17/04/2022
Ningún domingo es un día cualquiera, pero mucho menos que ningún otro lo es éste, porque éste es el día en que actuó el Señor y la alegría y el gozo nos llenan el corazón.
Algunos no pudimos participar anoche en la Vigilia Pascual, por trabajo u otras obligaciones, pero nos hemos unido, por supuesto, a la renovación de nuestro Bautismo que muchos de vosotros hicisteis. Ahora se inaugura toda una cincuentena, hasta Pentecostés, en la que estamos llamados a dar un especial testimonio con nuestras vidas, en la familia, con los amigos, en todos los ambientes, de que Jesús ha resucitado y vive para siempre. No podemos amilanarnos ante esta misión tan preciosa a la que el propio Redentor nos envía.
Esta mañana lo veremos plásticamente en muchas plazas de nuestros pueblos, y también junto a la Catedral, cuando el hermosísimo Cristo Resucitado de la Vera Cruz se encuentre con María, que ya será Nuestra Señora de la Alegría. Esa alegría pascual es la que el ángel anuncia a las mujeres que se asoman al sepulcro vacío, y la que se refleja en el Lignum Crucis, la Cruz gloriosa elegida por Dios para salvarnos. Así lo han mostrado nuestras cofradías en esta Semana Santa con su presencia tan significativa en las calles, en un mundo necesitado de Cristo que es Camino, Verdad y Vida, y así deben continuar haciéndolo todo el año.
¡Ha resucitado! Vayamos a anunciarlo. Él va delante de nosotros.
Tomás González, cofrade.