVI descubrió la necesidad de hacerse presente en los nuevos escenarios y “areópagos” y con Francisco se siente impulsada a ser una Iglesia en salida, llamada a abrir caminos posibles para las personas en su encuentro con Jesús, estén donde estén y estén como estén.
    • Parresía está en Salamanca, donde brotó y donde pasa el escrutinio eclesial de cuatro obispos diocesanos: Don Mauro Rubio (+) en los orígenes remotos, pidiendo que lo que brotó en la Misión 93 impulsada para toda la diócesis desde la Pastoral Universitaria, se consolidara en un Movimiento. Don Braulio Rodríguez que acompañó los primeros pasos, y también las primeras tensiones. Don Carlos López que -después de tomarse su tiempo tan propio de su rigor eclesial- decretó el documento de elección de Parresía Apostólica como Asociación Pública de fieles y la dotó de un estatuto y aprobó su identidad-. Finalmente, Don José Luis Retana, que en el poco que tiempo que lleva ha podido conocer esta realidad como una riqueza más de lo que el Espíritu ha ido trabajando en esta iglesia particular.
    • Parresía no solo está en Salamanca. Está allí donde hay un apóstol de opción de vida y hace su siembra en forma de sencillos grupos (a veces un sencillo y humilde “tú a tú”, persona a persona) en torno a lo que sea posible en cada persona y en cada espacio y en cada momento. Por eso Parresía está en Salamanca (desde instituciones de la propia iglesia como Ranquines, Pastoral Juvenil, equipo sinodal… hasta espacios laborales de sus miembros: Colegios, farmacias, despachos de abogados…) y así también en  Madrid, en Zafra, en Puebla (Mexico), en Ledesma, en Cantalpino… y ha estado en otros muchos y variados lugares de España (Zamora, Santiago, Arévalo, Vitigudino, Lumbrales, León, pueblos de la Sierra de Francia, Miranda de Azán, Mozárbez, San Pedro de Rozados, Carbajosa de la Sagrada…)  y de Europa (por ejemplo, un miembro que estudió música en Austria…). Ese “estar” no es un estar necesariamente institucional, sino como un sencillo aliento de vida evangélica que se comparte mientras se come, mientras se trabaja, mientras se descansa… y así se implantan las semillas de la Iglesia en forma de sencillas experiencias, pequeños grupos, o diversas acciones.
    • Parresía es vida comunitaria al calor de Jesús y vida apostólica al ardor del Evangelio. Es iglesia en salida, hospital de campaña, escuela de discípulos misioneros, iglesia en medio de las diversas periferias existenciales. Parresía tiene un tinte muy especial en la raíz secular de todo bautizado, y también de quienes siendo sacerdotes seculares, descubren en el “siglo” un campo de trabajo apostólico ministerial.

Enhorabuena y felicidades -querida Parresía apostólica – por estos primeros 20 años. Quien esto firma lo hace intensamente agradecido a Dios por esta obra de la gracia, que humildemente vi nacer y dar los primeros pasos, pero a la que siempre he seguido con interés, respeto, cariño y admiración. En el tiempo en el que he servido a la Diócesis como Vicario de Pastoral, he encontrado siempre en Parresía Apostólica un estímulo y una ayuda. Recuerdo emocionado las dos celebraciones finales de las dos semanas de pastoral que tuve la responsabilidad de animar y dirigir: la creatividad, el uso de lenguajes plásticos y novedosos, la fuerza y la garra del anuncio apostólico… fueron celebraciones preciosas, que todos pudimos disfrutar.

Los sacerdotes diocesanos Pablo Lamamié y Policarpo Díaz, fundadores de Parresía Apostólica

Las personas que configuran esta aventura, las siento y experimento como verdaderos hermanos, de los que he recibido intensamente más de lo que en mi pequeña generosidad haya podido dar. Por todo esto, os felicito, os animo y os doy -de todo corazón- las gracias.

Y me van a permitir que dedique las últimas palabras a Pablo Lamamié de Clairac, al que considero no sólo un hermano en virtud de la fraternidad sacramental y por los 25 años que hemos convivido codo a codo en nuestra formación y en diversas tareas diocesanas (entre las que se encuentran los orígenes y primeros pasos de Parresía, el trabajo en la pastoral universitaria y en la parroquia de San Juan Bautista, el envío a la Sierra de Francia… ) sino mucho más: un amigo entrañable y una persona a la que considero como un regalo de Dios para mi vida y para nuestra Iglesia diocesana. Un apóstol excepcional y único. Un sacerdote diferente y necesario. Un creyente serio y con rigor, sin perder nunca la alegría.

 

 

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Programa del 20º aniversario de Parresía Apostólica

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