20/11/2020
En el convento de la Vera Cruz de los Padres Mercedarios de Salamanca se conserva una pequeña imagen de la Virgen de la Merced que era conocida con el nombre de “la enfermera”, porque visitaba los domicilios de los enfermos del barrio. Una labor asistencial y caritativa que marcó la vuelta a Salamanca de la comunidad, hace 75 años, y su refundación, que están celebrando en este 2020.
El actual comendador, el padre Enrique Mora, recuerda que la historia Mercedaria es mucho más amplia. “Sabemos que, a finales del siglo XIII, principios del XIV, ya estaba aquí la primera comunidad”, matiza. Y en el capítulo general de 1317, en las actas figura Fray Gonzalo como comendador de los Mercedarios de Salamanca. Según relatan las crónicas de la época, el convento estaba en el arrabal del puente, detrás del río, pero en la época de la conversión de los judíos se produjo el milagro de la Vera Cruz, “y pasaron a vivir en un convento en la calle que lleva dicho nombre”. Como detalla este padre Mercedario, “estaba en lo que hoy ocupa la plaza de la Merced y la calle Vera Cruz, que fue convento Mercedario desde el siglo XV hasta su destrucción en el siglo XV en la Guerra de la Independencia en 1812”.
Pero según relata Enrique Mora, aquella comunidad siguió viviendo unos años en los restos que quedaron del convento, “hasta que se produjeron otros varapalos históricos, como el trienio liberal, con las supresiones que trajo de los religiosos, y luego en 1835, con la desamortización de Mendizábal, que desaparece la comunidad de los Mercedarios”. Fue en ese año cuando, como subraya el actual comendador, “la historia de la Orden desaparece, se oculta, y vuelve a reaparecer en Salamanca en 1945, que es lo que estamos celebrando este año”.
En cuanto a la refundación, el padre Mora señala que la Orden de la Merced vuelve a la ciudad, “con el mismo espíritu con el que se fue, muy vinculado a la Universidad, “es un binomio casi indisoluble”. Asimismo, insiste en que el vínculo Mercedario con la Universidad, con grandes profesores, quedó truncado por los acontecimientos históricos, “y en 1945 volvieron al reclamo de la recién fundada Universidad Pontificia”. Y la vuelta a la ciudad fue humilde, como describe el comendador, con una pequeña comunidad que vivió en diferentes casas. “Los primeros quince días estuvieron, como dicen las crónicas, en la iglesia de Carmen, y después, en un piso de la avenida de Italia, en la calle Jesús y en la avenida de Mirat”, señala.
Su actual ubicación se debe a la familia Blanco: “El padre Elías Gómez les conoce, fueron los benefactores, y el convento se funda el día de San Luis, en junio de 1950, hasta el día de hoy”, apunta este padre Mercedario. Los objetivos de la vuelta a Salamanca eran dos, como enumera Enrique Mora. “Por una parte, volver a la Universidad, y por otra, en el acta de la fundación, la familia Blanco pide a los Mercedarios que se dediquen también a cristianizar esos barrios por entonces denominados de La Glorieta, en los cuáles no había ninguna parroquia, la más cercana era la de San Juan de Sahagún, y esta iglesia de la Merced quería ser semilla de evangelización aquí en Salamanca”, admite.
Ese fue uno de los motivos por los que también se fundó la Esclavitud Mercedaria, “que era la cofradía de devoción a nuestra Madre, que tenía como objetivo la ayuda a los niños pobres, que ha sido el inicio de lo que nosotros queremos celebrar, y que nos sirva de acicate para impulsarnos en nuestra labor redentora en esta ciudad de Salamanca”.
Otro de los padres de la actual comunidad Mercedaria es Miguel Ángel Aguado, quien también recuerda que su convento siempre ha sido una casa de estudio, como un seminario mayor, “un lugar donde intentamos crear un clima de estudio, de oración, de formación para aquellos frailes que se preparan para recibir los votos solemnes y la posible ordenación final”. Pero también matiza que, a lo largo de estos últimos 75 años de historia de refundación, “esta casa no solo ha sido lugar de encuentro de estudiantes, sino también un sitio donde la misma comunidad ha querido dar respuesta a distintas necesidades que a lo largo de la vida han ido surgiendo”.
Y Aguado pone como ejemplos la atención pastoral en puntos como la parroquia a la que pertenecen, la de María Mediadora, o la caritativa en el comedor del Padre Damián, de los Hermanos de los Sagrados Corazones, “que son nuestras vecinas”, y en la actualidad, la labor asistencial que desempeñan en la residencia Madre de la Vera Cruz, “que pertenece a esta casa y que la estamos gestionando desde el punto de vista asistencial y pastoral”. Al respecto insiste ese acompañamiento, “en esa etapa de la vida que también es necesario que sientan el abrazo fraterno y redentor de Cristo, que es el carisma Mercedario”. Otra de sus labores es la de la capellanía de las Mercedarias de la Caridad, que están en la calle Pollo Martín.
La última iniciativa de los padres Mercedarios de Salamanca ha sido impulsar la devoción a María, “porque queremos que la Virgen no solo reine en nuestros corazones, sino comunicárselo también a las personas que se acercan a nosotros”. Miguel Ángel Aguado considera que, en este tiempo de pandemia, “queremos más si cabe que esa devoción llegue al corazón de muchos salmantinos, que nos libere de estas cadenas, de la tristeza y del miedo que nos pueda embargar en este momento, porque Ella es la redentora de cautivos, y la que nos puede enseñar el camino de su Hijo redentor, que nos llama a la libertad de los hijos de Dios”.
La Orden Mercedaria de Salamanca está formada por tres frailes que son sacerdotes y cuatro estudiantes que se preparan en la Pontificia haciendo estudios eclesiásticos. “Tenemos dos frailes más en la residencia, que son mayores, y que están allí mejor asistidos”, subraya este mercedario. Su día a día en el convento de la Vera Cruz, como él mismo enumera, “es vida de oración, de estudio, vida asistencial pastoral en distintos aspectos, como la parroquia, la residencia o la capellanía, así como la devoción a nuestra Madre en esta iglesia”, reitera Aguado.
Este padre asegura que una vez los Mercedarios se instalan en el convento se funda la Esclavitud Mercedaria, “que es una rama terciaria de la Orden de la Merced en la que los laicos quieren asociarse a nuestro carisma”. En este sentido, y como colofón del 75 aniversario del regreso de la comunidad a Salamanca, además de recuperar la Esclavitud Mercedaria, contarán con una nueva titular para la hermandad, obra de los escultores cordobeses, Juan Jiménez y Pablo Porras. “Han confeccionado una imagen de nuestra Madre de tamaño natural, de vestir, que intenta representar, por un lado, la maternidad de María, y un niño, que llamamos Divino Redentor, que sostiene en sus manos”, describe.
Aguado cree que esta imagen va a crear una devoción “muy grande”, porque invitará a la oración, según su punto de vista, “no queremos que la imagen solo sea un instrumento que se quede en instrumento, sino que sea realmente un motivo para acercar más si cabe la misión que tiene María con nosotros de continuar la redención de su Hijo”.
Este sábado, 21 de noviembre, a las 18:00 horas, en la Catedral Nueva se celebrará la eucaristía de acción de gracias del 75 aniversario y la bendición de la nueva imagen, presidida por el obispo de la Diócesis de Salamanca, Carlos López Hernández, y que será retransmitida por el canal oficial diocesano de #YouTube a través de este enlace.
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