06/10/2019
Raúl Román Sánchez. Unidad pastoral San Mateo-La Anunciación del Señor.-En noviembre de 1969 el entonces Obispo de Salamanca D. Mauro Rubio Repullés inauguraba la parroquia de San Mateo*, en el barrio Garrido.
Año y medio antes en marzo de 1968, se había decretado la creación de la parroquia, desmembrando de la parroquia de San Juan de Sahagún, para la constitución de esta nueva parroquia, el territorio comprendido entre estos límites: vía férrea de Medina, Norte de la Estación, General Mola, París, Plaza de Barcelona, Avenida de los Cedros, Federico Anaya, Carretera de Valladolid y fin del término municipal, agregándola provisionalmente a la parroquia de Nuestra Señora de Fátima, pues la parroquia no contaba aún con lugar físico propio.
En agosto de 1969 se nombró al primer párroco que fue el sacerdote D. José Ramos.
En una primera etapa, desde el 6 de octubre de 1969, la parroquia se situó en un sencillo local de unas casas de vecindad junto a la Calle Marcelo Fernández Nieto, en esa zona de la ciudad que crecía de manera exorbitada y hasta descontrolada. Más adelante la parroquia estaría en otros locales en la calle Narciso, y desde 1974 en el templo actual en la calle Begonias, construido con la ayuda, esfuerzo y colaboración de muchos feligreses.
D. Santos Pinto ha sido su párroco durante casi cuarenta años, desde 1973 a 2012. Y desde 2012 lo es Nacho Gómez. Y hubo varios sacerdotes que en diversos periodos estuvieron adscritos a la parroquia como D. Segundo Delgado durante veinte años, D. Ángel Martín, P. Alfonso (OAR), Arnovio, Alberto Holgado...
No podemos olvidar la ayuda de comunidades de religiosos y religiosas que han vivido su fe en esta parroquia y la han animado desde sus ricos carismas (Agustinos, Salesianos, Operarios diocesanos, Jesuitinas, HH. Consolación…)
Los datos son relevantes pero no lo más importante, pues la parroquia ha sido y es un lugar de evangelización y encuentro, que ha permitido a cuantos se ha acercado a ella crecer, madurar, celebrar, rezar, convivir, compartir alegrías y también momentos dolorosos.
Es imposible repasar ahora tanta vida como esta parroquia ha acogido en sus cincuenta años: tantos niños bautizados y jóvenes confirmados, bodas y primeras comuniones, ordenaciones sacerdotales y diaconales, celebraciones de la eucaristía, celebraciones parroquiales, solemnidades de Navidad y Semana santa, la celebración del perdón y la unción de enfermos, la oración por los vivos y por los difuntos, miles de niños y jóvenes que han pasado por la catequesis, las visitas de los sucesivos obispos (D. Mauro, D. Braulio, D. Carlos) o el servicio de la caridad imprescindible para que haya comunidad cristiana.
Y es justo también recordar a los que ya han fallecido y citar a tantas personas que ahora, con su aportación siguen construyendo día a día esta parroquia los catequistas, los miembros de Cáritas y de Pastoral de la salud, de grupos de niños, jóvenes y adultos, los que se encargan de la liturgia, la acogida, la limpieza y el ornato, los miembros de los consejos pastoral y de economía, la gente del coro, todos los que su ayuda personal o económica ayudan a sostenerla, etc.
Y también es momento de recordar esas generaciones de niños, catequistas, animadores, adultos… que siguen haciendo suya la parroquia día a día, a veces desde la distancia física pero en unión de fe y de recuerdo. El Espíritu soplaba ya cuando, visto ahora con los ojos humanos, la tarea era titánica.
El gran crecimiento de la parroquia tuvo como colofón, en 1987, la creación de la parroquia vecina de La Anunciación del Señor, con la que ya desde 2009 forma Unidad pastoral y que hoy comparte esta gozosa efeméride.
Y hoy la misma comunidad parroquial sabe que debe salir de si misma, estar firme, segura y enriquecida. El barrio ha cambiado y hoy se ve enriquecido con numerosos inmigrantes, a la vez que acoge a mucha gente mayor y personas y familias que necesitan ayuda en su día a día; son realidades a las que dar respuesta y retos pastorales y sociales ante los que la parroquia ha de ser abierta, samaritana y misionera, respondiendo así a Jesús como lo hizo San Mateo a la llamada a seguirle.
Como dice el Papa Francisco a los jóvenes, comunidades como la parroquia deben ofrecer caminos de amor gratuito y promoción, de afirmación y crecimiento, desarrollando y potenciando mucho más la capacidad de acogida cordial a los niños, jóvenes y adultos, madres, padres e hijos. Y ser lugar para tantos huérfanos y huérfanas, nuestros contemporáneos, ¿nosotros mismos quizás?:.
Damos hoy, por tanto, gracias al Padre por toda la vida de esta parroquia de San Mateo durante cincuenta años.
* Como dato curioso el nombre de la parroquia retomaba el nombre de la que desde el siglo XII había sido parroquia de San Mateo que, hasta el año 1888 en que se derribó, estuvo situada en el mismo lugar en el que se encuentra la actual Iglesia de San Juan de Sahagún. La imagen de San Mateo que se encuentra en el actual templo proviene de la antigua parroquia derribada.